PROSPECTIVA 2022: 13 Tendencias para el próximo año
Benigno Alarcón Deza:
El pasado jueves 9 de diciembre se llevó a cabo el evento semestral Prospectiva 2022 – Semestre I, en el cual la Mesa de Análisis Coyuntural del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello hizo sus proyecciones de escenarios para el próximo año.
El 2022 no será la extensión del año previo, como sucedió con el 2021, que no fue más que una extensión del 2020, con la continuación de la pandemia, la desmovilización y la imposición de la estrategia del régimen: “divide et impera”, que incentivó, a través del clientelismo competitivo político-electoral, primero en los comicios parlamentarios y luego en los regionales y municipales; así como las divisiones en la oposición que fueron debilitando a todos los partidos y liderazgos hasta convertirlos hoy casi en una especie en extinción.
El 2022 abre un nuevo ciclo que, como todo juego que inicia, se hace mucho más difícil de predecir, cargado de mayores dudas e incertidumbres para todos los sectores, incluido el gobierno, las oposiciones, la sociedad civil y la comunidad internacional. A continuación 13 tendencias que definirán los escenarios de cara al nuevo año
Prospectiva Política
1. Más autocratización: El 2022 inicia con la tendencia hacia un escenario de mayor autocratización en la medida que el régimen continúa perdiendo piso político, como quedó demostrado en la última elección, y se hace más dependiente del uso arbitrario de la fuerza. Esta mayor autocratización puede tener una de sus expresiones más dramáticas y tempranas el 9 de enero, cuando se produzca la nueva elección de gobernador en Barinas, en la cual el régimen hará todo lo que pueda para mantener esa gobernación, como evidencia el hecho de no haberla entregado, pese a que ello habría sido la decisión políticamente menos costosa. Tal autocratización que, como señalaba el informe preliminar de la Misión Europea, implica la ausencia de balances y contrapesos gracias a una institucionalidad que, lejos de conformar la necesaria separación de poderes que es parte de la naturaleza de una democracia, decide y actúa según los intereses de la élite gubernamental, servirá también para bloquear el intento por activar un referéndum revocatorio, que sería posible si, y solo si, se logra un acuerdo para ello con el régimen, o al menos con parte de los entes que lo sostienen.
2. Mayor Conflictividad: Esta tendencia a la autocratización, una alta disposición a protestar (más de 40% según nuestra última medición), una menor disposición a reprimir, el evidente incremento de las asimetrías sociales y económicas entre la población, el deterioro continuo y el aumento del costo de los servicios básicos, la anarquización del liderazgo político y el cierre de los medios institucionales para la resolución de los conflictos, como es el caso de la vía electoral, entre otros factores, incluso externos, como la situación de Cuba y Nicaragua, generan el caldo de cultivo perfecto para una mayor conflictividad social y política, que podría iniciarse de manera temprana con ocasión de la repetición de la elección en Barinas o, posteriormente, por las demandas para la activación del revocatorio, entre otros detonantes.
3. La División de la Oposición: La estrategia de dividir para gobernar implementada a través del clientelismo político electoral, permitió al gobierno fragmentar a la oposición en varias oposiciones. Asimismo, logró generar algunas nuevas oposiciones y cooptar a otras, a los fines de evitar que tanto la elección parlamentaria como la regional y municipal, se polarizaran entre el oficialismo y la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). Además de las oposiciones generadas a partir de la estrategia gubernamental, en el seno de los partidos que conforman la alianza opositora también se han generado divisiones propias que se originan en la lucha por liderar, ante la percepción de algunos de que este nuevo ciclo incluye el reemplazo de Guaidó como líder y del gobierno interino, como estructura organizativa y de interlocución de la oposición. Esta división amenaza con fracturar lo que se conoce como el G4+ (el Grupo de los 4 que incluye a los principales partidos de oposición y a los minoritarios que les acompañan) y reagrupar a los actores opositores (tanto reales como nominales) en al menos dos polos. Uno conformado por los actores más moderados, dispuestos a cohabitar con el gobierno y a esperar hasta el 2024, y los más confrontacionales que buscaran avanzar entre el 2022 y el 2024.
4. Más Negociación, Menos Acuerdos: Con respecto al regreso a la mesa de negociación iniciada en México, ante la evidente dificultad para que el gobierno logré alcanzar lo que quiere (mayor legitimidad y menos sanciones), no habrá prisa por volver, y si lo hace, lo hará con su propia agenda y presionando por un cambio de interlocutores que debe incluir a las “otras oposiciones”. Si no hay movilización que genere presión interna, el balance de poder entre el gobierno y la oposición seguirá siendo asimétrico, lo cual no permite augurar escenarios de cooperación derivados de un proceso de negociación, lo que tiende a dar mayor estabilidad a un statu quo favorable al régimen. Solo en el caso de que el balance de poder entre gobierno y oposición gane simetría, haciendo la cooperación necesaria para el mismo régimen, lo que implica que el gobierno pierda poder o la oposición lo gane, es posible pensar en una solución política negociada.
