Opinión

Brasil Hacia dónde va su política exterior

El tema venezolano es espinoso para diplomacia brasileña y la enfrenta a un dilema, que deberá dilucidar al breve plazo, sobre todo luego de más de un mes de silencio diplomático

Jesús Mazzei:

Brasil indudablemente, es uno de los países del mundo que tiene una mayor y excelente articulación con el exterior, con una estructura burocrática sólida y seria, en materia de política exterior, además un conglomerado humano profesional e institucional y excelentes negociadores en el área bilateral y multilateral, lo que hace en su accionar internacional excepcional de su política exterior por ello, son tan admirados por tantos países.

Por otra parte, hay una serie de principios en ese sentido, que lo han guiado desde hace por lo menos 38 años, en forma continua sobre todo, después de la redemocratización en 1985, en el gobierno de José Sarney, en adelante, solo con el paréntesis o una ruptura en alguno de sus principios del gobierno de Jair Bolsonaro, en el mantenimiento de esos principios, para generar una sólida inserción internacional de una forma más coherente, estos valores, se han ido adaptando o aggiornando a lo largo del tiempo y sobre todo, desde la década de los 90, aun cuando estos manteniéndose inalterables, se ajustaron a un orden internacional en constante transformación, hoy más complejo y lleno de incertidumbres.

Con el tiempo, estos cobraron una gran relevancia dado el proceso de redemocratización que vivió Brasil. Tanto en los años de los Gobiernos de Sarney, Collor de Mello, Itamar Franco, y Cardoso, como posteriormente en los gobiernos del PT, se les han dado un cariz más acorde a los nuevos y complejos temas de la arena internacional. Michel Temer mantuvo una política exterior de transición. Lula y la presidente Dilma Rousseff con la visión más social de la democracia que por ejemplo que Bolsonaro. Visión que giro o dio vuelta, en el gobierno de Bolsonaro, hacia un aislacionismo y que ahora en el tercer y nuevo gobierno de Lula, en su tercera administración, se retoma, los principios históricos de la política exterior brasileña, sobre todo después de la redemocratización en 1985.

Ahora bien, la nueva política exterior de Lula, se inicia en un contexto o entorno histórico e internacional, diferente al del año 2002, cuando resultó victorioso con una holgada mayoría y que repitió 4 años después. En el año 2022, el panorama es diferente, obtuvo una victoria cerrada con un margen del 1.2%, que le ha dado al presidente Lula, la oportunidad muy a pesar de tan estrecho margen del resultado, le ha dado, pues, la ocasión, sin embargo, de dar un giro de 360 grados, a la política exterior haciéndola más activa y altiva, en estos más de dos años, con las mismas premisas de sus primeros dos gobiernos.

Ahora bien, los principios rectores que han regido y guiado, históricamente la política exterior del Brasil y que son sus ejes en la formulación e implementación son los siguientes:

Pacifismo: Se fundamenta en la no-confrontación, en la búsqueda de soluciones pacíficas negociadas de las controversias, la condena del uso de la fuerza para la obtención de resultados externos.

El universalismo: entendido este como el todo el acervo de contactos bilaterales que constituyen el patrimonio del Brasil. También la diversidad de contactos bilaterales sirve para la realización de los intereses nacionales. Y finalmente esta vocación universal, encuentra sus raíces en el hecho que los brasileños consiguieron establecer relaciones pacíficas e instrumentalizadas con países situados en todas partes del mundo. Brasil ha desarrollado una vocación universalista de acción internacional.

Juridicismo: respeto a los tratados y convenciones, entendidas como manifestaciones sacrosantas del Derecho Internacional y que son asumidas por la voluntad nacional. Los tratados, convenios son vistos como instrumentos jurídicos que buscan acuerdos con factibilidad de cumplirse y que sean favorables a ambas partes.

Realismo y pragmatismo: acciones vinculadas a los intereses nacionales. Se abandona la idea de construcción y el uso del papel de potencia del país, para ganancias internacionales, se despolitiza y desideologiza la acción internacional.

Autodeterminación y no intervención: son alimentados por el carácter pacifista de la política exterior y sobre todo por el realismo que ilumina a su ejecutoria internacional.

Pero hoy esa política exterior se pone a prueba y busca calibrar el verdadero liderazgo regional del Brasil, por el caso Venezuela, en efecto, varios de estos principios están en juego por lo menos dos de ellos, el realismo y el pragmatismo, que enfoque se le dará sobre principios históricos defendidos por la diplomacia brasileña (la democracia, los derechos humanos, transparencia electoral alternabilidad entre otros) y otro elemento sí la evolución de la relación política del principal decisor de política exterior, en este caso el Presidente y su ejecutante el Canciller, se va a mantener inalterable, como esta percepción que ha tenido sobre la democracia venezolana de va a mantener (un gobierno autocrático más no totalitario aún, sino la profundización del mismo, siguiendo la literatura de ciencia política, que por estos días ha explicado excelentemente y muy exhaustivamente mi apreciado colega John Magdaleno). Privarán, entonces, los intereses o la lealtad ideológica del PT, o los principios de carácter histórico en las propuestas brasileñas en materia internacional que son parte de su acervo. Este es el gran dilema y se presenta como el talón de Aquiles del accionar internacional de Lula en los tiempos que corren, sobre todo desde el mes de enero.

