Opinión

Verdades amargas

 

Gloria Cuenca:

Como el bolero, para todos conocido: fui comunista y maoísta por 20 años de mi vida. Un error, del que me arrepiento; como vaticinó mi padre, que sería. He pedido perdón de todas las maneras posibles, hasta lograr perdonarme yo misma. Ahora, investigo desastres observables, ocurridos entre los diferentes movimientos: izquierdosos, revolucionarios, progres, marxistas y leninistas, entre los nombres que usan para disimular su verdadera identidad: el comunismo.

Busco sobre el Foro de Sao Paolo. ¿Qué encuentro? Varios y diversos disparates. Sí no tuvieran conmocionado al mundo, resultarían grotescos, insólitos,  desagradables. En vista de qué, la utopía cerrada [1] de la revolución mundial y del triunfo del socialismo sobre el capitalismo ha sido derrotada; “perdedores y traumatizados” hijos de Lenin y Mao, decidieron acabar con el capitalismo de la peor manera: usar la delincuencia y el narco tráfico, para destruir desde adentro al capitalismo y posteriormente, adueñarse del planeta entero. No deben alarmarse, no estoy descubriendo el agua tibia, está descrito en algunos de los libros de cabecera de los revolucionarios: “El uso del lumpen proletariado, finalidad: cambiar el mundo”.

Mandan a los malandros a actuar de la peor manera, para “destrozar a la burguesía”. Los “pobres delincuentes” son usados por los revolucionarios con fines de la politiquería más horrenda, a cambio de su libertad. Pretenden que realicen fechorías: aniquilamiento, torturas, desapariciones forzadas, entre otros aspectos. Cumplido el mandato: los aniquilan. Los peores delincuentes, si se arrepienten, merecen una segunda oportunidad. Eso cuando pensamos con humanidad. Los vengadores, revanchistas y, especialmente, los resentidos de todo tipo: sociales, emocionales y/o existenciales, (Pueden ser dos tipos a la vez.) siempre creen que la solución a sus problemas internos, se resuelve desde afuera, y con violencia: vía “la partera de la historia”. Grave error.

Hay que ser valiente para enfrentar demonios internos y resolver “complejos”, “resentimientos”. No pensar, ni ilusionarse ¿eres “Como Dios”?  Cuidado, comunistas, ateos, convictos y confesos, se creen “Cómo Dios”[2]. Sin embargo, ni siquiera nuestro señor Jesús Cristo pudo hacer “al hombre nuevo”. Todo lo contrario, el comunismo, socialismo del siglo XXI, ha generado al mayor número de corruptos, narcotraficantes y “trenes” de delincuentes, en todo el planeta, como nunca jamás. Eliminaron moral y  buenas costumbres, como formas de “la consciencia social burguesa” y suspendieron la Ética para cuando llegue el comunismo.

Nos damos cuenta del desastre. Cómo si fuera poco declararon la religión” opio de los pueblos”, eliminando las doctrinas espirituales donde gobiernan. En el oriente del planeta acaban con normas de ética establecidas por Confucio, Mencio y Buda. Al quedar al garete, las “masas revolucionarias” eligen como único objetivo de vida: el dinero, y ¿cuál sistema privilegia el dinero, por encima de todo? ¡Bingo! ¡el capitalismo! ¿Qué hicieron? Volvieron al capitalismo salvaje del siglo XVII y XVIII, como si nada, explotan a los niños, a las mujeres, también a los hombres, los tratan como esclavos. Los “productores capitalistas” no sienten asco de utilizar ese desastre, que incluye la más abyecta violación de los derechos humanos, con tal de lograr producción barata; no obstante, al mayor costo de abuso humano en la actualidad.

Creer que la revolución traerá beneficios consigo, a estas alturas de lo vivido y conocido, sin lugar a dudas, implica una especie de “negación existencial”. Conozco de cerca esas situaciones. Hay personas que viven la negación, no solo en lo político, sino vivencialmente, se tapan los ojos frente a la realidad. Ante esto, no puedo sino recordar, constantemente, a mi madre, quien decía:” Frente a los hechos, primero, aceptar la realidad”. Con lo que se obliga a una a ver lo que ocurre, o lo qué  pasa a alguien querido. Lo sabemos, es terrible; sin embargo, mucho peor actuar “cómo sí nada pasa”. Ni piensen los revolucionarios honestos y de buena fe, (los hay, se los aseguro) que cuando escribo, no siento piedad por ellos. Lo lamento, Yo viví ese proceso, intenso y doloroso; con ventaja: era joven, amaba mi pareja, adoraba mi profesión, fascinada con dar clases, mis hijos amados deseados y, Venezuela era una maravilla, aún cuando estos pretendan hacernos creer que todo era malo. Nada que ver.

Me regresé de la locura y los brazos amorosos de familiares, amigos, colegas y maestros, entre otros me recibieron con alegría, perdonaron el disparate. Claro, se dieron cuenta de mi ingenuidad y buena fe. Aprendí: hay un aspecto de la inocencia que no es positivo, ni conveniente. Sí seguro es bonito y nos parece alegre, pero ¡ay! de “quien se equivoca” ; se las ve de terror. Cuesta trabajo entender todo ese proceso vivido y comprometido con la existencia cotidiana, llevándose por delante a los valores, las creencias, los principios en pos de la utopía cerrada. No solo cerrada, totalmente, clausurada e imposible.

Vivimos días difíciles, con retos y desafíos por delante. Maravilloso contar con una líder extraordinaria que avanza por el tenebroso mar que con, maquinaria destructora, oscurecen y hacen más bravío. ¡Dios la ampara y la Virgen la acompañe! ¡Dios Misericordioso se apiade de nosotros y nos guíe en esta tormenta!.-

[1] Término del Maestro Daniel Prieto Castillo, opuesto a la utopía abierta, esa sí realizable y posible.

[2] “Como Dios” cuento de Antonio Márquez Salas, escritor venezolano. Uso el título de su cuento. Hasta allí.

Imagen referencial: Diario La Prensa

Publicaciones relacionadas

Mira también
Cerrar
Botón volver arriba