Cubanos en San Pedro
Desde Roma nos escribe el sacerdote jesuita Claudio Paul para ayudarnos a comprender lo ocurrido
El pasado domingo circularon imágenes y videos desde el Vaticano que han sembrado confusión y dolor entre fieles católicos y hombres y mujeres de buena voluntad. En ellos se muestra un grupo de cubanos en las afueras de la Plaza de San Pedro, donde el Papa acostumbra recitar cada domingo al mediodía la oración mariana del Ángelus. Este grupo de cubanos tenía banderas y carteles y les fue denegado el ingreso a la Plaza para unirse a fieles católicos de muchos países que allí se encontraban. También se puede observar en un video un joven con la bandera cubana arrodillado en la Plaza, a quien algunos policías le retiran la bandera, mientras él permanece en el lugar donde se encontraba.
Desde Roma nos escribe el sacerdote jesuita Claudio Paul para ayudarnos a comprender lo ocurrido. El P. Claudio trabajó en Cuba, principalmente en La Habana, por varios años y fue superior de la Compañía de Jesús en la isla. En la actualidad colabora en el gobierno de la orden, especialmente en cuanto al trabajo apostólico en países de la región sur de América Latina. Este servicio le permite vivir y trabajar a pocos metros de la Plaza de San Pedro.
Informa el P. Claudio:
1. El control de seguridad del ingreso a la plaza de San Pedro es responsabilidad de la policía italiana.
2. El Ángelus es un momento de oración. Se supone que la policía italiana no les ha permitido el ingreso, porque sus carteles y eslóganes manifestaban otra intención.
3. Durante el Ángelus, el Papa reza con los peregrinos y saluda a los grupos que previamente anuncian su presencia (parroquias, congregaciones religiosas, movimientos eclesiales, etc.).
4. Se preserva el sentido de momento de oración con el Papa no permitiendo que el Ángelus se convierta en ocasión para manifestaciones por justas que sean. El Papa suele invitar a la oración por determinadas situaciones en el mundo, pero el texto en que se incluyen esas intenciones es preparado con bastante antelación.
5. Desde su ventana, el Papa no podría ver al grupo de cubanos, que estaba fuera de su ángulo de visión, y probablemente no se ha enterado de lo que estaba pasando.
6. El Papa está atento a las situaciones conflictivas en los países y a través de la acción discreta, pero empeñada, de la diplomacia vaticana, trabaja por la justicia, la paz y la reconciliación. Hasta aquí la información ofrecida por el P. Claudio.
Un reciente artículo de la revista española Vida Nueva corrobora la valoración de lo ocurrido ofrecida por el jesuita. Según el periodista Rubén Cruz del semanario católico, quien cita fuentes vaticanas, el ingreso a la Plaza de San Pedro le fue denegado al grupo de cubanos porque “los actos políticos, sean de un signo u otro, no tienen cabida en las celebraciones papales.” Esta ha sido la práctica habitual en los pontificados de San Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco. Al mismo tiempo el hecho de que al joven se le retirara la bandera cubana parece “obedecer al celo excesivo de un agente, según las mismas fuentes vaticanas.”
Esto da pie a pensar que la forma en que se desarrollaron las cosas ese día en el Vaticano no se hayan regido por una pauta diferente a la seguida en relación a actos de naturaleza semejante.
Lo ocurrido, por sí mismo, no lleva a concluir en una falta de atención del Santo Padre hacia la realidad de nuestro país.-
Vida Cristiana-CUBA