San Romero de América
¿Qué luz especial nos trae San Romero de América canonizado por el Papa Francisco hace tres años?
P. Luis Ugalde, S.J.:
Los santos iluminan y guían la vida cristiana con su ejemplo y protección. ¿Qué luz especial nos trae San Romero de América canonizado por el Papa Francisco hace tres años?
Cuando fue nombrado arzobispo de San Salvador Mons. Oscar Romero el país estaba muy dividido con pocas familias ricas y numerosos campesinos en gran pobreza. Tras el fracaso de intentos de apertura y de cambio gradual se impuso una endurecida dictadura militar y surgieron movimientos políticos que consideraban la lucha armada como única vía hacia la liberación. La brutal represión con masacres de campesinos llevó el año 1977 al asesinato del P. Rutilio Grande SJ párroco de Aguileras, junto con dos colaboradores laicos que lo acompañaban en su servicio cristiano. Mons. Romero conocía bien a Rutilio, eran amigos y confidentes espirituales y no tenía duda de que era mártir por servidor de la fe y de la vida de los campesinos de su parroquia y del país. El P. Rutilio y los dos acompañantes asesinados han sido beatificados recientemente.
La voz profética de Monseñor Romero se fue haciendo cada vez más fuerte y sobre todo en su programa radial dominical cada vez más escuchada en el país y en el mundo. Hasta que el 23 de marzo de 1980 en su última homilía movido por el Espíritu interpeló a los represores: “en nombre de Dios y de este pueblo sufrido (…) les pido, les ruego, les ordeno en nombre de Dios, cese la represión”. Romero sabía que estaba exponiendo su vida y esta interpelación fue su sentencia de muerte. Al día siguiente, mientras celebraba la misa en la sencilla capilla del “Hospitalito”, un francotirador, siguiendo órdenes del poder criminal, puso la bala asesina en su corazón.
Con el mismo Espíritu la primera comunidad cristiana retaba en Jerusalén a las autoridades que prohibían a los apóstoles predicar a Jesús Resucitado: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres» (Hechos 5,29), respondieron y dieron su vida.
Una política de imposición clerical es tan inaceptable como la sociedad militarista. Pero el Evangelio habla con su verdad sin límites al corazón humano dejando en evidencia los atropellos. Jesús no se dedicó a predicar contra la autoridad política de su tiempo, pero puso al descubierto la inhumana tendencia de los poderes políticos a tiranizar a los súbditos:
“Saben que los jefes de las naciones las gobiernan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. Pero no ha de ser así entre ustedes: el que quiera llegar a ser grande entre ustedes sea su servidor y el que quiera ser primero que se haga servidor. Lo mismo que el Hijo del Hombre que no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida por muchos.”(Mateo 20,25-28).
San Romero de América con su palabra y entrega de su vida nos enseña a no someternos a la tiranía y a convertir la política en servicio de bien común y vida para todos. Esta verdad es para todos, pero más especialmente para obispos y sacerdotes dispuestos a dar la vida como Jesús.-
(Artículo publicado originalmente en Vida Cristian en Cuba)