En ese mismo orden de ideas, el escenario político venezolano está afectó tanto la política exterior, como la marcha de la campaña electoral y según muchos analistas brasileños, está acentuando el clima de polarización interna en el Brasil, que eventualmente, que favoreció a los candidatos del partido liberal y a los de centro derecha, en detrimento del PT, como afirman estos dos académicos brasileños Para Carol Pedroso, profesora de Relações Internacionais da Universidad Federal de São Paulo (Unifesp),…” a mudança na postura de Lula em relação a Maduro pode ser explicada, em parte, pela polarização política interna no Brasil.Segundo ela, à medida que a direita se organizou no Brasil e passou a focar na proximidade de Lula com líderes como Hugo Chávez ou Nicolás Maduro, o custo para manter as relações como eram ficou mais caro.“A polarização política no Brasil é um dos elementos que complicam qualquer posicionamento em relação à Venezuela”, explica Pedroso.»Nos dois primeiros mandatos de Lula, as alianças internacionais dele não eram alvo de críticas tão pesadas. Agora, o tema é instrumentalizado pela direita brasileira.».

A pesquisadora Stephanie Braun, doutoranda em Relações Internacionais pela Universidade do Estado do Rio de Janeiro (Uerj), concorda que «o aumento na polarização política no âmbito doméstico brasileiro, aliada a um incremento na voz da opinião pública sobre temáticas internacionais, acaba pressionando o governo e faz com que as atitudes sejam muito bem pensadas e elaboradas antes de serem colocadas em prática».

«A polarização torna maiores os custos de manter alianças em alguns tabuleiros regionais», diz Braun….”. En general, los intelectuales y académicos brasileños en ciencia política y relaciones internacionales, se muestran muy críticos del rumbo de la política exterior brasileña, en particular con Venezuela, pueden señalizarse, organizaciones tan prestigiosas como el CEBRI, intelectuales y académicos de la talla de Feliciano Sá Guimarães y Hussein Kalout, Denilde Holzhacker para sólo citar tres. Esta última, académica en relaciones internacionales de ESPM, afirmo, en una entrevista ”… a postura do governo é cautelosa, mas aponta que Lula falha em não cobrar de forma mais enfática a manutenção da democracia no país vizinho. «O governo brasileiro tem usado aí uma estratégia de manter uma certa cautela nas ações com relação a ao Venezuela, para não ampliar ainda mais o conflito. Mas a gente já poderia ter, por exemplo, sinalizado um apoio maior para a oposição nos órgãos internacionais é ter feito uma nota mais contundente com relação a questão da embaixada…». A esto debemos agregar la posisición de diplomáticos de indudable prestigio como Paulo Roberto de Almeida quié, afirmo “…O Lula tem a sua diplomacia personalista, diminuída sistematicamente desde que ele começou. Convocou uma reunião em maio de 2023, para refazer a Unasul, que foi um fracasso. O Celso Amorim e Lula têm uma postura dúbia em relação à Venezuela, que se mantém até hoje”, criticou o Diplomata…”

Un resultado de esto, fue la convocatoria a la Comisión de Relaciones exteriores tanto del Canciller Viera como del asesor de Planato Celso Amorín ”… A Comissão Relações Exteriores do Senado aprovou o convite para que o ministro das Relações Exteriores, Mauro Vieira, e Celso Amorim sejam ouvidos sobre a posição do Brasil em relação ao regime de Maduro.A comissão tem maioria governista, mas também é composta por alguns dos principais opositores do governo Lula, como a ex-ministra da Agricultura Tereza Cristina (PP-MS) e o ex-vice-presidente Hamilton Mourão (Republicanos-RS)…”, acérrimos opositores del gobierno de Lula, que buscarán sacarle rédito político, a esa interpelación parlamentaria, que por cierto será publica y abierta, al conocimiento de la sociedad civil y luego publicada en la página web del Itamaraty.

La crisis venezolana llevó al presidente Lula, a reunir de emergencia en el mes de septiembre a su gabinete de política exterior, entre los que cabe mencionar al ministro consejero Audo Araújo Faleiro, jefe adjunto de la oficina de asesoría Internacional del Planato, quién conoce el país, diplomático ya estuvo acreditado en Caracas, y que conoce las particularidades de la política venezolana, a la Secretaria- General del Ministerio de Relaciones Exteriores, la Embajadora Maria Laura da Rocha, no estuvieron presencialmente ni Mauro Viera y Celso Amorim, por compromisos contraídos en el exterior, conversaron sobre el caso venezolano y la próxima Asamblea de las Naciones Unidas, entre otros temas y en los siguientes meses que no dejan a las claras cuál será la posición brasileña después del 10 de enero de 2025.

Finalmente, como se observa el tema venezolano es espinoso para diplomacia brasileña y la enfrenta a un dilema, que deberá dilucidar al breve plazo, sobre todo luego de más de un mes de silencio diplomático (que me parece prudente y que algunos no entenderán tanto desde el punto de vista diplomático como desde el punto de vista de la acción de diplomacia presidencial, donde hay mayores connotaciones políticas locales, regionales y hemisféricas) al publicar este artículo, ya casi a fines de año se ha hecho notar un prudente o discreto silencio, veremos sí hay resultados en el accionar diplomático a corto o mediano plazo, sobre todo de cómo observaremos la evolución política venezolana a lo largo del año 2025.-

jesusmazzei@gmail.com

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