La esperanza genuina es siempre un «nosotros» abierto a la trascendencia: la visión de Laín Entralgo
Pedro Laín Entralgo es académico y catedrático de Historia de la Medicina en la Universidad Complutense de Madrid, de la que fue rector entre 1950 y 1956

Ediciones Encuentro ha reeeditado Antropología de la Esperanza, texto clave para entender la visión del mundo de Pedro Laín Entralgo (1908-2001), uno de los grandes historiadores de la Medicina en España y director de la Real Academia Española entre 1982 y 1987.
Sobre esta relevante figura del pensamiento español del siglo XX hemos entrevistado a un gran conocedor de su vida y obra, Antonio Piñas Mesa, profesor de Filosofía en la Universidad San Pablo-CEU, quien prologa el libro.
-Como profesor de Antropología y experto en la obra de Pedro Laín Entralgo, ¿cómo interpreta la idea de Laín de que la esperanza es una virtud teologal que puede transformar la vida humana, y qué implicaciones tiene esto para la comprensión de la esperanza en la fe católica?
-Laín Entralgo se dedicó al estudio del hecho humano de esperar y de la esperanza a lo largo de, prácticamente, toda su vida intelectual. Su estudio es antropológico, no teológico, si bien -partiendo de su confesión católica y de su personalismo cristiano- aporta unos praeambula fidei no solo como punto de partida para la reflexión teológica sobre la esperanza, también de la fe y el amor.
»Algunos estudiosos de su obra, como el hispanista Nelson R. Orringer, han querido sistematizar su periplo intelectual en torno a tres etapas (pística, elpídica, fílica), pero la realidad es que los tres temas aparecen entreverados en cada una de sus fases intelectuales.
»Laín, como intelectual católico, corona su teoría del esperar humano con un último epígrafe titulado Beata spes, en el que concluye que la esperanza humana, lejos de ser una falsa ilusión de la posibilidad de trascendencia, se abre al fundamento último de la realidad en el que el ser humano pone su confianza de “ser siempre”.
»Es por este motivo que Laín distingue entre una esperanza natural y una esperanza genuina: esta última sería la manifestación de la esperanza como virtud teologal. Cabe recordar a este respecto que la filosofía de la esperanza de Laín parte del concepto zubiriano de religación, sin el cual no se comprendería cabalmente su antropología.

Pedro Laín Entralgo, ‘Antropología de la esperanza’Encuentro
-En su investigación sobre la antropología médica de Laín Entralgo, ¿cómo ve la relación entre la esperanza y la compasión en la relación médico-paciente, y qué papel juega esto en la humanización de la práctica sanitaria desde una perspectiva católica?
-Una de las motivaciones que tuvo Laín a la hora de pensar con radicalidad la esperanza fue la de comprender en qué medida el médico era un “dispensador de esperanza”. Esta frase fue proferida por Viktor Weizsäcker, quien fuera uno de los grandes exponentes en Alemania de la Medicina antropológica que tanto habría de influir en Laín y en otro de nuestros médicos humanistas, Juan Rof Carballo.
»Don Pedro ha escrito mucho y bien sobre Historia de la Medicina y, muy concretamente, sobre la relación entre el médico y el enfermo (hoy en día se opta por la expresión médico-paciente). Laín se refiere a la relación diádica entre médico y paciente como una relación de amistad, aunque, matiza, una “amistad técnicamente realizada”.
»Tal descripción, que fundamenta magníficamente en sus obras, muestra la alta consideración que Laín tiene de la práctica médica -actividad vocacional- no como mero ejercicio clientelar sino como el arte de curar, cuidar y consolar. Este ejercicio profesional tiene un fuerte componente ético; Laín ha destacado los rasgos esenciales de la ética de la amistad, que coinciden con los que deben tener lugar en la práctica clínica: la benevolencia, la beneficencia, la benefidencia y la cooperación.
»Este modo de tratar compasivamente al paciente, no puede ser propio del médico creyente, más bien es una aspiración de cualquier buen galeno. Ahora bien, en una de las obras fundamentales de Laín, Teoría y realidad del otro, magnífico estudio del encuentro humano y las relaciones de projimidad, Laín pone como paradigma de encuentro ejemplar la parábola del buen samaritano. El médico católico tiene en ese relato un modelo de la práctica sanitaria humanizada que muestra la trascendencia de la relación clínica cuando va más allá del mero ejercicio de la curación.
»Laín describe en todo momento la práctica médica como la búsqueda del bien integral del paciente. Se refiere a ello marcando la diferencia entre la mera dispensación del bien natural (la salud del cuerpo) y la búsqueda del bien personal del paciente.

