El Papa León habla a los jóvenes de hoy
El papa fue profesor de física y matemáticas y le atrae la astronomía. Invita a los jóvenes a mirar más allá de los teléfonos móviles para hacerse preguntas sobre el sentido de su vida y la esperanza de colaborar con un mundo mucho mejor

Javier Duplá sj.:
El papa León XIV en un discurso reciente ante jóvenes universitarios, decía: “¿Saben cuántas estrellas hay en el universo observable? Un número impresionante y maravilloso: un sextillón de estrellas ― ¡un 1 seguido de 24 ceros! ―. Si las dividiéramos entre los 8 mil millones de habitantes de la Tierra, cada persona tendría para sí cientos de miles de millones de estrellas. A simple vista, en las noches despejadas, podemos ver unas cinco mil.” El papa fue profesor de física y matemáticas y le atrae la astronomía. Invita a los jóvenes a mirar más allá de los teléfonos móviles para hacerse preguntas sobre el sentido de su vida y la esperanza de colaborar con un mundo mucho mejor.
¿Qué significa para Dios, creador de tales magnitudes, esta pequeñísima Tierra, un granito de arena en una playa de millones de kilómetros? Pues significa tanto que la adoptó como su hogar, se hizo un hombre más de entre miles de millones. No sólo eso: se hizo materia en el pan y el vino de la eucaristía. Nuestra pequeña mente está muy lejos de comprender la infinitud de Dios, su poder creador. Pero estamos más cerca de entender su poder redentor, que perdona nuestros pecados y debilidades, aunque caigamos una y otra vez en ellos. Nos mira a los ojos y nos dice: ya sé que eres débil, pero yo te ayudo si tú lo quieres.
Sigamos con el Papa León: “Como escribe el profeta Daniel, «los que hayan enseñado la justicia a muchos brillarán como las estrellas para siempre» (Dn 12,3). ¡Qué maravilla! Somos estrellas, sí, porque somos chispas de Dios. Educar significa cultivar este don. La educación, de hecho, nos enseña a mirar hacia lo alto, cada vez más alto. Cuando Galileo Galilei apuntó su telescopio hacia el cielo, descubrió nuevos mundos: las lunas de Júpiter, las montañas de la luna.
Así es la educación: un telescopio que les permite mirar más allá, descubrir lo que por sí solos no verían. No se detengan, pues, a mirar el teléfono y sus rápidos fragmentos de imágenes: miren al cielo, hacia lo alto. Queridos jóvenes, ustedes mismos han sugerido el primero de los nuevos retos que nos comprometen en nuestro Pacto Educativo Global, expresando un deseo fuerte y claro: “Ayúdennos en la educación de la vida interior”.
Eso es lo que necesitamos todos, pero sobre todo las nuevas generaciones. La vida interior se fundamenta y crece en el amor de Dios y en el amor práctico a los demás. Si lo logramos, desaparecerán tantas guerras actuales, que matan a los que no tienen culpa del odio ajeno. Jefes de gobierno como el de Rusia, Nicaragua, Irán y otros países no tendrán el macabro éxito que hoy les caracteriza. El papa León sabe lo que dice, las generaciones jóvenes deben escucharlo para bien de ellos y de toda la humanidad actual y futura.-




