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¿Cómo se desarrolló la perspectiva católica de los derechos humanos?

El compromiso duradero de la Iglesia Católica de apoyar los derechos humanos —anclado en una comprensión fundamental de lo que significa ser humano— ha cobrado una urgencia renovada en medio de conflictos globales recientes como la guerra entre Rusia y Ucrania, la guerra en Gaza y crisis humanitarias como la lucha política sobre la migración en Estados Unidos.

En sus primeras semanas como pontífice, el Papa León XIV, quien eligió su nombre en honor a su predecesor el Papa León XIII, ha enfatizado el llamado de Cristo a la paz y el respeto por la dignidad de todas las personas. El biógrafo papal George Weigel dijo que León XIV tiene la oportunidad de continuar la visión de León XIII de la Iglesia como un “gran promotor y defensor institucional de los derechos humanos básicos” en la sociedad.

CNA —agencia en inglés de EWTN News— habló con V. Bradley Lewis, decano de la Facultad de Filosofía de la Catholic University of America en Washington D.C. (Estados Unidos), sobre lo que enseña la Iglesia acerca de los derechos humanos y cómo esas enseñanzas se han desarrollado en los últimos siglos.

Raíces históricas

Lewis dijo a CNA que, contrariamente a una idea común, el concepto de derechos humanos dentro de la enseñanza católica no es una adición reciente, sino que tiene raíces que se remontan a la enseñanza constante de la Iglesia sobre la dignidad humana, y más tarde en el desarrollo del derecho canónico y el pensamiento de teólogos como Santo Tomás de Aquino, aunque la terminología específica de “derechos humanos” se haya desarrollado relativamente hace poco.

“Hay un sentido importante en el que no fue algo nuevo en los tiempos modernos, y en el que siempre ha sido parte de la tradición católica”, dijo Lewis.

La Iglesia Católica siempre ha afirmado la dignidad inherente de toda persona humana como creación a imagen de Dios (ver el Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1700). Todas las personas tienen un valor inherente como compuestos de un cuerpo mortal y un alma inmortal, y todas las personas están llamadas a tener una relación con Dios, su creador.

“Toda persona humana, creada a imagen de Dios, tiene el derecho natural de ser reconocida como un ser libre y responsable. Todo hombre debe prestar a cada cual el respeto al que éste tiene derecho. El derecho al ejercicio de la libertad es una exigencia inseparable de la dignidad de la persona humana, especialmente en materia moral y religiosa. Este derecho debe ser reconocido y protegido civilmente dentro de los límites del bien común y del orden público” (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1738).

Ley natural

Todos los derechos, desde la perspectiva católica, están fundamentados en la ley natural, que, según Lewis, proporciona el contexto esencial para comprender y defender adecuadamente los derechos humanos desde una perspectiva católica.

Existe un derecho a la vida porque, según la ley moral natural, la vida es un bien que debe ser protegido, escribió Lewis en un artículo de 2019 para el National Catholic Register, socio informativo de ACI Prensa. Los verdaderos derechos humanos, entonces, se derivan de la ley natural y contribuyen al florecimiento humano y a formas razonables de convivencia, explicó.

Una forma problemática de ver los derechos, continuó, es como posesiones puramente individuales o formas de “soberanía individual” afirmadas contra otros; en contraste, la forma católica de entender los derechos los ve como un marco para comprender y regular las relaciones entre las personas dentro de una comunidad.

Diversos tipos de derechos

“Claramente hay ciertos derechos humanos que son absolutamente necesarios: como el derecho a la vida, a no ser asesinado intencionalmente como persona inocente; derechos a la libertad religiosa; derechos a la vida familiar; cosas así. Y luego hay muchos otros derechos que tenemos que son simplemente derechos legales, que pueden ser limitados de diversas maneras”, dijo Lewis.

“Y luego hay algunos ‘derechos’ que son totalmente inventados, y eso significa que podrían ser eliminados dependiendo de lo que queramos”, continuó, mencionando específicamente en su artículo las afirmaciones sociales sobre la existencia de “derechos al aborto, el llamado derecho a morir, derechos homosexuales y transgénero”.