5. El Revocatorio como Centro de Gravedad: El 10 de enero se cumple la mitad de mandato de Maduro y se puede pedir la activación del Referendo Revocatorio que, con un 80% de apoyo, inevitablemente se convertirá en el centro del debate político durante el 2022. El Referendo Revocatorio puede terminar convirtiéndose en la línea divisoria entre “las oposiciones”, porque dividirá la cancha de una forma que será difícil de ignorar. Habrá una oposición que lo promueva y otra oposición que va a preferir esperar al 2024, y que probablemente no se opondrá de viva voz, pero mantendrá silencio o una posición tímida.
Prospectiva Internacional
6. Divisiones hacia adentro, divisiones hacia afuera: Pese a que la atención internacional sobre el país se mantiene por varias razones: el agravamiento de la emergencia humanitaria compleja; desbordamiento exterior del deterioro acelerado: diáspora, ilícitos, grupos irregulares y efectos sobre la seguridad en la región y el hemisferio; especial atención al tema de los Derechos Humanos y las expectativas internacionales ante la mesa de diálogo instalada en México con mediación de Noruega; así como por la compleja dinámica geopolítica internacional, donde China, Rusia e Irán se muestran desafiantes; la posición de la comunidad internacional democrática se vuelve más ambigua y compleja tras el triunfo del gobierno en la elección regional y municipal. En este sentido, algunos aliados democráticos deshojan la margarita entre continuar reconociendo al gobierno interino como formula jurídica, por el desconocimiento de la elección presidencial de 2018, o reconocer y normalizar su relación con quienes detentan el poder de facto. Es así como pareciera inevitable que el número de 56 países que reconocían a Guaidó como presidente interino se reduzca de manera expresa o tácita. A todo evento, tanto Estados Unidos y varios de los que han sido los principales aliados democráticos en Europa y las Américas, continuarán apoyando a Guaidó y reconociendo al gobierno interino. Otros actores internacionales apostarán a la neutralidad política o, cuando mucho, a “opositores moderados” tolerados por el régimen, y por lo tanto, más compatibles con una normalización de relaciones. Asimismo, continuarán profundizándose las divisiones geopolíticas entre democracias, que apoyan una transición política en Venezuela, y Estados autocráticos, que estrechan sus vínculos comerciales, políticos y militares con el régimen madurista.
7. Dos escenarios mutuamente excluyentes: La situación descrita plantea dos posibles escenarios. El primero, marcado por divisiones dentro de las fuerzas opositoras internas, grandes tensiones geopolíticas mundiales, divergencias entre democracias, autoritarismos desafiantes y la prudencia política de Joe Biden. En este caso, se estanca el diálogo, se sigue consolidando el statu quo, con la metodología de burbujas de acuerdos poco eficientes y discriminatorios controlados por el régimen, y se mantiene la estrategia de dividir a las oposiciones democráticas, tanto dentro como fuera del país.
El segundo escenario se caracteriza por una mayor y mejor coordinación y movilización interna e internacional. Aún en medio de un contexto global de grandes tensiones, ello podría sostener el avance, paso a paso, en la revisión y fortalecimiento de la estrategia de persuasión/presión para reducir asimetrías en la mesa de diálogo y negociación, y para sumar apoyos democráticos nacionales y en espacios multilaterales.
Prospectiva Social
8. Profundización de las desigualdades sociales: Venezuela sigue y seguirá siendo el país con mayor desigualdad social en América Latina, pues la leve recuperación económica que se ha dado durante 2021, derivada de una pequeña reactivación del comercio y de la dolarización transaccional, así como de los sueldos y salarios, ha generado un efecto dual. Por una parte, la mejora de las condiciones de vida de un sector minoritario, que ahora tiene más acceso a bienes y servicios, y por la otra, más pobreza y desigualdad para otros que quedarán excluidos debido a que sus ingresos no están indexados en dólares y no reciben remesas. Esto llevará al surgimiento de desigualdades en todos los estratos sociales. Se hará cada día más evidente la opulencia entre un estrato alto que aprovecha sus conexiones con el Estado para desarrollar actividades legales o ilegales impunemente, o de quienes sin estarlo encuentran como aprovechar la situación a su favor, e incluso un estrato social de micro-privilegiados entre los pobres, bien porque logran adaptarse a la situación, porque reciben remesas, o por su relación clientelar con el Estado. Se espera el abandono de la participación y la mutación de las herramientas de organización popular para convertirlas en instrumentos políticos y de control social del gobierno.
