Card Urosa: Su corazón sagrado es el símbolo
EL AMOR DE CRISTO
VENID A MI… QUE SOY MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN (Cfr. Mt 11,29)
CARDENAL JORGE UROSA SAVINO, 23 DE JUNIO DE 2O21
En este mes de junio los católicos hemos celebrado dos grandes fiestas de Jesucristo: la del Corpus Christi, y la del Sagrado Corazón de Jesús. Ambas solemnidades exaltan la grandeza de la persona de Cristo, y conmemoran y festejan la inmensidad de su amor a la humanidad.
El Corpus celebra con esplendor lo que el Jueves Santo ya conmemoramos con sentimientos de luto y dolor por su pasión y muerte: la institución de la Santísima Eucaristía. Cristo nos ha amado tanto que se entregó por nosotros en la cruz, y nos ha dejado su Cuerpo y su Sangre presentes sacramentalmente bajo las especies físicas del pan y del vino consagrados, para acompañarnos, alimentarnos y fortalecernos hasta que vuelva, hasta el final de los tiempos ( 1Co 11, 23-27).
Por la acción del Espíritu Santo, Cristo produce con sus palabras pronunciadas por el sacerdote, el milagro de su verdadera presencia real en el santísimo sacramento el altar. Es uno de los grandes regalos que Cristo nos dejó con su pasión y resurrección: su cuerpo y su sangre, verdadero pan de vida, bajado del cielo; los otros regalos: su madre, la santísima Virgen María como madre nuestra, y el Espíritu Santo que nos enviaría luego en Pentecostés.
Por eso la Iglesia, los cristianos, realmente adoramos conscientemente a Cristo presente bajo las formas sacramentales. Y nos nutrimos espiritualmente de su propio ser, para alimentar nuestras almas a fin de vivir nuestra entrega a Dios, para unirnos, transformarnos y asemejarnos a Él, entregados totalmente, santamente a la adoración, al amor y a la gloria de Dios, nuestro Padre celestial, y al amor al prójimo.
Por otra parte, el Sagrado Corazón de Jesús representa y simboliza a Cristo que con su amor nos redime, y manifiesta las bondades de su misericordia, su compasión por la humanidad necesitada de perdón, de aliento, de esperanza, en medio de tantas dificultades causadas por el pecado y por las dificultades de la vida… “Venid a mi todos los que estáis fatigados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas, Porque mi yugo es suave iy mi carga es ligera”. (Mt 11, 28-30)
Su corazón sagrado es el símbolo, la representación de su ser, en cuanto que expresa la inmensidad del amor de Jesús por la humanidad, es decir, los sentimientos de afecto, compasión, ternura y misericordia que su corazón alentaba durante su vida, toda ella una entrega de amor a Dios por la salvación del mundo.
En nuestros días, la bellísima y moderna manifestación y devoción al Señor de la Misericordia, que nos presenta de Cristo como Dios misericordioso, refleja, transmite las mismas actitudes del Corazón de Jesús. Simplemente pone un mayor énfasis en su misericordia. Todo esto nos hace inmensamente felices!!! Demos gracias a Dios!
Mis queridos hermanos: Cristo presente en la Santísima Eucaristía; su Sagrado Corazón, el Señor Misericordioso, son diversos aspectos de la grandiosa personalidad y realidad de Jesús Dios y hombre verdadero, que nos mueven a creer en El, a amarlo, a adorarlo, y a seguirlo, sabiendo que el que lo siga no caminará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.(Cfr. Jn 8,12)
CONCLUSIÓN
Renovemos, pues, en nuestras mentes y corazones, con la fe y con nuestro amor, la aceptación de la inmensidad del amor de Cristo en el Santísimo Sacramento del Altar, y la bondad del amor infinito que brota de su corazón sagrado. ¡Vivamos con alegría nuestra excelsa condición cristiana de hijos de Dios, hermanos y discípulos de Cristo, hijos de nuestra madre amorosa, María Santísima, y miembros de nuestra santa Iglesia Católica!