El Papa León XIII —predecesor literal y espiritual de León XIV— enfatizó los derechos de los trabajadores y el derecho a la propiedad privada en sus escritos como Papa de 1878 a 1903. Rerum Novarum, el documento fundamental de León XIII en la doctrina social católica que abordó los desafíos de la revolución industrial, enfatiza la necesidad de reformas para proteger la dignidad de la clase trabajadora manteniendo una relación con el capital y la existencia de la propiedad privada.

Desarrollos recientes

En 1948, tras la Segunda Guerra Mundial, las Naciones Unidas adoptaron la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH), influida en parte por el pensamiento del filósofo católico Jacques Maritain, cuyo trabajo enfatizando la importancia de los derechos humanos como parte de la dignidad humana influyó indirectamente en el discurso en torno a la declaración, aunque no participó directamente en su redacción.

La enseñanza de la Iglesia se desarrolló aún más a lo largo del siglo XX; la carta encíclica Pacem in Terris de San Juan XXIII en 1963 incluye un extenso catálogo de derechos humanos, incluyendo el derecho a la vida, el derecho al respeto y a un buen nombre, y el derecho a la educación, así como el derecho a “la integridad corporal, a los medios necesarios para un decoroso nivel de vida, cuales son, principalmente, el alimento, el vestido, la vivienda, el descanso, la asistencia médica y, finalmente, los servicios indispensables”.

“En la sociedad humana, a un determinado derecho natural de cada hombre [corresponde] en los demás el deber de reconocerlo y respetarlo. Porque cualquier derecho fundamental del hombre deriva su fuerza moral obligatoria de la ley natural, que lo confiere e impone el correlativo deber. Por tanto, quienes, al reivindicar sus derechos, olvidan por completo sus deberes o no les dan la importancia debida, se asemejan a los que derriban con una mano lo que con la otra construyen”, escribió San Juan XXIII en Pacem in Terris.

La declaración Dignitatis Humanae del Concilio Vaticano II en 1965 afirmó aún más la importancia de la libertad religiosa, diciendo que este derecho “está realmente fundado en la dignidad misma de la persona humana, tal como se la conoce por la palabra revelada de Dios y por la misma razón natural”.

La relativa tardanza de estos últimos escritos podría llevar a algunas personas a creer que la Iglesia Católica “descubrió” los derechos humanos a mediados del siglo XX, lo cual no es correcto, dijo Lewis. Más bien, los conceptos subyacentes de lo que ahora llamamos derechos humanos han estado presentes entre los pensadores católicos durante siglos, aunque no se nombraran explícitamente o se discutieran de la misma manera focalizada; por ejemplo, dentro del derecho canónico medieval —que se convirtió en un sistema legal altamente desarrollado— se pueden encontrar discusiones sobre derechos.

“Los derechos realmente entran en nuestra tradición, realmente en la tradición occidental, a través del derecho. Creo que dondequiera que tienes un sistema legal muy desarrollado y un sistema de razonamiento legal, encuentras una atención a los derechos. Había más de eso en la tradición legal que, por ejemplo, entre los teólogos”, continuó Lewis.

Lewis dijo que el desarrollo de la idea de los derechos humanos fue en parte una respuesta al surgimiento de los estados y gobiernos modernos.

Señaló que el estado moderno posee una capacidad sin precedentes para ejercer poder concentrado, debido en gran parte a la tecnología. Este poder puede permitir tanto un bien increíble como una opresión terrible, y dado este poder moderno, los derechos humanos son protecciones esenciales contra el posible abuso y opresión estatal.

“No conozco a nadie que quiera vivir en un estado moderno sin la protección que brindan los derechos humanos. Ya no vivimos en aldeas medievales ni en antiguas ciudades-estado griegas. Vivimos en estos estados modernos increíblemente poderosos. [El poder del gobierno] debe ser limitado”, dijo Lewis.

Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en CNA.

Jonah McKeown

Jonah McKeown/Aciprensa

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