Opinión

Fechas olvidadas

Elías Farache:

La veloz dinámica de acontecimientos en nuestros días impide muchas veces tomar en cuenta los antecedentes y causas de algunas situaciones que se viven. A esto hay que sumarle también la mala intención de quienes usan el olvido para sus fines poco éticos. Una fecha poco recordada, lo que sucedió en ese día, ha caído en el olvido o ha sido empujado a ello.

 

La Gran Bretaña que se hizo del Mandato de Palestina en 1923 como heredera de los restos del imperio otomano, no supo manejar esta región ni el mandato que tenía. Ya en 1937, la Comisión Peel, establecida para evaluar la viabilidad de la presencia y autoridad británicas en la región, concluyó que era necesaria una partición. Este antecedente del 29 de noviembre de 1947 señalaba unas propuestas que de plano fueron rechazadas por la dirigencia árabe de entonces. La Comisión Peel fue la que recomendó en su momento la partición y creación de un estado árabe enlazado con Transjordania, que lograra satisfacer las aspiraciones independentistas de la población de la zona.

 

No se puede decir que la dirigencia judía en su totalidad estaba de acuerdo con una partición. Siempre existieron posiciones no minimalistas. La Segunda Guerra Mundial dejó al mundo y a los judíos en una situación que requirió de pragmatismo y lucidez. Los judíos, su dirigencia principal, antes de la guerra y más después de ella, entendieron que era necesaria una legitimación de su aspiración histórica, religiosa, nacional y también circunstancial. Una legitimación de amplio espectro, aquella que reconociese el derecho de los judíos a un estado, un país, en los predios de la llamada Tierra Prometida.

El histórico 29 de noviembre de 1947”, por Beatriz Rittigstein - Nuevo  Mundo Israelita Digital

Los distintos sectores del mundo judío aceptaron la resolución de las Naciones Unidas del 29 de noviembre de 1947, decretando una partición del mandato británico en un estado judío y uno árabe. No satisfacía todas las pretensiones territoriales de las distintas facciones. Pero el tener un reconocimiento universal de un estado judío era y es algo muy significativo. Además, lo referente a la inmigración judía al territorio quedaría en manos del estado judío, algo fundamental siempre y más aún luego de la hecatombe que significó la Segunda Guerra Mundial.

 

Lamentablemente, el pragmatismo exhibido por los judíos no tuvo paralelismo en la dirigencia árabe, en sus organizaciones representativas, en sus figuras claves. Otra sería la realidad de nuestros días, incluyendo el estatus de Jerusalén, de haberse aceptado y acatado la resolución del 29 de noviembre de 1947. Israel fue creado el 15 de mayo de 1948, justo el día que los británicos abandonaban el lugar, y una cruel guerra se desató. Y otras guerras han seguido ocurriendo, hasta contar la desatada el 7 de octubre de 2023.

 

No es la intención de esta nota mencionar cada una de las guerras de Israel. Pero resulta muy claro que la causa original es el desconocimiento de la resolución del 29 de noviembre de 1947 por parte de amplios sectores del mundo árabe. Sin embargo, a pesar de esta realidad, desde 1947 y hasta hace poco, el derecho de los judíos a un estado, el derecho de existencia del Estado de Israel en términos de seguridad para sus habitantes no estaba en duda ni en juego. Los famosos Acuerdos de Oslo, por citar una de las iniciativas quizás más recordadas, y todas las posturas de los simpatizantes de Israel y/o de las causas árabes, resaltaban siempre este principio fundamental.

 

Las guerras contra Israel se han perdido en el terreno militar y ganado en los medios y en la opinión pública. Vemos que, de forma cierta, descarada, desfachatada, sin vergüenza alguna, personas y personeros importantes, también países y hasta instituciones, cuestionan o niegan el derecho de los judíos a un estado. Lo que parecía una anomalía, una postura radical aislada, se ha convertido en algo común. Sin empacho, hay quienes afirman que es la existencia de Israel la causa de los problemas del Medio Oriente, o que los judíos no tienen derecho a un estado judío. El movimiento de autodeterminación territorial del pueblo judío se ha satanizado sin piedad y ante la complicidad de un silencio espeluznante.

 

El olvido de una fecha tan importante como el 29 de noviembre de 1947, bien sea por interés particular, omisión o inducido por terceras partes, es muy grave. Atenta en primera instancia contra Israel, pero también contra la legalidad internacional y sus instituciones empezando por la Organización de la Naciones Unidas.

 

Son fechas olvidadas que pretenden borrar derechos y legitimidades que no han de olvidarse.-

 

 

Elias Farache S.

30 de noviembre de 2025

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