¿Qué hace una Orden ecuestre de origen medieval de la Iglesia en pleno siglo XXI? La Orden del Santo Sepulcro contada por un protagonista
La Orden es un ente central de la Iglesia.
Leonardo Visconti di Modrone, de familia noble italiana, empezó su carrera en la diplomacia italiana en 1971. En 1997 ayudó a supervisar las primeras elecciones en Albania. Fue embajador de Italia en España de 2010 a 2012. Y desde 2017 es el Gobernador General de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro, el mayor cargo operativo, justo por debajo del Gran Maestre que es, desde diciembre de 2019, el cardenal Fernando Filoni.
En la revista La cruz de Jerusalén, de la Orden del Santo Sepulcro, explica algunos de los cambios en la acción de este organismo, cuyos 30 mil miembros buscan ayudar a la tarea caritativa y evangelizadora de la Iglesia en Tierra Santa. “Dedico toda mi energía a la Orden, y vuelvo a encontrar el entusiasmo de mis primeros años de carrera, como humilde trabajador en un campo fértil donde, al bien que uno puede hacer, se suma el enriquecimiento espiritual que aporta diariamente la pertenencia a la Orden”, explica, entrevistado por François Vayne.
4 ejemplos de retos que afronta la Orden
“Hace tres años y medio, cuando asumí el cargo de Gobernador General, el Gran Magisterio se enfrentaba a cuatro grandes problemas: el bloqueo de la aprobación de los nuevos Estatutos, las deudas del Patriarcado [católico-latino de Jerusalén] causadas por la Universidad de Madaba, el litigio con el inquilino del Palazzo della Rovere y la dolorosa escisión en el seno de la Lugartenencia de Francia. Hoy se ha encontrado una solución para estos cuatro puntos, y el Gobierno de la Orden puede mirar al futuro con confianza”, explica Visconti sobre los últimos años, en un recorrido que ejemplifica el tipo de retos que implica gestionar un gran patrimonio internacional.
Proyectos más pequeños, uno por Lugartenencia
Uno de los cambios se ha dado en el tipo de proyectos que la Orden y el Patriarcado Latino de Jerusalén están poniendo en marcha en los últimos tiempos.
“De común acuerdo con los responsables del Patriarcado latino, he propuesto la fórmula de los «pequeños proyectos», en lugar de construir grandes edificios que son difíciles de gestionar y requieren un presupuesto considerable. Los proyectos pequeños tienen la ventaja de extenderse por un vasto territorio, atendiendo a las necesidades más diversas, incluso en comunidades pequeñas. Además, cada uno de ellos puede ser atendido íntegramente por una Lugartenencia, que de este modo se atribuye el mérito y tiene más incentivos para invertir recursos”, explica.
Una Lugartenencia es un territorio de la Orden. España, por ejemplo, tiene dos: una ocupa la antigua Corona de Aragón más Navarra, y la otra el resto del país. Hay más de 60 lugartenencias de la Orden en todo el mundo.
En 2020 se decidió que cada Lugartenencia debía asumir sólo un proyecto, para asegurarse de que entre todas no dejaran de apoyar los gastos grandes estables: los gastos institucionales del Patriarcado (300.000 dólares mensuales), la ayuda a las escuelas católicas de Tierra Santa (290.000 dólares mensuales) y el Seminario de Beit Jala (57.000 dólares mensuales).
Un ejemplo de proyecto “grande” con los que la Orden no quiere complicarse en esta época es la edificación de una nueva iglesia en Jubeiha, cerca de Ammán, Jordania, que cada vez se ampliaba con más y más cambios. “Me opuse a ello y pedí que los cambios se limitaran a lo esencial. No olvidemos que el propio Papa, cuando necesita espacio para eventos especiales, celebra la misa en la plaza de San Pedro, aunque tenga la mayor catedral de la cristiandad. No veo por qué no podemos hacer lo mismo en Jubeiha en las ocasiones en que hay una presencia excepcional de fieles”, detalla.
También con los cristianos de ritos orientales
La Orden no sólo apoya al Patriarcado latino, sino también a los cristianos de ritos orientales de Tierra Santa a través de la Congregación para las Iglesias Orientales y su brazo de ayuda, la la ROACO (Reunión de las Obras de Ayuda para las Iglesias Orientales).
“Generalmente damos prioridad a los proyectos en Palestina, Israel y Jordania, pero en 2020, tras la trágica explosión en Beirut, hemos decidido contribuir también a la financiación de proyectos en Líbano. Además, hay otras instituciones que lo merecen y a las que ayudamos.
Pienso, por ejemplo, en la Universidad de Belén o en la CNEWA (Catholic Near East Welfare Association). También ayudamos a financiar los proyectos hospitalarios de la Orden de Malta: los medios nunca son suficientes, a pesar de la generosidad de nuestros miembros”.
Un nuevo proyecto de la Orden está en la ciudad nueva de El Cairo, en Egipto, con un hospital y un orfanato nuevo que promueve la ONG «Bambino Gesù del Cairo».
“Egipto, donde se alojó la Sagrada Familia, forma parte de Tierra Santa, en el sentido más amplio de la palabra, al igual que todos los territorios bíblicos desde el Nilo hasta el Éufrates”, recuerda Visconti.
Visconti calcula que sumando todos estos proyectos “en los últimos diez años hemos enviado más de 150 millones de dólares a Tierra Santa“.
La función del Gran Maestre
El cargo de Gran Maestre lo tiene actualmente el cardenal Filoni. Visconti explica que la persona que ostenta ese cargo “tiene la última palabra sobre cada propuesta del Gran Magisterio, pero generalmente aprueba los proyectos que se le proponen tras un cuidadoso estudio comparativo destinado a definir, en la medida de lo posible, las prioridades”. Además, tiene a su disposición una parte del presupuesto «para proyectos del Gran Maestre» del que puede sacar para financiar proyectos que haya elegido personalmente.
Restaurar un palacio del siglo XV junto al Vaticano
La Santa Sede ha regalado a la Orden un palacio del siglo XV en la Via della Conciliazione, a pocos pasos del Vaticano, el Palazzo della Rovere.
Visconti piensa que el deber de la Orden es aplicar la parábola de los talentos y lograr que el Palacio dé fruto. “A lo largo de los años, por iniciativa del cardenal Foley, Gran Maestre de la época, se reservaron fondos para la restauración y el mantenimiento del Palazzo”, explica. Estaba presupuestado dedicar en 2021 5,4 millones de euros a restaurar y adecuar este edificio histórico, frente a los 13,3 que se querían destinar a Tierra Santa.
“Una vez terminadas las obras, una parte del Palazzo puede alquilarse a un hotel para atender las necesidades de la Iglesia. Mi sueño es retirar rentas del «talento» que se nos ha confiado, fondos suficientes para cubrir los gastos de gestión del Gran Magisterio, de modo que podamos atribuir a Tierra Santa la totalidad de los donativos que recibimos de nuestros 30.000 miembros en todo el mundo. Al mismo tiempo, las salas con frescos del Palazzo podrán acoger eventos relacionados con la misión de la Iglesia y la Orden y darle a conocer promoviendo la caridad”, explica Visconti.
Sobre los nuevos Estatutos de la Orden, de 2020, detalla que “se reconoce formalmente que la Orden es un ente central de la Iglesia. No somos un grupo de fieles que se reúnen en oración y peregrinación: somos parte integrante de la Iglesia e instrumento de su solicitud por la Tierra querida por nuestra Fe, la Tierra donde Nuestro Señor nació, vivió, murió y resucitó”.
Con información de Fundación Tierra Santa/Zenit