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Mons Raúl Biord a 250 años de la visita de Mons. Mariano Martí

Solemnidad de María Inmaculada

8 de diciembre de 2021- Diócesis de La Guiara

 

Hoy la Iglesia celebra la solemnidad de la Inmaculada Concepción. Es la fiesta de la humanidad, pues Dios en su designio de salvación eligió una mujer para ser la madre de su hijo y la preservó de todo pecado. Esto significa la palabra “In-maculada”: sin mancha. Pero también y positivamente, Dios la enriqueció con toda clase de virtudes: “llena de gracia” (Lc 1,28) la saluda el arcángel Gabriel. María es la tierra de gracia elegida por Dios para ser la Madre de su Hijo, y por eso el pueblo cristiano la saluda como mediadora, intercesora, consoladora, auxiliadora…

Felicitaciones a los Oblatos de María Inmaculada que han animado la parroquia de La Soublette, a Mons. Ramiro Díaz, al padre José Manuel Cicuéndez y al padre Nené Tasar. Ellos como misioneros han estado aquí 6 años, y en enero dejan la diócesis después de un arduo trabajo. Gracias de corazón por su testimonio y por su aporte a la diócesis, ¡nos van a hacer mucha falta! Felicitaciones a los Hijos de María Inmaculada, a los padres Carlos Luis Pérez y Heinz Escorche que animan la parroquia de Tanaguarena. Saludamos a las Hermanas Misioneras Franciscanas de la Inmaculada que llevan adelante el colegio Divina Providencia en Guaracarumbo, y a todos los que celebramos a la buena madre.

Con María Inmaculada, como dice la carta a los Efesios nosotros “hemos sido elegidos en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor. Hemos sido destinados en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya” (Ef 1,4-6).

250 años de la visita de Mons. Mariano Martí

Hoy precisamente recordamos los 250 años del inicio de la Visita Pastoral de Mons. Mariano Martí, obispo de Caracas y Venezuela, que recibió la consagración en la iglesia parroquial de La Guaira en 1762. El 8 de diciembre de 1771 en la Catedral de Caracas publicó el “Edicto General de la Visita Pastoral” que lo llevó a visitar casi todo el territorio de Venezuela (con la excepción de lo que hoy corresponde a los estados orientales que pertenecían a la diócesis de San Juan de Puerto Rico como anejos ultramarinos y a los estados Mérida, Táchira y parte de Barinas que pertenecían a la arquidiócesis de Santa Fe de Bogotá). En Caracas, el obispo visitó las cuatro parroquias: la catedral, san Pablo, santa Rosalía y la Candelaria y varias iglesias como Altagracia, la Pastora, la Santísima Trinidad y san Mauricio. Eso era el pueblo de Caracas. Luego visita los alrededores de Caracas: Chacao, Petare, Baruta, san Diego de los Altos, san Antonio de los Altos, Macarao, San Pedro de los Altos, La Vega y Antímano.

El 26 de noviembre de 1772 inicia la visita al Distrito de La Guaira. Por el camino de los españoles, llega a Maiquetía “tras cuatro horas y media de camino” anota en su diario, pasando por La Cumbre y la Venta de “Hachicha”. Luego visitará Carayaca, Tarmas, La Guaira donde encontró tres iglesias: la de san Pedro, la de san Francisco y la de san Juan de Dios donde nos encontramos hoy. En La Guaira vivían unas 3000 personas. Luego siguió a La Sabana de Caruao, “donde llegaron embarcados tras un día y dos noches de viaje”. La visita prosiguió por Naiguatá, Caraballeda, Macuto y El Cojo. Pasó las navidades en La Guaira. Visitó algunos oratorios (pequeñas capillas) entre ellas una en Los Caracas y otra en Mamo, estableció una escuela pública en La Guaira, visitó el Hospital san Juan de Dios. El 29 de diciembre desembarcó en Chichiriviche para visitar la capilla y prosiguió su viaje hacia Choroní, no sin antes exhortar a crear una nueva parroquia para atender a los fieles de los valles de Chichiriviche, Santa Cruz y Petaquire.

Nosotros vamos a rememorar los 250 años de esta visita, con una nueva Visita Pastoral a esas poblaciones. De ellas, el obispo misionero nos dejó un acervo de datos sobre su geografía, cultura, población, religión, devociones y costumbres, que en muchos lugares constituyen las primeras referencias bibliográficas existentes. Como, por ejemplo, la devoción a la Virgen de Naiguatá que Mons. Martí encontró que se veneraba en un relicario en la Iglesia parroquial. El padre Alberto Castillo nos presentará al final de la misa un libro que recoge la investigación sobre esta efeméride. Ya desde ahora nos preparamos para el Año Jubilar y renovamos nuestro compromiso de ser una iglesia en salida, misionera que contribuya la gestación de culturas y bienestar para el pueblo.

