Opinión

«Perdónalos, Señor, porque no saben lo que hacen»

Egildo Luján Nava:

Desde 1999 hasta el día de hoy, es decir, durante estos últimos 22 años, en Venezuela está instalada una dictadura:  inicua, cruel y  comunista. Además, camuflada bajo el nombre de » Revolución del Siglo XXI», y que ha propiciando una destrucción de la base institucional y moral de la República. Ha promovido la ruina, la destrucción del país, además de la desarticulación de todo el tejido empresarial de la nación, a saber:  industrial, comercial, agropecuaria  y de servicios. 

Los venezolanos, durante ese costoso y largo período, se han mantenido integrados como Sociedad Civil. Y lo han hecho junto a organizaciones partidistas políticas y democráticas, manteniendo una lucha patriótica contra ese mismo régimen que, aliado con ciertas fuerzas forajidas locales y de otras latitudes, no ha dudado en valerse de sus ventajas de Estado para relacionarse con ciertos países anti democráticos, en procura de la estructuración de una obvia «hermandad»  con intereses mezquinos al interés nacional. 

Afirmar lo contrario es un hecho que evidencia la presencia de una visión ingenua  de la realidad nacional e internacional. Porque, sin duda alguna, ha logrado el propósito inicial de su propuesta: depredar al país; convertir  al otrora siempre más próspero país, democrático y respetuoso de las leyes y derechos humanos del Continente Americano, en el caso de hoy: lo que es.

¿Y qué es?:  la referencia que cada ciudadano medianamente informado y formado puede calificar, identificar y señalar. Es decir, una muestra del pasado reciente y del futuro infinito, por las implicaciones que tiene el hecho en toda su magnitud y consecuencias, acerca de lo que es capaz la concepción enferma  y cargada de odio del ejercicio del poder, a partir de las llamadas «bondades» del resentimiento social.

No obstante, y «Aunque Usted no lo Crea», parodiando la frase certera de lo que traduce «Ripley»  a partir de las semejanzas y  reseñas sobre casos y sucesos insólitos, lo visto durante 22 años no lo ha dicho todo ni lo ha podido difundir todo. Hay más. Mucho más. 

Y tiene que ver con la celebración de la Asamblea Anual de los empresarios formales y organizados del país. Bueno, de los que quedan, y que, nuevamente,  luego de 77 años continuos, convierten la reunión  y  la casa emblemática de la representación, en el lugar de y para manifestar su visión del país que ya no es, del que aún sigue siendo y del que, por sobre todas las dificultades, puede ser.

Como lo establecen los Estatutos de la Federación, julio es el mes de la Asamblea. Y, como sucede cada dos años, en esta oportunidad fue también un encuentro institucional electoral. Desde luego, muy a pesar del despropósito gubernamental, dicha Asamblea continúa siendo el evento anual más importante del empresariado venezolano. 

Pero, además, es un ejemplo de perseverancia de parte de quienes, por sobre la visión y concepción que se tiene desde el régimen sobre la innegable importancia de la empresa privada, mientras minimiza su obra de maltrato, destrucción y ruina en que ha convertido su desempeño, tampoco ceden ante la incansable pretensión de barrido absoluto del comunismo reinante, 

Como es  costumbre,  históricamente, para ese evento se suelen cursar  invitaciones como oradores a ilustres personalidades versadas y sobresalientes  en el campo económico  y otros temas pertinentes al desempeño empresarial. Básicamente, para que, a partir de dichas exposiciones, los conferencistas orienten y aporten propuestas de soluciones -o experiencias- que le permitan a los interlocutores una posible recuperación, como una visión ajustada al dominio objetivo de lo que traduce el alcance  al futuro próximo.

Para sorpresa del país, sin embargo, durante el encuentro, como  invitada de honor y oradora de orden en el Acto de Instalación, también estuvo la abogada y actual Vicepresidenta de la República Bolivariana de Venezuela, la Doctora Delcy Eloína Rodríguez, lo cual traduce la participación de la corresponsable de todas las acciones del actual régimen venezolano. Mejor dicho, durante el período en el que se han cerrado, arruinado o expropiado, aproximadamente, el 70% de las  empresas del sector industrial, el 65% del comercio y los servicios, y el 80% del sector agropecuario venezolano. 

Por supuesto, imposible no citar, asimismo, que se trata de una referencia de aquellos que se han ocupado de repetir el mismo ejercicio destructivo de las empresas básicas: petróleo, siderurgia, electricidad, explotaciones mineras, además de los servicios públicos de la nación. Todo lo cual resume, en su casi totalidad,  lo que constituía el soporte económico de los necesarios ingresos de divisas al país, y que ya son consideradas empresas chatarra. 

La invitación de Fedecámaras, y a la que aludimos anteriormente, ha producido protestas de todo tipo: ciudadanas, del mundo político y social, del pueblo opositor al régimen, conformado por más del 80% de la población venezolana. Y lo que todos se preguntan es:  ¿qué pasó en la cúpula empresarial venezolana?. ¿A quién pretendían endulzar o defender? ¿Es que acaso no se han dado cuenta de la terrible situación y desaparición del empresariado venezolano? ¿Será que insólitamente no se han percatado de la gigantesca diáspora, hambre y miseria que viven los venezolanos? ¿Cómo permitieron que se despotricara de los integrantes de la muy querida y respetada Iglesia Católica venezolana? ¿Es que acaso ignoran los juicios a que, por delitos de lesa humanidad,  pudieran ser sometidos algunos personeros del régimen ?.

Habrá que rogarle a Dios que los perdone, porque, definitivamente,  no saben lo que han hecho. Y que ilumine a los nuevos integrantes de la Junta Directiva y del Directorio de Fedecámaras, para que, durante el próximo período bianual, 2021-2023, como  representantes de la institución matriz del sector privado, pilar central económico del país, y junto a lo poco que queda del empresariado, se dediquen a fomentar la recuperación de la nación. También a aportar lo que esté a su alcance, en favor de la necesaria e impostergable refundación de nuestra querida República de Venezuela.-

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