Opinión

Nada es imposible para Dios

Elinor Montes:

El panorama para el 2022, no se vislumbra muy esperanzador. Estas elecciones regionales demostraron una vez más que ser mayoría no es suficiente para ganar las elecciones en Cubazuela y que si el régimen, para no entregar a la oposición una Gobernación que considera emblemática, fue capaz de anular arbitrariamente las elecciones de Barinas mediante la suprema injusticia ¿Qué no hará para conservar el poder por siempre en las venideras elecciones presidenciales del 2024? Prefirió con ello echar por tierra la imagen democrática que pretendía proyectar al mundo para que le quitaran las sanciones, a través de la Misión de observación electoral de los Eurodiputados, quienes por decir lo que han visto, han sido tachados por el régimen de espías, de enemigos y han sido expulsados. Entre otros, dijeron que el poder judicial no es independiente, que las condiciones democráticas son insuficientes, que el Estado de Derecho está deteriorado, que la desigualdad en la competencia es permitida por el ente electoral con mayoría gubernamental, en resumen, ratificaron lo que ya sabemos, que las elecciones en Cubazuela no son democráticas.

Por otra parte, el cómo restablecer la democracia sigue siendo el quid del asunto, en el debate entre los opositores hay varias propuestas, Referéndum-plebiscito Revocatorio Presidencial, Asamblea Constituyente, la lucha por elecciones presidenciales libres para el 2024, recurrir a la Asamblea de Ciudadanos que tiene  carácter vinculante, elección de un nuevo liderazgo opositor, etc., todas dentro de la estrategia de una salida pacífica, electoral, democrática y constitucional, en un contexto de guerra declarada por el régimen contra la nación venezolana que mayoritariamente aspira a vivir en democracia, en el que las elecciones son una farsa, el totalitarismo hace lo que le da la gana porque tiene control total sobre el Poder Público Nacional y todos los cuerpos de seguridad del Estado rojo rojote, oficiales y paramilitares, y en consecuencia la Constitución es letra muerta. Lo cual no es nada prometedor, puesto que si la salida fuese electoral ya estaríamos en democracia, la Asamblea Nacional electa en el 2015, con mayoría calificada opositora, hubiese podido desmantelar el totalitarismo nombrando personas independientes en los órganos del Poder Público Nacional.

Dice el dicho popular: no hay que cambiar de caballo en medio del rio, y agrego yo, menos si uno no sabe nadar.  Lo que más preocupa es que en medio de la tragedia que vivimos, hay quien alegremente propone dentro de la misma oposición, que se debe terminar con el único avance significativo que los demócratas hemos tenido en estos 20 años de lucha por la libertad, como es el interinato presidencial del opositor democrático, Juan Guaidó, reconocido por la comunidad internacional de países democráticos que apoya el restablecimiento de la democracia en lo que fue la República de Venezuela y que acaba de ser invitado en tal calidad a la Cumbre por la Democracia convocada por el presidente Joe Biden. Interinato presidencial que si bien no ha tenido los resultados esperados, como es la transición hacia la democracia, no es menos cierto que ha resultado en una piedra en el zapato para el régimen que, por ilegítimo, entre otros, ha perdido el manejo de recursos importantes situados fuera del país.

Recemos fervorosamente porque la dirigencia democrática sea iluminada por el Espíritu Santo, que la prioridad sea el bienestar de los venezolanos y que encuentre junto con la comunidad internacional democrática la estrategia adecuada para que en este contexto devastador se produzca el milagro, la anhelada libertad de nuestra querida patria. Con humildad reconozcamos que lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios Todopoderoso.–

 

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