9. Aumento de las actividades ilegales: La profundización de las desigualdades sociales puede traer como consecuencia el aumento de delitos y violencia en el país: más robos en transporte, viviendas y negocios; el regreso de las pandillas, así como del secuestro y extorsión en dólares. Lamentablemente, también tienden a mantenerse actividades de sobrevivencia como la explotación infantil y la prostitución.
Se mantiene la emigración: la caída de las expectativas sobre un posible cambio político mantendrá elevado el flujo de migrantes que incluirá nuevos sectores de la población, especialmente a técnicos, lo que implica mayor fuga de talentos y personal capacitado.
Prospectiva Económica:
11. La hiperinflación cede, pero no termina: Al evaluar lo que ha sido 2021 para la actividad económica en el país, efectivamente hay una recuperación leve, debido a que el gobierno diversificó las fuentes de ingreso, empezó a ejecutar gastos en divisas, sigue privilegiando el control de la inflación sobre el crecimiento, aunque la sostenibilidad fiscal aún está lejos. Sin embargo, persiste la resistencia a que la dolarización avance. Pareciera que la economía se encamina a salir de la hiperinflación que la ha estado azotando en los últimos años, pues la inflación en los meses de septiembre, octubre y noviembre fue de un dígito. Esto gracias a la estabilización del tipo de cambio.
12. Se detiene la caída: Después de ocho años de caída del PIB, en el 2021 se desacelera esta tendencia a un decrecimiento de apenas el -0.5%, que podría revertirse hacia un crecimiento relativo de 6.9% durante 2022, lo que implica un crecimiento pequeño considerando el tamaño de la actual economía del país, pero significativo si se le compara con la caída de -0,5% de 2021 o el -31.2% de 2020. Este crecimiento se explica, en parte por un posible aumento de la producción y precios petroleros, lo que significará una mejora en el flujo de caja del gobierno, sumado a los efectos de la dolarización, las remesas, la economía negra y la economía informal. En ese sentido, se estima que los ingresos totales del país pasarán de 9 mil 200 millones de dólares en 2021, a unos 16 mil 100 millones de dólares en 2022. Las remesas, que este año se ubicaron en 1.900 millones de dólares, podrían aumentar a 2.400 millones de dólares. Los sectores que pueden resultar favorecidos en la economía formal son salud, alimentos, comercio minorista, cuidado personal, tecnología, servicios profesionales, inmobiliarios, químico y Fintech. En relación a las actividades ilegales o la economía negra, aunque no contamos con cifras confiables sobre su tamaño, podemos decir que para el año 2020, según las estimaciones de la Organización de Estados Americanos, la Comisión de Comercio de Naciones Unidas, y Ecoanalítica, actividades como el contrabando de oro, el tráfico de estupefacientes, la sobrefacturación y la extorsión podrían haber totalizado unos ocho mil trescientos millones de dólares, lo que equivaldría a un tercio del tamaño de la economía para ese año.
13. Incertidumbre sobre las políticas económicas: A pesar de que existen mejoras en lo económico derivadas de una liberalización pragmática de las actividades económicas, incluidas las ilegales, ante la reducción de recursos del Estado y su consecuente incapacidad para proveer a la población en sus necesidades básicas, y a sus soportes de poder de fuentes de enriquecimiento que sirven de motivación al mantenimiento del statu quo, ello no implica la implementación de un nuevo modelo económico, ni la sustentabilidad del crecimiento en el mediano o largo plazo, ni la derrota de la inflación, ya que ello demanda la construcción de confianza, lo que es poco probable que se logre sin un cambio de gobierno y de modelo político. Tales incertidumbres se exacerban cuando se conoce sobre las tensiones que las políticas económicas generan a lo interior del alto gobierno y se evidencian las contradicciones entre altos funcionarios, como la de la vicepresidenta Delcy Rodríguez, quien afirmo recientemente que “adoptar el dólar como moneda sería el peor error para Venezuela”, y la del ministro de Petróleo, Tarek el Aissami, quien ha sido responsable en buena medida de los cambios en la economía y en el manejo de la industria petrolera, sobre todo cuando circulan rumores sobre su inminente reemplazo.
Agradecimientos: Agradezco a los miembros de la Mesa de Análisis Coyuntural (MAC) por las informaciones, conocimientos y análisis que semana tras semana compartimos y alimentan nuestro criterio y comprensión haciendo posible la producción de nuestros memos, de los contenidos de nuestros editoriales, y la presentación de escenarios en nuestro evento semestral Prospectiva Venezuela, y en especial a Elsa Cardozo y Félix Arellano por sus recientes presentaciones para Prospectiva 2022 Semestre I en el área internacional, Roberto Briceño León en lo social, Asdrúbal Oliveros y Luis Bárcenas en lo económico, y Nélida Sánchez y Roberto Abdul en lo electoral.