Cultura Católica

Un fragmento del libro de Qohelet en Qumrán podría datar del siglo III a.C.

Una combinación de datación por radiocarbono y análisis paleográfico mediante inteligencia artificial ha permitido reevaluar la antigüedad de varios manuscritos de Qumrán. Entre ellos, un fragmento del libro de Qohelet podría ser considerablemente más antiguo de lo que se creía hasta ahora

La investigación ha deparado resultados sorprendentes gracias al trabajo de un equipo dirigido por el especialista en Antiguo Testamento y judaísmo Mladen Popovic, de la Universidad de Groninga. El grupo ha analizado dos fragmentos hallados en Qumrán: el 4Q114, con un pasaje del libro de Daniel, y el 4Q109, que contiene palabras del libro de Qohelet.

La novedad del estudio reside en la combinación de dos técnicas: la conocida datación por radiocarbono y un innovador análisis paleográfico realizado mediante inteligencia artificial. Esta herramienta ha sido entrenada con 24 textos antiguos de datación conocida, lo que ha permitido una identificación más precisa de las características escriturarias.

Según los datos publicados por la revista científica PLOS One, el fragmento del libro de Daniel podría fecharse entre los años 230 y 160 a.C., una cronología muy cercana a la supuesta redacción de su última parte. En cuanto al fragmento de Qohelet, los resultados apuntan al siglo III a.C., lo que lo situaría también muy próximo al momento de la composición original del texto bíblico.

Enoch, el modelo que aprende a fechar manuscritos

El modelo, desarrollado por un equipo internacional dirigido desde la Universidad de Groninga, combina métodos de datación por radiocarbono y análisis de escritura para fechar manuscritos antiguos con una precisión inédita.

El estudio publicado por la revista PLOS One presenta un modelo de inteligencia artificial denominado Enoch, diseñado para predecir la cronología de manuscritos antiguos como los encontrados en Qumrán. La investigación, coordinada por el profesor Mladen Popović, ha contado con la participación de expertos en inteligencia artificial, química analítica, filología y teología de varias universidades europeas.

El objetivo central ha sido superar las limitaciones de la paleografía tradicional, un método que, pese a su utilidad, depende en gran medida de la experiencia subjetiva del experto. Dada la escasez de manuscritos con fechas explícitas o contexto arqueológico claro, el equipo recurrió a una doble vía: emplear la datación por radiocarbono y traducir los patrones gráficos de la escritura antigua a parámetros estadísticos analizables por un algoritmo.

El modelo ha sido entrenado a partir de 24 manuscritos datados con precisión mediante radiocarbono, cuyas imágenes multiespectrales fueron tratadas para aislar los trazos de tinta del fondo material. Posteriormente, se extrajeron dos tipos de características: la forma global de los caracteres y la curvatura microscópica de los trazos. Estos datos fueron usados como entrada para una regresión bayesiana que permite predecir fechas con márgenes de error muy reducidos.

Las pruebas de validación confirman que Enoch acierta en el 79 % de los casos cuando sus resultados son comparados con evaluaciones paleográficas independientes. El margen de error medio es inferior a 31 años, y en algunos casos se reduce a 28.

Uno de los logros más notables del modelo es que muchas de sus dataciones sitúan los manuscritos en épocas anteriores a las que tradicionalmente se han propuesto en los estudios académicos modernos. Por ejemplo, el fragmento 4Q109, con palabras del libro de Qohelet, se fecha en el siglo III a.C. De modo similar, el 4Q114, que contiene pasajes del libro de Daniel, ha sido datado entre los años 230 y 160 a.C., coincidiendo con el periodo en que se suele situar su redacción final.

¿Cuándo fueron escritos?

A partir de estos datos, podría considerarse plausible la hipótesis de que ciertos textos bíblicos circulaban ya como obras consolidadas antes de la fecha de su supuesta composición. En este sentido, la temprana presencia de dichos escritos en el entorno de Qumrán podría interpretarse como un indicio a favor de una autoría más antigua o, al menos, de una difusión temprana, anterior a la fase de redacción tradicionalmente aceptada.

Además, la herramienta ha permitido identificar que estilos gráficos tradicionalmente asignados al siglo I a.C. o incluso d.C., como los de tipo herodiano, ya estaban en uso en el siglo II a.C., lo que implica una revisión de la evolución histórica de la escritura hebrea y de la cronología de los movimientos religiosos asociados a los manuscritos de Qumrán.

Los investigadores concluyen que esta nueva metodología puede aplicarse a otras colecciones de manuscritos antiguos, especialmente en aquellos casos donde no se dispone de referencias cronológicas claras. La combinación de análisis físico (radiocarbono) y análisis gráfico (forma y estilo) representa, según los autores, un punto de inflexión en los estudios de manuscritos antiguos.


Glosario

  • Radiocarbono (14C): Método de datación que mide la cantidad de carbono-14 en restos orgánicos para calcular su antigüedad.
  • Paleografía: Disciplina que estudia las escrituras antiguas con el fin de datar, localizar y analizar manuscritos históricos.
  • Regresión bayesiana: Técnica estadística que permite predecir un resultado basado en la probabilidad, incorporando incertidumbre y conocimiento previo.
  • Multiespectral: Técnica de imagen que captura diferentes longitudes de onda de luz para revelar detalles invisibles al ojo humano.
  • Binarización: Proceso de convertir una imagen en blanco y negro puro, separando tinta del fondo para facilitar el análisis digital.-

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