El Cónclave y la fumata vaticana
León XIV, quien nos convoca y nos alienta hacia el futuro, en tiempos convulsos, bajo el signo de la paz y ante la amenaza de grandes desafíos que exigen unidad, valentía y decisión en la defensa de la dignidad humana: ¡un Papa para el momento que vive la Iglesia!
Alberto Arteaga Sánchez:
La elección de León XIV, la muerte de Francisco y las incidencias del Cónclave de la Iglesia Católica, hoy al alcance de todos por el poder y la penetración de los medios y redes sociales, unen el presente con el mundo de mis recuerdos y vivencias del pasado.
Durante varias semanas, fuimos partícipes del dolor por la desaparición de un Papa y seguimos paso a paso la elección de su sucesor, en una secuencia de emociones, en la que se mezcla la tradición con el simbolismo de fórmulas y ritos de profundo significado.
Hoy nos resultan familiares las expresiones latinas de ¡extra omnes!, ¡habemus papam! y ¡annuntio vobis gaudium magnum…!.
En el plano personal los acontecimientos de estos días me han hecho recordar otro Cónclave y otra fumata vaticana.
En el año 1958, me encontraba en Roma y tuve la suerte de vivir la experiencia de la elección de un Papa y, con un compañero de Barquisimeto, estuve presente en el ángelus del primer día de Juan, en el propio Palacio Apostólico.
Soplaban vientos de cambio y había concluido el pontificado de Pío XII, iniciado con la segunda guerra mundial, en 1939. Era un Papa de gran prestigio intelectual, políglota, diplomático, distante, no por soberbia, sino por las circunstancias y por su personalidad que llenaba todos los espacios.
Quien sería el elegido?. Recuerdo con toda claridad que en los listados de mayor circulación aparecían los nombres del Arzobispo de Génova, Giuseppe Siri, del Cardenal y Patriarca armenio Gregorio Agagianian e, inclusive, de Juan B. Montini, quien no era cardenal y había sido Secretario de Estado de Pío XII.
La tarde del cuarto día del Cónclave con 51 cardenales, el 28 de Octubre de 1958, presente allí en la Plaza de San Pedro, puedo dar fe del desconcierto general acrecentado por la confusión de la fumata, que no fue blanca, sino oscura o indefinida, cuando se anunció el nombre de nuevo Papa, Angel José Roncalli, de 76 años, quien asumió el nombre Juan XXIII. El dictamen de los expertos fue el de un Pontífice para la transición, la cual se concretó en el aggiornamento de la Iglesia y la convocatoria del Concilio Vaticano II.
El 8 de mayo de 2025, en un nuevo Cónclave de 133 cardenales, resultó electo un estadounidense y peruano, como nuevo Pontífice, Robert Francis Prevost, con el nombre de León XIV, quien hoy también nos convoca y nos alienta hacia el futuro, en tiempos convulsos, bajo el signo de la paz y ante la amenaza de grandes desafíos que exigen unidad, valentía y decisión en la defensa de la dignidad humana: ¡un Papa para el momento que vive la Iglesia!.
Mayo de 2025
