Leon XIV
No escogió su nombre al azar León XIV, de León XIII, el santo padre que redefinió el rol de la iglesia en la modernidad a fines del siglo XIX, que estudió y reflexionó sobre la cuestión obrera, en la Rerum Novarum

Jesús Mazzei:
El pasado 8 de mayo del año en curso, se eligió al nuevo sucesor de Pedro, tras el
fallecimiento del Papa Francisco, el Cardenal Robert Francis Prevost Martínez, la
feligresía cristiana a recibido esta noticia con júbilo, León XIV, con herencia
múltiple (estadounidense, española, francesa, italiana y nacionalizado peruano),
políglota, culto y bien formado, con dos licenciaturas y una maestría, doctor en
derecho canónico y con gran experiencia pastoral y en el gobierno de la curia
romana. De la orden de los agostinos. Estudioso de dos de los principales
teólogos de la iglesia: San Tomas y San Agustín. Tenemos un Papa, para un
tiempo nuevo, contemporáneo y que vive el cambio de época en el que estamos
inmersos. Tiempos complejos y complicados, desde el punto de vista geopolítico y
geoeconómico.
No escogió su nombre al azar León XIV, de León XIII, el santo padre que
redefinió el rol de la iglesia en la modernidad a fines del siglo XIX, que estudió y
reflexionó sobre la cuestión obrera, en la Rerum Novarum; la justicia social,
inmerso en pleno proceso de la revolución industrial en su tercera etapa (la edad
del acero, la electricidad, la ingeniería pesada) y primera globalización, de acuerdo
a la conceptualización de la Dra. Carlota Pérez, “Revoluciones Tecnológicas y
capital financiero, México, D. F, Siglo XXI, 2003”.
En efecto, esa encíclica que me tocó leer, con mis contemporáneos que nos
consideramos unos privilegiados en la formación socialcristiana, que recibimos y
porque bebimos del pensamiento de la Doctrina Social de la Iglesia fuente
primigenia en nuestro acervo ideológico-político, a través de diversos cursos en
el IFEDEC a fines de los años 70, y de maestros de la talla, como Arístides
Calvani, Enrique Pérez Olivares, Rafael Caldera, y de leer a Luis Herrera
Campins, Guillermo Yepes Boscán y, tener clases con guías excepcionales como
Amalio Fiallo, Pedro Méndez, Pedro Luis Chinaglia, Vicente Mujica, Félix Rivera S,
María Calvani de Rivero, Haydee Castillo, José Rodríguez Iturbe, y mi apreciado
colega Carlos Zerpa, entre otros grandes profesores e instructores, que tuvimos a
lo largo del tiempo en los diversos cursos que tomamos en el IFEDEC.
Debo mencionar, asimismo, aquí un aporte singular e intelectual, importante del
Dr. Ricardo Combellas, en tu tesis doctoral “COPEI Ideología y Liderazgo”, de
1985, por ser un estudio pionero, y además de la lectura de pensadores cristianos
como Jacques Maritain, Emanuel Mounier, Teilhard de Chardin, Ignace Lepp, entre
otros grandes pensadores cristianos del siglo XX, que he leído.
Igualmente, en mis estudios de ciencia política, en octavo semestre, cursé como
materia electiva, un curso monográfico sobre la Democracia Cristiana, dictado al
inicio por unos de mis brillantes maestros a lo largo de mi carrera de estudios
políticos el Dr. Eloi Lengrand y continuado y finalizado, por el Dr. Arturo Sosa s.j,
luego a inicios de los 80, me tocó realizar posteriormente, un curso de un año, en
1989, en el IFEDEC de Ideología, Doctrina y Programa, coordinado por el Dr,
Santiago Ortega, donde tuvimos un fin de semana un curso completo con
Monseñor Mario Moronta, sobre Doctrina Social de la Iglesia, un verdadero lujo.
Por supuesto, las lecturas de las diversas encíclicas papales recogidas en el
volumen 11 Grandes Mensajes y otros textos.
