Cumple 30 años un “pulmón misionero y amazónico” de Venezuela
Un seminario, fruto de la oración y la suma de muchos esfuerzos, se consolida en tierras sudamericanas, desde donde sus egresados parten como misioneros al mundo. Una obra humana y divina que se sostiene por el amor generoso del Buen Pastor

Llega a tres décadas de vida un seminario en las periferias venezolanas, en su región más grande pero menos poblada. Una realidad luego de que dos obispos suplicaran a Dios les concediera el milagro de formar vocaciones sacerdotales, incluyendo etnias indígenas.
Único en su clase y con características de excepción, el seminario mayor Jesús Buen Pastor nació como fruto del esfuerzo de los prelados. Conmovido, lo cuenta a Aleteia monseñor Ulises Gutiérrez, arzobispo de la arquidiócesis de Ciudad Bolívar, donde opera la importante casa de formación sacerdotal.
Rodeado por los ríos más caudalosos y parques de exuberante belleza, explica que fue una iniciativa de los obispos Medardo Luzardo y Ubaldo Santana, quienes estaban preocupados por la atención pastoral de sus dos diócesis, que sumadas al vicariato apostólico del Caroní conforman el estado Bolívar.
“¡Un territorio gigantesco!”
No es cualquier cosa. Se trata de un territorio de 225.000 kilómetros cuadrados; en efecto, es la mayor región de Venezuela; tanto, que ocupa más de un cuarto de su área geográfica total, con un sorprendente 26,24 %.
El contexto es sorprendente y conmovedor. Narra monseñor Ulises, que cuando llegó a estas tierras, hace 14 años, se contaba con un total de 16 sacerdotes. Los que resultan insuficientes para Ciudad Bolívar, una región de 109.000 kilómetros cuadrados.
Para hacerlo más gráfico bastaría compararlo con el tamaño de un estadio de fútbol. En ese territorio cabrían 27 mil canchas. Es decir, a cada sacerdote le tocaría atender un espacio equivalente a 1.688 estadios.
“¡Dolía el corazón pensar cómo atender a la gente pastoralmente!”, confiesa el obispo. Afortunadamente, contaban “con un número importante de religiosas y tres comunidades de religiosos, aunque no era suficiente”.
En el caso de Ciudad Guayana, creció muchísimo, cerca del millón de habitantes. Y hoy dispone de unos 44 sacerdotes para su atención pastoral. “Pero, el número siempre fue escaso, lo que llevó a fundar el seminario”.
Excepcional aporte de España
Arrancó con muy pocos recursos. “No había un lugar para su funcionamiento, así que optaron por echar mano de las instalaciones del arzobispado de Ciudad Bolívar”. Finalmente, “con 13 muchachos nace, en 1995, el seminario mayor Jesús Buen Pastor”.
Y se lo encomiendan a la Hermandad de los Padres Operarios, bajo cuya guía funcionará a lo largo de un par de décadas, en las que varios padres de la fraternidad brindarán su extraordinario servicio.
Cuenta monseñor Ulises que los sacerdotes movilizaron a su personal más talentoso a la región: “Sánchez Chamoso, catedrático de Salamanca, quien estuvo por muchos años al servicio del seminario. Con él, muchísimos sacerdotes brillantes fueron grandes formadores”.
“Acudían cada semestre desde España: doctores en Sagrada Escritura, especialistas en Moral traídos con esfuerzo por los Padres Operarios. ¡Fue una experiencia maravillosa. Es en esas circunstancias que nace este seminario!”, explica agradecido.
Seminario misionero y maduro
“Doy gracias a Dios porque después de treinta años tenemos una institución sólidamente constituida. Desde hace 9 años la dirección del seminario la asumimos desde la arquidiócesis de Ciudad Bolívar y la diócesis de Ciudad Guayana”, detalla.
“A raíz del considerable número de egresados se determinó que existía la madurez para asumir su operación”, dijo. Explicó también que ha egresado aproximadamente un centenar de sacerdotes “que están distribuidos en muchos sitios dentro y fuera del país”.
En la actualidad, brinda un apoyo extraordinario, pues había un único seminario para todo el oriente del país. “Hoy son tres”, señala. Estima que la particularidad de lo ocurrido “nos ayuda a entender la universalidad de la Iglesia, que es para todos, como lo es el seminario. Es una institución abierta a todos. ¡Y es una bendición inmensa de Dios!”
