Ruben de la Trinidad: «El pueblo cubano está desnutrido y sin vacunar»
El sacerdote diocesano de La Habana lanza a través de sus redes un duro alegato contra el régimen
«No podemos cerrar los ojos ante la crudeza de la realidad cubana. Hay gente muriendo en los hospitales y en los centros de aislamiento por falta de medicina. En Cuba no hay siquiera lo más elemental como analgésicos, antibióticos o vitaminas», manifestó el párroco en sus redes sociales
El clérigo aludió a que los medios de comunicación del régimen «mienten impunemente guardando el discurso oficial permitido» por «el Dueño Absoluto de la nación», el Gobierno con su único partido, el comunista, el Estado, las Fuerzas Armadas, «todo la misma cosa»
«No existe un apoyo concreto por parte de la comunidad internacional. Tristemente este trago amargo de fatalidad que se eterniza desde el triunfo del mentiroso y camaleónico dictador en el 59, es un trago que nos toca a todos los hijos de esta amada isla, estemos dentro o fuera de ella.
El sacerdote diocesano Rubén de la Trinidad, perteneciente a la Arquidiócesis de La Habana, es una persona muy querida por los jóvenes católicos cubanos. Ya que es uno de los fundadores de la plataforma comunicativa Red Católica Juvenil Cubana, un instrumento de comunicación para la evangelización que desde su creación ha regalado nuevas posibilidades para conectar a diferentes generaciones de católicos cubanos en un proyecto común con participación amplia de los católicos cubanos en el exilio.
El primero de agosto el P. Rubén escribió en sus redes sociales su posición con respecto a la situación actual del país: «No podemos cerrar los ojos ante la crudeza de la realidad cubana. Hay gente muriendo en los hospitales y en los centros de aislamiento por falta de medicina. En Cuba no hay siquiera lo más elemental como analgésicos, antibióticos o vitaminas.» El también párroco de la comunidad de Santiago de Las Vegas en la periferia de la capital cubana argumentó: «El pueblo cubano está desnutrido y sin vacunar, va enfermando cada vez más y es una población muy vulnerable por el envejecimiento, el hambre y la pésima nutrición».
El clérigo aludió a que los medios de comunicación controlados por el sistema mienten impunemente guardando el discurso oficial permitido por el Dueño Absoluto de la nación, el gobierno con su único partido, el comunista, el estado, las fuerzas armadas (todo ello es la misma cosa). Sin lugar a dudas afirmó: «No existe un apoyo concreto por parte de la comunidad internacional. Tristemente este trago amargo de fatalidad que se eterniza desde el triunfo del mentiroso y camaleónico dictador en el 59, es un trago que nos toca a todos los hijos de esta amada isla, estemos dentro o fuera de ella».
Ante la pregunta que le han referido varios de sus amigos sobre si en Cuba hay esperanza, el P. Rubén responde: «Me preguntan muchos si hay esperanza… Yo creo que sí, que siempre hay una esperanza. Una esperanza de que toda esta pesadilla pasará, que estos 62 años de silencio y miedo corderil ya han acabado con el pasado #11J . Que Cuba tiene ahora la oportunidad de escribir una nueva historia. Cuba tiene ahora la oportunidad de ser valiente y dar un giro en esta ruta tan accidentada. Cuba tiene el chance de retomar el camino que nunca debió abandonar, de una República democrática y realmente libre en su participación política, social y económica. Las fuerzas armadas y policiales tienen el chance de unirse a ese a quien deben servir y no reprimir, al Pueblo.»
«Tengo la esperanza de que esta pesadilla pasará, que estos 62 años de silencio y miedo corderil ya han acabado con el pasado 11 de julio. Cuba tiene ahora la oportunidad de escribir una nueva historia»
Su comentario hace alusión a que el Gobierno de la Revolución tiene la oportunidad de procurar un legado y futuro diferente para las generaciones nuevas que contemplan con claridad y repugnancia la ineficacia de una ideología del odio y la no-libertad, enquistada en el poder. «Los que ostentan el poder político -subrayó- militar y económico en Cuba tienen ahora la oportunidad de acabar de enterrar este sistema obsoleto, absurdo y oscuro que es el comunismo y que está dando las últimas pataletas. Por favor, no prolonguen más este fatídico letargo que está aniquilando las vidas, las familias, y lo poco que queda de valores y esperanza en Cuba.»
Llamada al entendimiento
En su mensaje se nota un llamada a la concordia y al entendimiento entre los cubanos pues el mismo reza: «Seamos todos juntos los protagonistas de una Nueva Cuba, con verdaderos derechos, con libertad de emprendimiento, con libertad económica, con sueños y sonrisas en los labios y los corazones. Acaben de reconocer, ustedes que gobiernan en medio del descontento popular, que el marxismo no es querido por los Hijos de la Patria, que el comunismo es una importación nefasta de los soviéticos, que ni a ellos les resultó. Aprendan a valorar todo el legado invaluable de los verdaderos héroes y próceres de Cuba. Hay tanta riqueza política que aprender de los forjadores de la Nación y de la República, y a la vez, tanta energía y capacidad en las nuevas generaciones que son los que deben estar al frente del País que deseamos.»
En el último párrafo de su texto el P. Rubén hace una alusión a la añorada Cuba del futuro y la describe así: «Esta Cuba que anhelamos ya puso sus fundamentos en los corazones de todos los cubanos que han clamado angustiosa y calladamente por la LIBERTAD durante más de 60 años, y que ahora ya han decidido sacar del pecho este clamor amargo y dulce a la vez, de una vez y por todas.»
El mensaje en una parte dirigida especialmente a los jóvenes les comenta que «nos corresponde a todos armarnos de esta #ESPERANZA para levantar nuevamente la Nación. Una Cuba «con todos y para el bien de todos», una Cuba donde no reine más la ideología, donde todos quepan, donde las calles sean de todos, donde el poder no oprima ni reprima, ni golpee. Una Cuba donde el límite de la libertad sea la caridad y el derecho ajeno, donde nadie tenga que esconderse o bajar la voz para expresar lo que piensa y cree correcto. Una Cuba donde haya verdadera participación política y donde se pueda emprender con libertad.Una Cuba, en fin, en manos de los cubanos y no más de ninguna dictadura. Una Cuba-Casa-Madre, donde todos sus hijos puedan volver a su seno y a la intimidad de su mesa, sin que ninguna carne ose llamar a su hermano «traidor» o «gusano» o «escoria». Los hijos de Cuba no hemos nacido para esa vileza. Es el tiempo de reconocer personalmente ante Dios nuestra mezquindad, si la hubo, y retomar las riendas de nuestra historia, para poner cada cosa en su sitio y terminar ya con esta desgastante pesadilla.»
Desde el estallido social del 11 de julio en la isla, cada vez son más los sacerdotes que se han quitado el ropaje del silencio para denunciar lo que sucede en Cuba. El padre Rubén que había tenido desde su ordenación un perfil político moderado, termina su texto aclarando que el mismo reproduce su humilde oración a nuestro Señor Jesucristo y a su santísima Madre por su Patria.-
03.08.2021 Julio Pernús corresponsal en La Habana