Vaticano: Cómo se gobierna el Estado más pequeño del mundo #VIDEO

El Vaticano, el Estado más pequeño del mundo, posee una compleja estructura jurídica, administrativa y espiritual única en el planeta, concebida para garantizar la independencia del Papa y permitir que la Iglesia actúe libremente en todo el mundo.
Así lo explica Mons. Juan Ignacio Arrieta, secretario del Dicasterio para los Textos Legislativos, en una entrevista a EWTN News, donde detalla cómo se gobierna esta diminuta nación, cómo operan sus instituciones y qué papel desempeña la Santa Sede en el mundo.
Una estructura de gobierno única
Mons. Arrieta explica que el Dicasterio para los Textos Legislativos ―donde sirve desde hace 18 años― es uno de los departamentos que colaboran directamente con el Papa en el gobierno de la Iglesia.
“El dicasterio son los ministerios de la Santa Sede, son como los departamentos que sirven al Papa… y este se dedica a la preparación de las leyes, al cuidado de las leyes de toda la Iglesia”, afirma.
A diferencia de los Estados tradicionales, estas normas rigen en todo el mundo. “Son los cinco continentes. No son como las leyes de España, Argentina o México. Estas son leyes que hay que hacer para toda la Iglesia, con distintas culturas”, precisa.
Se trata de legislación que abarca desde la administración de parroquias hasta temas como delitos canónicos o la declaración de nulidad matrimonial: “La Iglesia funciona como una sociedad… y esa sociedad tiene sus leyes específicas”.
La razón de ser del Estado Vaticano
Aunque muchos confunden la Santa Sede con la Ciudad del Vaticano, Mons. Arrieta aclara que se trata de entidades distintas. La Santa Sede es la autoridad espiritual y de gobierno de la Iglesia universal; el Estado Vaticano, en cambio, existe para proteger su independencia. “Es un pequeñito Estado —solo medio kilómetro cuadrado— que se inventó para proteger la independencia del Papa de todo poder temporal”, explica.
Ese territorio nació tras los Pactos de Letrán de 1929, por los cuales el Reino de Italia reconocía la independencia, soberanía y límites fronterizos del Vaticano. Mons. Arrieta recuerda que Italia “accedió muy generosamente… a que hubiese algunos lugares, edificios y palacios en Roma que son propiedad de la Santa Sede y son extraterritoriales”, como la Basílica de Santa María la Mayor o la Archibasílica de San Juan de Letrán.
Un dato sorprendente: “El único ciudadano de verdad es el Papa”, asegura, mientras que el resto posee permisos de residencia temporales o funcionales.
¿Qué ocurre cuando alguien comete un delito?
Aunque sea pequeño, el Vaticano funciona como cualquier otro Estado, con tribunales y cárceles. Mons. Arrieta pone un ejemplo cotidiano: “¿Qué pasa si alguien va al supermercado dentro del Vaticano, se lleva una botella de coñac, se la mete en el bolsillo y sale?… Es un delito civil del Vaticano… los gendarmes lo cogen y lo llevan a la justicia”.
Los procesos penales pueden cumplirse en territorio vaticano o en el país de origen, según acuerdos internacionales. Recuerda que incluso el atentado contra San Juan Pablo II, ocurrido en territorio vaticano, “el Vaticano le pidió a Italia que lo juzgase”.
Un Estado con banco, radio, tren y supermercado
La vida diaria dentro del Vaticano tiene curiosidades que sorprenden a los visitantes.
Sobre la red de servicios, Mons. Arrieta explica:
Banco Vaticano: “No es propiamente un banco… le ayuda a la Santa Sede a poder mover dinero y ayudar a las misiones”.
Radio Vaticano: “Emite en muchísimos idiomas… incluso en onda corta para llegar a sitios muy lejanos”.
Servicio postal: El Papa recibe miles de cartas. “Si uno le manda una carta al Papa, es posible que alguien la lea… y le responda amablemente a nombre del Papa”.
Supermercado y centro comercial: abiertos principalmente para los empleados y residentes.
El famoso tren vaticano: “Hay un tren… Se hizo una estación de tren que se llama Estación Vaticana”, inicialmente para recibir dignatarios extranjeros. Hoy, parte de sus instalaciones funcionan como tienda y, en verano, “hay un tren turístico que lleva desde la Estación Vaticana hasta Castel Gandolfo”.
Guardia Suiza y defensa del Papa
El origen del cuerpo que protege al Santo Padre se remonta a ataques históricos como el saqueo de Roma. Mons. Arrieta narra que “ciento y pico [soldados suizos] murieron defendiendo al Pontífice”, y desde entonces la Guardia Suiza mantiene esta tradición de lealtad.
La universalidad de la Iglesia
Después de 40 años en Roma, Mons. Arrieta asegura que lo más impactante del Vaticano no es su poder o historia, sino su vida espiritual que trasciende: “Aquí lo más impresionante es cómo uno toca la universalidad de la Iglesia. Cómo uno aprecia que en gentes de muy diferente origen, de muy diferente cultura de base, vivimos la misma fe y creemos en las mismas cosas”.
Ese contacto permanente “es tocar la universalidad de la Iglesia. Vamos tratando de amar más a Jesús, al Señor, y de vivir las mismas cosas y de propagar la misma fe”, concluyó.-