Reconocimiento a los agentes de pastoral en el Día del Voluntario

Junto a estas celebraciones hoy queremos elevar una oración confiada por los voluntarios de las distintas pastorales. El 5 de diciembre se ha celebrado en las parroquias el Día del Voluntario, hoy lo hacemos desde esta santa iglesia Catedral. La Virgen María es modelo de los voluntarios porque le dijo que sí a la propuesta de Dios: “Yo soy la sierva de Dios, hágase en mí según tu palabra” (Lc 1, 38), Inmediatamente se puso en camino para ir a servir a su prima Isabel. Su “sí” se convirtió en un “Amén” que renovó a lo largo de su vida, especialmente al pie de la cruz.

Queremos agradecer el trabajo generoso de este ejército de caridad que son los voluntarios comprometidos en la catequesis, la pastoral de la salud, la preparación de las celebraciones, la limpieza y ornato de las iglesias, la pastoral familiar, la de los jóvenes y vocaciones, la de evangelización y misiones, la educativa, la de comunicación, y en las Cáritas parroquiales. Hoy les entregaremos un distintivo que acompañe su acción de caridad hacia los más pobres. Es el signo de la solidaridad y del amor que se hace presente a través de los buenos samaritanos de hoy que sanan las heridas de los pobres con el aceite del consuelo y los ungen con el óleo de la esperanza.

Una oración por las autoridades regionales

Elevamos una oración por las autoridades regionales electas que hoy nos acompañan. Han venido a la Iglesia para pedir la bendición de Dios sobre su gestión gubernamental y municipal que están iniciando. Como Jesús le dijo a Pilato: “no tendrías ninguna autoridad si no te la hubiesen confiado desde arriba” (Jn 19,11). Ustedes tienen una gran posibilidad de promover el bien para el pueblo, pero por estar en el poder estarán sometidos a muchas tentaciones, como la serpiente que tentó a los primeros padres y los engañó apartándolos del bien, según el relato del Génesis de la misa de hoy (Gen 3, 1-20). Pedimos la bendición de Dios sobre su gestión, que ilumine sus inteligencias, anime sus corazones para sufrir con el sufrimiento de los pobres, para gestionar y administrar los recursos con total transparencia para el bien común. Hay mucho que hacer en nuestro estado: las prioridades ya por ustedes identificadas esperan respuestas eficientes y urgentes: el agua, la salud, la distribución del gas, el transporte, la producción de bienes, el mejoramiento de los servicios públicos. Yo personalmente les pediría que cuiden mucho a las comunidades lejanas: a las poblaciones campesinas de la montaña que requieren una mejora de la vialidad agrícola y mejores condiciones para la producción y comercialización, a las comunidades de la costa que requieren más apoyo para sus actividades de pesca, agricultura y turismo, a los barrios más pobres. Un gobernante debe ser como un papá: quiere a todos los hijos, pero le dedica más tiempo y recursos al que más lo necesita, y en este caso son los más pobres y alejados del centro. Rezamos a Dios por el gobernador, el alcalde, los consejos legislativos y municipales, por todos sus equipos. Cumplan las funciones que la Constitución les asigna, para bien de nuestro pueblo guaireño.

Sufragios por los fallecidos en el deslave y en Tacoa

Finalmente, en la misa elevamos una oración por todos los fallecidos en el deslave de 1999 y en la tragedia de Tacoa. Dentro de poco se cumplirá un aniversario más de ambos eventos. No nos olvidamos de los muertos y de sus familiares. Por ellos rezamos y los encomendamos a Dios. Al mismo tiempo, debemos renovar el compromiso de promover una educación ecológica y de establecer unas políticas sustentables que respeten el ambiente más allá de intereses particulares, que culminen y den el mantenimiento adecuado a los diques y cursos de los ríos. El mundo, y en particular nuestra bella y frágil naturaleza de La Guaira, es un gran regalo de Dios, es nuestra casa común, que debemos cuidar para bien nuestro y de las generaciones que vendrán.

Que Dios y la Virgen Inmaculada nos bendigan a todos, y nos permitan recibir al Niño Jesús que nace en nuestras comunidades y en nuestras familias. Sean, estos, tiempos de paz, de entendimiento y de proyección de un futuro mejor en el respeto de las legítimas diferencias y en la integración de las mejores voluntades. Que así sea.

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