Con ayudas dentro y fuera del país
El prelado admite que sostener la obra no es tarea fácil, pero tampoco lo fue su inicio y consolidación. “La pobreza y la depresión económica de Venezuela también la sufrimos en el seminario”, recuerda.
“Pero con algunos aportes venidos de Alemania, y de las diócesis locales que tienen seminaristas, quienes nos van apoyando en la medida de sus posibilidades, todo ha sido posible”.
“Gracias al pueblo fiel de Dios, que nos ayuda económica y espiritualmente, con su oración y con su presencia. Son muchos los amigos del seminario, gracias a los cuales hemos ido saliendo adelante. Y hoy sabemos que no estamos solos, porque es un seminario asumido por el pueblo de Dios”.
“Por ellos nos sentimos felices, muy contentos. Seguimos caminando con esta obra heredada que hemos asumido con fe y alegría”.
Cuenta con mujeres formadoras
El seminario mayor Jesús Buen Pastor de Venezuela tiene características dignas de mencionar. “Está abierto al profesorado femenino, por lo que varias educadoras nos apoyan, sobre todo en la cátedra de Filosofía, en la etapa del Discipulado. Y la figura de la mujer en la formación de los seminaristas es un valor bonito a destacar”, menciona el obispo.
Los seminaristas asumen desde la madurez su responsabilidad en la oración y en el estudio. “De este modo, no hay que estar vigilando y mandando, estilo militar. Es un lugar abierto a la formación. El mantenimiento, el aseo y la limpieza lo asumen los seminaristas. Es parte también de los valores fundamentales en un buen seminario”, explica Ulises Gutiérrez.
“El propedéutico funciona en instituciones propias, como establecen las normas internacionales. Inician su proceso y van creciendo en espíritu de oración, de amor al estudio y a la Iglesia. Hay 16 jóvenes actualmente en ese proceso”, detalla.
El rector es un egresado
Precisamente, uno de los frutos del seminario es el padre Hermes Bastidas, quien desde hace casi una década tiene la delicada responsabilidad de guiar esta casa de formación en su calidad de rector.
Es exalumno de la institución. Y en opinión de sus compañeros formadores, “conoce perfectamente la espiritualidad del Seminario y los valores que lo caracterizan”.
Es parte de la primera promoción. Le comentó a Aleteia que “son tres décadas formando sacerdotes según el corazón de Cristo”. Y dijo que el proyecto “nació bajo la moción del Espíritu para contribuir a la formación de los pastores, a fin de que acompañaran al Pueblo de Dios que peregrina en el suroriente de Venezuela”.
Compartió que entre lo más bonito “ha sido muy gratificante ver llegar a un joven que inicia su proceso formativo, y después de perseverar y concluir su formación en el seminario, tenerlo como un hermano sacerdote”.
Rico en diversidad cultural
Aleteia también consultó la opinión del padre Alan Miranda, vicerrector de esta casa de estudios superiores, quien califica la institución como un “pulmón misionero y amazónico para las diócesis de oriente, pues desde aquí late el corazón del seminario mayor Jesús Buen Pastor”.
Coincidió en que la ubicación geográfica representa un enorme desafío, por tratarse de “una zona periférica y fronteriza, que colinda además con países como Guyana y Brasil, lo que genera una realidad muy particular y llamativa”.
No obstante, es también “una invitación a concebir la Iglesia” que acoge a candidatos que viven en “entornos diversos y multiculturales” que cuenta con vocaciones en seminaristas indígenas y mestizos.
En cuanto a los retos, cada día se esfuerzan por formar a “candidatos al sacerdocio que muestren la espiritualidad de Jesús Buen Pastor” en una Iglesia que es “misionera y sinodal”.
El padre Miranda recuerda que el seminario es rico en diversidad cultural y que se alimenta de seminaristas indígenas, quienes son muy dados a la vida comunitaria. Los preparan en alma y corazón para las misiones, “la mayoría de ellas muy duras” y les enseñan a cultivar una vida sacramental con gran fortaleza espiritual, para que siempre les mantenga “unidos a Cristo, Buen Pastor”. Y con Él nos conduzca a todos al dulce amor de Dios.-
Carlos Zapata – publicado el 21/11/25-Aleteia-org




