Lecturas recomendadas

Benedicto XVI y el diálogo con pensadores ateos

«La muerte del papa Benedicto XVI invita a una reflexión serena sobre las luces y las sombras de alguien que, además de Pontífice de la Iglesia católica, ha sido un intelectual europeo de gran relieve»

«En este texto quiero destacar una de sus grandezas: la capacidad por iniciativa propia de ir al encuentro de grandes ateos vivos y dialogar con ellos sabiéndolos escuchar y estando dispuesto a aprender»

«Benedicto XVI fue muy valiente en estas confrontaciones dialógicas y también manifestó una enorme honestidad intelectual. Por eso, fue tan apreciado por los enfants terribles del nuevo ateismo militante»

La muerte del papa Benedicto XVI invita a una reflexión serena sobre las luces y las sombras de alguien que, además de Pontífice de la Iglesia católica, ha sido un intelectual europeo de gran relieve.

En este texto quiero destacar una de sus grandezas: la capacidad por iniciativa propia de ir al encuentro de grandes ateos vivos y dialogar con ellos sabiéndolos escuchar y estando dispuesto a aprender. Estos intelectuales también lo buscaron como interlocutor, entre otras razones porque nunca ocultó dimensiones sustanciales de la identidad cristiana que chocan con el discurso dominante en la alta cultura ilustrada. Entre otras destacan la existencia de Dios, la pretensión católica de Verdad, la divinidad de Jesús, su Resurrección, la escatología, las diversas partes del Credo, etc.

Benedicto XVI fue muy valiente en estas confrontaciones dialógicas y también manifestó una enorme honestidad intelectual. Por eso, fue tan apreciado por los enfants terribles del nuevo ateismo militante, aunque tengamos que excluir de esta caracterización al mayor filósofo vivo, Jurgen Habermas, que representa otro tipo de ateismo. Muy criticado por cierto por otros interlocutores del papa recientemente fallecido.

En ‘Democracia laica y religión pública’ (Taurus, 2007) analicé en un largo capítulo el pensamiento ético, político y jurídico de Ratzinger/Benedicto XVI. Este trabajo me llevó a realizar un seguimiento de esta acción de diálogo con el mundo ateo llevada a cabo por este Papa nada menos que hasta el año 2021. Algo prodigioso.

Se han analizado las luces y las sombras de la teología de Ratzinger/Benedicto XVI por diversos autores de gran valía. Remito a lo que he leído más recientemente: los textos de José Ignacio González Faus y Jesús Martínez Gordo en Religión Digital.

Son menos conocidas las incursiones de Ratzinger y, después, Benedicto XVI, en los ámbitos de la filosofía del derecho, la filosofía moral y la filosofía política. Podría parecer que el pensamiento de esta Papa ha sido exclusivamente teológico. No es cierto.

También puede pensarse que ha sido un intelectual tímido y alejado de los asuntos mundanos. Tampoco es cierto. Como intenté mostrar en el libro anteriormente citado, tuvo un proyecto cultural, un proyecto filosófico y un proyecto político para Europa. Destaco especialmente la dimensión política de su pensamiento, su acción y su pontificado. Esta ha sido una de las razones por las que pensadores ateos cultivadores a la vez de la ontología y de la filosofía y la praxis política lo tomaran en serio y se sintieran motivados para debatir con él. En un obituario en The Objective, Antonio García Santesmases, catedrático de Filosofía política y destacado miembro de Izquierda Socialista en el PSOE, ha escrito desde su agnosticismo dialógico con el cristianismo ilustrado y de liberación: “Debemos reconocer que hemos tenido pocos adversarios tan agudos como el hombre que tras años de silencio acaba de fallecer” (The Objective).

«Destaco especialmente la dimensión política de su pensamiento, su acción y su pontificado. Esta ha sido una de las razones por las que pensadores ateos cultivadores a la vez de la ontología y de la filosofía y la praxis política lo tomaran en serio y se sintieran motivados para debatir con él»

Desde 1981, Ratzinger era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. En 1999 publicó el texto ‘La crisis del derecho’. Me parece que puede considerarse el inicio de su entrada en los grandes debates filosóficos con una clara dimensión política práctica. En ese año se creó en Roma el Centro di Orientamento Político, en el que él ha tenido una gran influencia. La finalidad de ese Centro era orientar a los políticos que eran católicos para que su libertad de conciencia estuviera ligada a la obediencia a ciertos planteamientos del magisterio de la Iglesia. También pretendía estimular la desobediencia parlamentaria ante leyes que contravinieran ese magisterio desde la teoría de los valores absolutos innegociables. Estas tesis han estado y están muy presentes en sectores del episcopado y de políticos y periodistas españoles del mundo conservador.

La gran puesta en escena del Ratzinger que debate y dialoga con destacados sectores del mundo ateo tiene lugar en el año 2000 a través de su largo artículo ‘La veritá cattolica’ publicado en MicroMega, una de las más prestigiosas revistas italianas. Su director es Paolo Flores D’Arcais, uno de los ateos más beligerantes en Europa.

Desde aquel año, Ratzinger/Benedicto XVI y Paolo Flores D’Arcais han mantenido disensos muy fuertes sin dejar de dialogar. El 21 de Septiembre del 2000 tuvo lugar en el teatro Quirino de Roma un debate ante más de dos mil personas entre los dos pensadores a los que me estoy refiriendo. ¿Sería imaginable en ese año un hecho parecido entre el cardenal Rouco Valera y Fernando Savater en un gran teatro madrileño?.

