Alexander Von Humboldt
Cardenal Baltazar Porras Cardozo:
Los venezolanos tenemos que agradecer el atractivo que nuestra tierra y nuestra gente ha dejado en quienes venidos de fuera, su fascinación por lo criollo y su entorno los condujo a dejarnos huella en sus pesquisas científicas y en sus acertados análisis de la cultura y variado comportamiento de sus habitantes. El Barón Von Humboldt fue uno de ellos, quien nacido hace algo más de doscientos cincuenta años, merece un reconocimiento mayor que le hemos brindado, reducido en buena parte, a unas cuantas instituciones o lugares que llevan su nombre.
Solazarnos en amenas lecturas, como el libro que recoge las jornadas que la UCAB conjuntamente con el Goethe-Institut llevaron a cabo para “reflexionar desde múltiples visiones 250 años después de Humboldt sobre la vigencia de su pensamiento, su influencia y su legado en América”. Hombre del siglo de las luces, amante de la naturaleza hurgó conocerla y clasificarla, en la Venezuela de los años previos a la independencia, regalándonos un retrato único que se extendió a otros países suramericanos, México y Cuba.
Las ponencias del simposio, variadas y complementarias nos acercan al valor de la naturaleza, el progreso y la ciencia. Territorio, identidad y economía de la naciente Capitanía General de Venezuela, junto a la geopercepción de la provincia de Cumaná, la significación para la historia cartográfica, y el agudo análisis de la cotidianidad del venezolano, nos muestra la actualidad de su mirada, pues no pocas de sus afirmaciones tienen el peso de la visión extranjera sobre la que nosotros mismos muchas veces ignoramos.
Interesante su afirmación de que en Caracas, al igual que en La Habana, había más interés por la política que por la ciencia. Dos siglos después parece que las cosas no han cambiado. “Me ha parecido, -escribe-, que hay una marcada tendencia al estudio de las ciencias en México y en Santa Fe de Bogotá; mayor gusto por las letras y cuanto pueda lisonjear una imaginación ardiente y móvil en Quito y en Lima; más luces sobre las relaciones políticas de las naciones, miras más externas sobre el estado de las colonias y de las metrópolis en La Habana y en Caracas”. No le falta razón a quien afirmó que Quito parecía un convento, Bogotá una universidad y Caracas un cuartel. La personalidad social no cambia tan fácilmente como las modas.
Y respecto a la botánica y la mineralogía señaló que “en medio de una naturaleza tan maravillosa, nadie en estas playas se ocupaba del estudio de las plantas y los minerales”. “Humboldt es uno de los últimos exponentes del saber de carácter universal gracias a su dominio de la multiplicidad de ramas de la ciencia… a su erudición en el campo de las ciencias físicas y naturales, se agregan sus estudios en lingüística, demografía y etnología. Indudablemente se trató de una figura excepcional por su contribución al ensanche de las fronteras de la cultura y de las ciencias, y por su aporte al redescubrimiento del mundo americano”.
A doscientos años de Carabobo, la batalla por la superación de nuestros males, nos exigen dejar de lado las visiones ciegas de quienes pretenden convertirnos en seres unidireccionales, siguiendo ideologías vacías que no nos llevan al progreso humano y espiritual al que tenemos derecho.
38.- 30-6-21(3310)