Pues bien, el Papa León XIII, supo leer su tiempo y momento, por ello, produjo esa
gran encíclica Rerum Novarum, que influyó en el desarrollo del pensamiento
social de la iglesia en el siglo XX, y las que vinieron, como: Pacem in Terris,
Matter Magistra, Laborem Exercens, Sollicitudo Rei Socialis, Populorum
Progressio, Centesimus Annus, entre otras, y nos es un azar, que el Cardenal
Prevost, escogiera, repito, el nombre de León XIV, sus primeras homilías,
discursos, nos dan un hilo conductor de lo que será su magisterio, un pontificado
marcado por el logro de una “paz desarmada y desarmante”, el claro desafío del
nuevo cambio tecnológico que implica la inteligencia artificial, en una globalización
inmersa en el cambio de la Tics, la revolución digital, la neonatología, la revolución
de los nuevos materiales, el cambio de la economía mundial, la importancia del
sector servicios en el nuevo comercio internacional, lo conflictos geopolíticos, el
logro de la justicia social, la dignidad de la persona humana, en fin es un nuevo
tiempo desafiante.
Debo subrayar un aspecto de la doctrina social de la iglesia, confronta y debate, a
ambas tanto el marxismo al cual considera una ideología atea, materialista,
alienante, generadora de los regímenes políticos más autoritarios de la historia
universal ( URSS y sus satélites Cuba , Nicaragua), y al liberalismo, manifiesta,
que el mercado debe ser regulado y no dejado a las fuerzas libres, sino con visión
colaborativa, y el estado el cual debe tener un rol subsidiario y que cumpla una
función social. Diríamos en lenguaje contemporáneo, una sinergia entre ambos. El
marxismo es incompatible con la doctrina social de la iglesia.
Entre otras cosas ha dicho ”… La tragedia de la II Guerra Mundial terminó hace 80
años con 60 millones de muertos. En el escenario de una tercera guerra mundial
en trozos, como decía Francisco, me dirijo a los grandes del mundo repitiendo:
nunca más la guerra”, ha clamado el Pontífice.
León XIV, ha pedido “una paz auténtica, justa y duradera» en Ucrania. «Que sean
liberados los prisioneros de guerra y que regresen los niños», ha reclamado.
También ha abogado por que cese «inmediatamente el fuego en Gaza», que se
permita la entrada de ayuda humanitaria y que se libere a todos los rehenes. Del
mismo modo, el Pontífice ha acogido con alegría el alto el fuego entre Pakistán e
India. “Ojalá que con las negociaciones alcancen un acuerdo duradero", ha dicho,
y ha pedido a la Virgen María, Reina de la Paz, que nos otorgue el don de la paz”.
Asimismo, ha afirmado, además, “Existe «la falta de fe» que «a menudo lleva
consigo dramas» como «la pérdida del sentido de la vida, el olvido de la
misericordia, la violación de la dignidad de la persona en sus formas más
dramáticas», enumeró el Pontífice, que no olvida «la crisis de la familia y tantas
otras heridas que acarrean no poco sufrimiento a nuestra sociedad». Y hay
también «contextos en los que Jesús, aunque apreciado como hombre, es
reducido sólo a una especie de líder carismático o superhombre», y esto «no sólo
entre los no creyentes, -subrayó León XIV- sino incluso entre muchos bautizados,
que de ese modo terminan viviendo, en este ámbito, un ateísmo de hecho…”.
Posteriormente afirmó, “…Este es el mundo que nos ha sido confiado, y en el que,
como enseñó muchas veces el Papa Francisco, estamos llamados a dar
testimonio de la fe gozosa en Jesús Salvador. Por esto, también para nosotros, es
esencial repetir: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo» (Mt 16,16)….”