Las disonancias entre ambos prosiguieron y en el año 2008 publicaron un gran libro conjunto: ‘¿Dios existe?’, en el que presentan posiciones antagónicas muy razonadas a favor de su inexistencia o existencia.

El ateo europeo por antonomasia publicó con quien sería papa el libro Controversia su Dio. Preceduta de La sfida oscurantista de Joseph Ratzinger ( Ponte alle Grazie, 2010). El antagonismo era radical, pero el diálogo nunca se rompió. La grandeza de Benedicto XVI en aquel año muy anterior a su acceso al papado fue el de encarnar a un nuevo Pablo de Tarso en un aerópago muy difícil en el que se volvía a proclamar la necedad y locura de la fe cristiana.

El diálogo más interesante y de mayor hondura de los celebrados en Europa sobre Dios, la fe cristiana, la moral, el derecho, el Estado y la política fue el celebrado en enero de 2004 entre Ratzinger y Jurgen Habermas, el filósofo de mayor envergadura intelectual entonces y ahora.

El contenido de ese encuentro ha sido publicado con el título ‘Dialéctica de la secularización. Sobre la razón y la religión’ en la mayoría de los idiomas del mundo occidental. En el libro personal citado anteriormente analicé los consensos y los disensos entre estos dos grandes pensadores. No es posible en este espacio hacer ni siquiera una reseña de los principales temas objeto de debate. Sí quiero subrayar lo que me parece más importante: dialogando limpiamente con el deseo de aprender del otro y estar dispuesto a cambiar o al menos matizar algunas de nuestras posiciones se logran grandes avances humanizadores. Personalmente, aunque no soy ateo, en ese debate estoy más cerca de Habermas que de Ratzinger, pero eso no me impide reconocer la grandeza de este hombre y, especialmente, su valentía intelectual.

El último gran debate al que me quiero referir en esta semblanza de una de las dimensiones más destacadas de la personalidad intelectual de Benedicto XVI es el mantenido con Piergorgio Onifreddi, destacado matemático y presidente de la Unión de Ateos y Agnósticos Racionalistas en Italia. Representa la versión de un ateísmo cientificista militante.

«Más allá de las formas de entender la vida, la ciencia y la religión, hay un sustrato humano común de fraternidad en la divergencia radical que es lo que más ennoblece a las personas capaz de activar esta dimensión del ser»

La correspondencia entre ambos y los coloquios mantenidos entre 2013 y 2021 muestra que más allá de las formas de entender la vida, la ciencia y la religión, hay un sustrato humano común de fraternidad en la divergencia radical que es lo que más ennoblece a las personas capaz de activar esta dimensión del ser. Recientemente ha sido publicado esta larga serie de debates y diálogos por la editorial Rizzoli con el título de resonancias machadianas ‘In camino a la ricerca de la Veritá’. Desgraciadamente no ha sido traducido todavía y confío en que alguna editorial católica o laica lo edite pronto.

El Papa Francisco también ha cultivado el diálogo con el mundo ateo. Destacan especialmente sus encuentros con Eugenio Scalfari, el fundador del diario La Repubblica y uno de los principales intelectuales en Italia y en Europa. El contenido de estos encuentros están recogidos en dos libros: ‘Dialogo tra credenti e non credenti’ (2013) y ‘Il Dio único e la societá moderna’ (2019). Ambos han sido publicados por Einaudi, una de las prestigiosas editoriales italianas. Desgraciadamente no se han traducido. Se pueden leer algunos de estos diálogos en la revista de pensamiento cristiano Iglesia Viva.

No puedo terminar este texto sin hacer memoria del cardenal Martini y sus diálogos con Umberto Eco y otros pensadores italianos recogidos en el libro ‘¿En qué creen los que no creen?’. En España no existe esta práctica, salvo una sección de debate que mantuvo la revista anteriormente citada en el que dialogaban ateos y agnósticos españoles y pensadores cristianos. Desgraciadamente esa sección no sigue. El Foro sobre el Hecho Religioso, impulsado por José Gómez Caffarena, y especialmente el Instituto Fe y Secularidad, creado y dirigido por Alfonso Álvarez Bolado, fueron grandes plataformas para el diálogo con el mundo ateo y agnóstico. Los jesuitas se dispararon un tiro en el pie y en la cabeza cuando decidieron – ¿por iniciativa propia o por imposición episcopal?- cerrar estas iniciativas tan fieles al Concilio Vaticano II. Uno de ellos, José Ignacio González Faus, escribió con el agnóstico Ignacio Sotelo, un gran libro ¿Sin Dios o con Dios? (Ediciones HOAC). No ha habido continuidad en este tipo de diálogos.

«Cuando más irreligión hay en España, cuando más sube en las encuestas la autoidentificación de ateo, menos presencia pública en este campo. ¿A qué se debe?»

Sirva, al menos, la trayectoria de Benedicto XVI en este campo para que la Iglesia española se haga cargo de esta realidad: cuando más irreligión hay en España, cuando más sube en las encuestas la autoidentificación de ateo, menos presencia pública en este campo. ¿A qué se debe?.

Honestamente he de decir que desde hace años he preferido a autores cristianos muy diferentes a Ratzinger en el diálogo con ateos en diversos países. Esto en modo alguno me impide agradecer el talante y la audacia de este nuevo Pablo de Tarso que con mayor o menor fortuna estuvo en los Aerópagos ateos de Europa. Una lección que nos ha dado y que debemos aprender y agradecer.-

04.01.2023 | Rafael Díaz-Salazar (RELIGION DIGITAL, MADRID)

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