Antonio Piñas Mesa, profesor de Antropología y prologuista de ‘Antropología de la esperanza’ de Pedro Laín Entralgo.CEU (captura)
-¿Cómo puede la «Antropología de la Esperanza» inspirar a los lectores católicos a vivir una vida más esperanzada y comprometida con la fe, y qué mensaje nos estaría transmitiendo Laín hoy en día sobre la importancia de la esperanza en la vida cristiana?
-La fe católica de Pedro Laín quedó configurada desde sus tiempos de estudiante de Medicina en Valencia por una teología del amor. Es difícil comprender muchas de sus páginas ni su personal conversio fidei sin este rasgo central de su vida y obra.
»En este sentido cabe destacar cómo Laín describe que el sujeto de la esperanza es siempre un “nosotros”. Frente al modo burgués de la espera y la esperanza caracterizado por “esperar en” la circunstancia, Laín describe ese modo de la espera genuina que nos adentra en el compromiso con el otro: espero en ti es el modo de la espera genuina. El hombre co-espera desde el amor. Ni el sujeto ni el objeto de la esperanza pueden ser comprendidos sin las formulas “yo en nosotros” o al “nos-otros, nos-uno” del poema unamuniano.
»También Gabriel Marcel había definido la esperanza genuina con la expresión “Yo espero en ti para nosotros. Mi esperanza me hace amar a los hombres, porque esperamos juntos, y mi amor a los hombres me mueve a esperar con ellos y para ellos” (Homo Viator).
»Desde la perspectiva trascendente, esta esperanza genuina nos lleva a espera “en Dios”, sabiendo que la esperanza trascendente es “don”. En los últimos escritos de Don Pedro -se puede apreciar muy bien en Antropología de la esperanza– hay una especial relevancia en la dimensión social de la esperanza y el compromiso con los otros.
»Me parece especialmente importante destacar el diálogo -tan fructífero en el momento en que vivió Laín- con la esperanza marxista. Laín hace una crítica fundada al marxismo “cálido” de un gran exponente del pensamiento esperanzado en época contemporánea, Ernst Bloch, que había escrito El principio esperanza, obra en la que, desde postulados materialistas, da razón de ser de una esperanza que trasciende el horizonte de la muerte. Algún estudioso dijo que la teoría de la esperanza de Laín abordaba un enfoque espiritual mientras que la de Bloch uno material. Tal simplificación muestra no entender bien a un pensador como Laín, que tiene una visión más integradora que algunas posturas superficiales.
»En Antropología de la esperanza nuestro humanista del siglo XX dialoga también con la teoría de la esperanza protestante al hilo de la teología de la esperanza de Jürgen Moltmann. Don Pedro no quedó indiferente ante esta teología y, nuevamente, aporta su visión crítica destacando también los elementos que complementaban su propia aportación filosófica.
- Acto completo de presentación de ‘Antropología de la esperanza‘, el 2 de junio en la Fundación Ortega-Marañón de Madrid. Intervinieron Diego Gracia, médico, filósofo y discípulo de Laín; Antonio Piñas Mesa, nuestro entrevistado en estas líneas; y Manuel Oriol, editor del libro.
-¿Qué papel juega la confianza en la esperanza, según la obra de Laín Entralgo, y cómo se puede cultivar esta confianza en la vida diaria?
-La esperanza es una espera confiada, pero Laín nos ayuda a comprender que ni la esperanza es “seguridad positiva” de lograr lo que se espera ni la desesperanza es “seguridad negativa” respecto de lo esperado. Ambas son formas de la tensión seguridad-inseguridad.
»Recordemos que una de las grandes aportaciones de Laín dentro de la filosofía contemporánea fue aportar una respuesta alternativa a la obra heideggeriana, Ser y tiempo, que presenta la angustia como modo de genuino de la existencia. El existencialismo cristiano de Laín ofrece una propuesta de sentido ante la existencia: al proyectar y preguntar, siempre lo hacemos sobre la base de una creencia en la posibilidad de éxito o fracaso de nuestra empresa. Esta creencia es el temple anímico del hombre que, según Laín, es posible porque en la espera late esa primordial fianza que tiene como posibles modulaciones la confianza y la defianza.
»¿Cómo cultivar la confianza en la vida diaria? Evitando la espera vacía del que espera sin hacer nada; a esto lo llamó Laín la espera inane, que ve reflejada en los autores defensores del absurdo. El doble componente de la confianza que depende de nosotros y la confianza trascendente está magistralmente descrito en Antropología de la esperanza.
-¿Cómo se relaciona la esperanza con la creatividad y la magnanimidad en la obra de Laín Entralgo, y qué implicaciones tiene esto para la vida personal y profesional?
-Nos dice Don Pedro que la forma humana de la esperanza es el proyecto. No hay proyecto sin imaginación: nos creamos imágenes de lo que aún no existe y de lo que aún no es. Pero, lejos de lo que muchos opinan, no hay empresa importante que no implique el esfuerzo. La esperanza se convierte en virtud cuando se integra con la virtud de la magnanimidad: en ese momento deja de ser pasión para ser un rasgo de ese carácter conquistado por el ser humano a fuerza de creatividad.
»La vida humana es don y es conquista. También la confianza, la esperanza y el amor humano se convierten en virtud cuando la voluntad (apetito racional) da forma a las pasiones. No es lo mismo el optimismo infundado que la esperanza razonable.
-¿Qué consejos daría a los lectores católicos que buscan profundizar en la comprensión de la esperanza y su papel en la vida cristiana, a partir de la «Antropología de la Esperanza» de Pedro Laín Entralgo?
-Mi consejo sería seguir la consigna de la primera carta de Pedro: saber dar razón de vuestra esperanza. Siempre ha sido un reto la empresa de vivir con esperanza y dar razón del sentido de nuestra esperanza. En el actual contexto de la posverdad, del transhumanismo, y de los nuevos retos y posibilidades de la Inteligencia Artificial, hay una invitación y un compromiso a seguir mostrando la Verdad, la Esperanza y el Amor. La articulación de la fe y la razón son un reto de todo creyente, aún más, del intelectual católico. –