“…Antes de explicar cuál es la misión que la Iglesia debe llevar a cabo hoy, el
Pontífice se detuvo en Cristo, único Salvador y el que nos revela el rostro del
Padre», aquel en quien «Dios, para hacerse cercano y accesible a los hombres, se
nos reveló en los ojos confiados de un niño, en la mente inquieta de un joven, en
los rasgos maduros de un hombre», que luego se apareció «a los suyos, después
de la resurrección» y «mostrando así un modelo de humanidad santa que todos
podemos imitar». Sin olvidar la «promesa de un destino eterno que supera todos
nuestros límites y capacidades…”
El pasado lunes 12 de mayo de la semana, en un encuentro con más de 6.000
comunicadores, en la sala Paulo VI, afirmó entre otras cosas, importantes lo
siguiente “…Antes de explicar cuál es la misión que la Iglesia debe llevar a cabo
hoy, el Pontífice se detuvo en Cristo, «único Salvador y el que nos revela el rostro
del Padre», aquel en quien «Dios, para hacerse cercano y accesible a los
hombres, se nos reveló en los ojos confiados de un niño, en la mente inquieta de
un joven, en los rasgos maduros de un hombre», que luego se apareció «a los
suyos, después de la resurrección» y «mostrando así un modelo de humanidad
santa que todos podemos imitar». Sin olvidar la «promesa de un destino eterno
que supera todos nuestros límites y capacidades… ”. Y aprovechó la ocasión para
reiterar “la solidaridad de la Iglesia con los periodistas encarcelados por buscar e
informar de la verdad”, para ellos el Papa pidió su liberación.
El domingo pasado 18 de mayo, en la misa del inicio de su ministerio petrino del
obispo de Roma, León XIV, el nuevo Papa afirmó varias ideas interesantes, la
primera “…Fui elegido sin tener ningún mérito y, con temor y trepidación, vengo a
ustedes como un hermano que quiere hacerse siervo de su fe y de su alegría,
caminando con ustedes por el camino del amor de Dios, que nos quiere a todos
unidos en una única familia.
Amor y unidad: estas son las dos dimensiones de la misión que Jesús confió a
Pedro….”
Y la otra, ”… En nuestro tiempo, vemos aún demasiada discordia, demasiadas
heridas causadas por el odio, la violencia, los prejuicios, el miedo a lo diferente,
por un paradigma económico que explota los recursos de la tierra y margina a los
más pobres. Y nosotros queremos ser, dentro de esta masa, una pequeña
levadura de unidad, de comunión y de fraternidad. Nosotros queremos decirle al
mundo, con humildad y alegría: ¡miren a Cristo! ¡Acérquense a Él! ¡Acojan su
Palabra que ilumina y consuela! Escuchen su propuesta de amor para formar su
única familia: en el único Cristo somos uno. Y esta es la vía que hemos de recorrer
juntos, unidos entre nosotros, pero también con las Iglesias cristianas hermanas,
con quienes transitan otros caminos religiosos, con aquellos que cultivan la
inquietud de la búsqueda de Dios, con todas las mujeres y los hombres de buena
voluntad, para construir un mundo nuevo donde reine la paz….”. Para sólo citar
dos ideas fundamentales de su homilía dominical.
En fin, discursos y homilías densas, deseo culminar con la palabras del cardenal
Pietro Parolin, quien afirmó en una entrevista al Giornale di Vicenza, sobre el
nuevo pastor de la iglesia ”… Luego tuve la oportunidad de colaborar directamente
con él en los últimos dos años, después de que el Papa Francisco lo llamara a
Roma y lo pusiera a cargo del Dicasterio para los Obispos. Pude experimentar en
él el conocimiento de las situaciones y de las personas, la calma en la
argumentación, el equilibrio en la propuesta de soluciones, el respeto, la
atención y el amor hacia todos. Creo que el Papa León XIV, además de la gracia
del Señor, encontrará en su gran experiencia de religioso y pastor, así como en el
ejemplo, la enseñanza y la espiritualidad del gran Padre Agustín – a quien citó en
sus primeras palabras – los recursos para el desempeño eficaz del ministerio que
el Señor le ha confiado, para el bien de la Iglesia y de toda la humanidad. Estamos
cerca de él con nuestro afecto, nuestra obediencia y nuestras oraciones…” Dios
ilumine al Santo Padre en su misión apostólica.-
jesusmazzei@gmail.com