¿Qué es el Pluralismo y cómo Construirlo?
El pluralismo efectivo es un sistema político, económico, social y cultural en el que cada uno de estos cuatro ejes debe tomar un valor adecuado, versus el valor contrario
José Antonio Gil Yepes:
En el artículo anterior nos preguntamos si el mundo está frente al ocaso de la democracia, llegando a la conclusión de que la democracia de pluralismo efectivo ligada al capitalismo responsable sigue demostrando que es la mejor forma de gobierno. Son las pseudo democracias (de pluralismo limitado) las que tiñen la imagen de la democracia y son un fracaso para sus pueblos, tanto en lo político como en lo económico. A raíz de ese artículo, recibí múltiples comunicaciones solicitando que definiera las características del pluralismo efectivo.
El pluralismo efectivo es un sistema político, económico, social y cultural en el que cada uno de estos cuatro ejes debe tomar un valor adecuado, versus el valor contrario.
En lo político, el pluralismo efectivo ideal se basa en un régimen de equilibrio entre la anarquía producto del exceso de individualismo o tribalismo (Haití, Libia, Somalia, Líbano, etc.) y el exceso de gobierno (Irán, Corea del Norte, Rusia, China, etc.): Véase El Pasillo Estrecho de Daron Acemoglu y James Robinson, Premios Nobel. Ese equilibrio surge donde el Estado y el gobierno son creados por la sociedad, “de abajo hacia arriba”; por ejemplo, los Estados Unidos, Australia, Canadá y Nueva Zelanda. Véase Instituciones, Cambio Institucional y Desempeño Económico de Douglass North, Premio Nobel. En su defecto, si la Sociedad fue fundada por el Estado (Rey, Señor Feudal o Cacique, etc.), como sucedió en la mayoría de los países, el pluralismo efectivo sólo se alcanza si los súbditos cobran conciencia de sus propios intereses, se organizan y presionan al Leviatán, logrando limitarle sus poderes. Este es el caso de la Magna Carta en 1.215 o de la Constitución de 1.812 en España, bajo la cual los nobles gobernaron en nombre de Fernando VII, hasta 1.814, cuando el Rey desconoció dicha constitución para volver al Absolutismo al ser liberado por Napoleón. Las Monarquías Constitucionales actuales de Europa, incluyendo la española, son ejemplos exitosos de pluralismo efectivo y forman parte de la corta lista de países democráticos, efectivamente pluralistas y de bienestar.
El pluralismo efectivo moderno va más allá del equilibrio de poder entre el Rey y los Nobles; se compone de diversos grupos fruto de la división social del trabajo surgida durante la Revolución Industrial: Empresarios, Trabajadores, Profesionales Liberales, Iglesias, Políticos, Militares, Burócratas y Gobernantes, entre otros. Otras divisiones sociales del trabajo; sea por sexo, raza, región o religión, son primitivas, no son acordes con el pluralismo efectivo moderno. La sociedad moderna, democrática y efectivamente pluralista está compuesta por diversos sectores sociales, con diversos intereses, cada sector está consciente de ellos, está organizado para lograrlos y para cabildearlos ante los otros sectores, en un proceso de toma de decisiones en el cual todos los sectores involucrados o afectados por una propuesta de política, reglamento o ley están representado por sus respectivos liderazgos y éstos son representativos. Obviamente, estas condiciones nunca se han cumplido en los países “en vías de desarrollo”, los cuales son pobres, no porque no tengan recursos, sino porque sus sociedades no forman equipos nacionales dado que la minoría que gobierna excluye los intereses y la representación de los sectores no oficialistas de los procesos de toma de decisiones.
En lo económico, el pluralismo efectivo supone que el Estado es financiado con los impuestos que pagan los diversos sectores plurales y los ciudadanos en función del éxito en sus actividades económicas. Ese éxito depende de que, en el proceso político, las leyes reflejen los intereses de esos sectores, por lo que no debe predominar el afán de poder del poderoso, típicamente manifestado por la inseguridad jurídica sobre el derecho a funcionar o sobre el derecho de propiedad privada, o por el exceso de regulaciones o de estatismo. En el caso de Venezuela, el monopolio que ha mantenido el Estado sobre el petróleo ha resultado casi en un seguro de fracaso del pluralismo efectivo porque así el Estado venezolano no depende del éxito ni de los impuestos que le paguen sus contribuyentes, sino de sí mismo. A este seguro de fracaso se le une la sobrevaluación de la moneda, mediante la cual los gobiernos que han manejado al Estado venezolano por los últimos 100 años se han asegurado de que sólo la actividad más competitiva, el petróleo, represente más del 90% de nuestras exportaciones y de la generación de divisas = poder. En México, el petróleo-Pemex, sólo representan en 7% de las divisas que entran al país. Por eso AMLO no pudo hacer lo que se sospechaba que haría.
En lo social, el pluralismo efectivo supone una sociedad horizontal con una trama de relaciones muy tupida en la que cada sector, privado o público, interactúa y hace alianzas con cualquier otro. Este es un tejido fuerte que representa el mayor potencial de seguridad y defensa de cualquier país; por ejemplo, Suiza. En el caso de las sociedades de pluralismos limitados o autoritarias el tejido es predominantemente vertical, cada sector se relaciona con el gobierno, a ver cómo hace para conseguir lo que le interesa y sin mayor seguridad jurídica de que lo consiga, a menos que sea parte de la red de clientelismo político. Esta trama social es un tejido con hilos en una sola dirección, como ha sido el caso de Venezuela: Véase Seguridad y Desarrollo: El Reto de la Coordinación de Sectores, José Antonio Gil Yepes. Por eso, los partidos venezolanos han colonizado la mayor cantidad de grupos sociales posible, como los sindicatos, los colegios profesionales, las asociaciones de vecinos, etc., proyectando así una imagen de que esos grupos pluralistas existen, pero son controlados desde adentro por los partidos.
En lo cultural, en las sociedades de pluralismo efectivo predomina una combinación de los tres componentes del moto de la Revolución Francesa: Libertad, Igualdad y Fraternidad. En términos contemporáneos, se trata de armonizar a los componentes opuestos pero inseparables de la díada libertad-igualdad a través de una solidaridad inteligente que sabe que el exceso de libertad-poder-propiedad crea grandes desigualdades que subvierten al sistema, por lo que lo racional es ser solidarios, no dejar a nadie fuera del convite; una combinación de filiación con logro que daría como resultado el poder para los ilustrados que así se dispongan a hacer política. Para lograr este cambio cultural motivacional se necesita desarrollar inteligencia emocional, de la que disponemos muy poco. Lo contrario es buscar el poder por el poder, sin consideración de que la política es para construir una mejor sociedad ocupándose de apoyar a la población en la solución de sus problemas cotidianos.
Todo esto para decirles que no podemos caer en el facilismo de asumir que “esto” va a cambiar o arreglarse sólo porque cambie el gobernante. Hemos cambiado 13 veces de régimen político desde la Independencia y “mire Ud. donde estamos”. Para que surja el pluralismo efectivo no sólo necesitamos un gobernante ilustrado sino unos sectores conscientes de sus intereses, organizados y capaces de movilizarse para poder obligar a quien sea que nos gobierne a firmar y respetar nuestra Magna Carta. Fortalezcamos pues a nuestras cámaras empresariales, colegios profesionales, sindicatos y a toda organización sectorial que pueda representar los intereses de cualquier colectividad ciudadana. Y busquemos crear alianzas dentro y entre ellas para tener el poder para poder ponerle la mano en el pecho al Leviatán. El poder no se delega ni se reparte, se conquista.-
@joseagilyepes