Opinión

Sobre la alienación

Con horror comprendí que la verdadera alienación era ser comunista

 

Gloria Cuenca:

Los marxistas verdaderos hablan, constantemente, sobre la alienación que se produce en el capitalismo. Para ellos, el problema fundamental, dentro de la sociedad capitalista, resulta ser la alienación social. Manera de denominar la especie de locura que, supuestamente atrapa al individuo, en el capitalismo: locura por el dinero, lo enajena en forma absoluta. Sin consciencia de clase, no saben que son explotados, por eso siguen logrando incrementar las riquezas de los burgueses-explotadores. Lo afirman categóricamente, los revolucionarios marxistas. Mientras los explotados, sufren las consecuencias de esa situación. Ellos, los explotados, también alienados, no de la misma manera, sin embargo, también alienados en su obsesión por dejar de ser proletarios-explotados. Supuestamente, “al tomar consciencia de clase en sí y para sí”, dejarían de ser alienados y pasarán a ser revolucionarios. Esto fue un “desiderátum”. Nunca dejó de ser eso, un deseo. La “práctica único criterio de la verdad” según ellos mismos pregonan, demostró que Marx era un fracasado. Sus teorías inaplicables y falsas. Hizo predicciones sobre el futuro, no se cumplieron. No pudo imaginar el desarrollo de la sociedad, la tecnología, la aparición de la clase media, entre muchas otras realidades que se  dieron en el mundo.  La revolución, es solo miseria, dolor, sangre y frustración, además de corrupción extendida. Esto es el resumen, de algo que se ha tratado en libros, textos, debates y demás, sin embargo, pretendo expresarlo de  manera sucinta y clara, para quienes con amabilidad me siguen y otros, a pesar de los pesares, me leen constantemente.

Para Marx, la sociedad se divide entre explotados, los proletarios y los explotadores, burgueses. Dentro de esas dos categorías, surgen otras denominaciones:  clase dominante y dominada, burguesía exportadora, burguesía nacionalista, el campesinado, conflictivo por no estar muy claro, a cuál clase pertenece. Para resolver el conflicto, Mao, decide señalar a los campesinos, como otra clase explotada: habla de campesinos pobres y campesinos ricos. Él se auto denomina como campesino pobre, la realidad, si fuera sincero, contaría que su familia, pertenecía al grupo de campesinos ricos. Las mentiras forman parte del ADN comunista.

La alienación capitalista, según la teoría, produce la enajenación. Se ha explicado que, refiere a la pérdida completa de la sensatez y la capacidad de entender la realidad. Se gasta compulsivamente, conduce al consumismo, a las deudas, a la bancarrota, en fin, un despropósito de la voluntad humana, en busca de dinero. Sobre este tema hay mucho que escribir y analizar. Será en otro artículo.

Probablemente, consecuencia de la angustia de Mao, al comprender que Marx estaba equivocado o, de la decisión inducida por Louis Althusser: “destruir los aparatos, construir los aparatos”, teoría que expone en el libro del mismo nombre; es lo que observamos. Ocurre en las llamadas sociedades pre socialistas o socialistas del siglo XXI. Los seguidores del proceso revolucionario, se alienan de tal manera qué, para poder sobrevivir, muchos de ellos, creyentes, en verdad de la teoría revolucionaria, deciden aceptar sin comprender, ni entender lo que está ocurriendo, después de haber insistido en la necesidad de “tomar consciencia” de clase y demás pamplinas, se dan cuenta de que, no pueden, lo peor, tampoco deben pensar críticamente. (¡Ah! ¿La contradicción?) Después de insistir, previo a la toma del poder, en la necesidad de tener pensamiento crítico, prácticamente, se auto convencen, de que es imposible ser revolucionario y crítico, especialmente contra quienes ejercen el poder de la sociedad socialista.

Contado en varias oportunidades, eso fue, lo que me respondió el guía en China, ante la cantidad de preguntas. “No pienso, no me hago preguntas. Puedo volverme contra revolucionario”. Eso expresó compungido ante mis preguntas. (Era el comunista ideal.) ¿Se imaginan, atravesar el mundo, darle la vuelta, cambiar el día por la noche, dejar a mi hijo pequeño, y no poder preguntar por las cuestiones que me interesaban como periodista? Reconozco: fui impertinente, indiscreta, repregunté siempre y además, habiendo seguido el consejo de un brillante profesor, el Dr. Inocente Palacios, quien me recomendó estudiar sobre China, antes de viajar; orientación que seguí. Leí sobre la revolución china, también biografías sobre Mao Tse Tung, escritas en occidente con  detalles, que  no conocían. Parecía una “ametralladora de preguntas”, interesada por todo, sorprendida, entusiasmada, apasionada y  observando lo que pasaba en el entorno. A pesar de la pasión, al sentarme a reflexionar, me dí cuenta de miles de errores, situaciones incomprensibles, falta de libertad y de información. ¿Callarme? ¿Yo, luchando en Venezuela, democrática, para imponer una dictadura totalitaria? Estaba alienada a esa ideología: con horror comprendí que la verdadera alienación era ser comunista. Solo Adolfo y Dios saben lo que esto implicó para mí, y por supuesto para él también. Esa es una de las razones, por las que cuando veo a los fieles seguidores del “proceso revolucionario”, siento una profunda lástima. En sus ojos veo, el miedo.

¿A qué? A veces, saber que todo era una farsa; otras, los que me han conocido de siempre; junto al miedo, la interrogación: ¿tendrá ésta la razón? ¿Será que Regresamos de la Revolución? Por su bien y el de todos: ¡sálganse de esa terrible y nefasta locura! Enajenación, esa sí, muy compleja porque además pretenden ocupar todos los espacios emocionales, existenciales y espirituales en la vida de los seres humanos.  ¡Dios, en su infinita Misericordia, los guíe! ¡Nosotros, a salvo, siempre con Dios y la Virgen!.-

Imagen: Bloghemia

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba