Marcelino Miyares: Una Bitácora Cubana (LXXIII)
Estos son momentos cruciales tanto para la dictadura como para el pueblo; mientras este último rebosa de argumentos para oponerse al régimen, los tiranos siguen con las mismas gastadas y antiguas consignas que ya nadie dentro y fuera de Cuba comparte y se traga.
1-2021: Un año histórico y singular
El año que está por concluir nos dio muchas tristezas a los cubanos, pero también muchas alegrías. Las tristezas derivan, como una piedra a cargo de un Prometeo caribeño, de tantas y tantas desgracias que vienen repitiéndose por décadas, de horrores y violencias presentes desde la llegada del castrismo en la vida de la inmensa mayoría de los ciudadanos de la Isla.
Pero asimismo 2021 nos ha traído la inmensa alegría de ver al pueblo todo saliendo a la calle el 11 de julio, harto ya, y harto para siempre mientras se mantenga el actual régimen. Una manifestación espontánea, convocada por nadie pero al final convocada por todos, mediante unas redes sociales potenciadas para difundir las ideas libres, ideas de libertad, de protesta, y de deseo de ser hombres y mujeres dueños de su vida, sin ataduras totalitarias.
Y es que la gente dijo – y sigue diciendo, a pesar de la constante represión y vigilancia- ¡basta!.
Incluso en un país que desde hace tiempo está acostumbrado a la escasez de todo, desde alimentos hasta las libertades más básicas, estos tiempos son particularmente sombríos, incluyendo por supuesto, la inhumanidad hecha rostro del castrismo ante una pandemia que solo ha sido vista por la tiranía como una forma más de obtener divisas.
Y es que hay una nueva generación de disidentes, no necesariamente vinculados a movimientos partidistas, pero respetados por ellos, con mucha presencia de artistas, de autores, de intelectuales organizados en movimientos que se centran en la urgente demanda de libertad, pero asimismo de comida, de medicinas, de un respiro ante tanta escasez de todo. La juventud cubana no acepta el exilio como única alternativa de vida, como la única manera de plantearse un futuro.
Y se rebelan a sabiendas de que los veteranos fundadores de esta Isla-prisión, refinados en el arte de explotar a la sociedad cubana, desde campesinos hasta médicos, ya no están por razones biológicas. Y sin temor ante los actuales -y más jóvenes- dirigentes, que solo han mostrado por ahora interés en profundizar en las formas autoritarias y represivas. Quienes pensaban que Díaz-Canel y compañía, por ser más jóvenes, serían más humanos, estaban equivocados.
Esta protesta ha venido acompañada de diversas expresiones de creatividad, de frescura en sus expresiones, con una música que sigue dando la vuelta al mundo, con “Patria y Vida” en las voces de millones de cubanos y de ciudadanos solidarios de todo el mundo.
Es un momento crucial tanto para la dictadura como para el pueblo; mientras este último rebosa de argumentos, de voluntades listas para proseguir la lucha, los tiranos siguen con las mismas gastadas y antiguas consignas que ya nadie dentro y fuera de Cuba comparte y se traga.
Mientras tanto, Yunior García, uno de los promotores e impulsores de este renacer cívico, ha dicho que
“el papel del arte es despertar; tenemos que sacudir las cosas para que personas con dignidad que forman parte de esta sociedad decidan cambiar las cosas”.
Y el cambio va a llegar. Porque no hay manera de que las cosas mejoren sustancialmente para el régimen. En palabras de Camila Acosta, “Hoy el terror que enseñó y sostuvo en el poder a Fidel persiste, pero hasta el miedo tiene límites, y en la isla cada vez más se suman factores internos y externos que pudieran conducir a los cubanos a alcanzar la libertad”.
Las notas que hemos escogido a continuación así lo atestiguan.
2– Cuba agrava su pobreza y falta de libertades cinco años después de la muerte de Fidel Castro
En nota para el diario español ABC, Camila Acosta destaca que “El líder de la revolución se utiliza como figura casi mítica para infundir terror a una población cada vez más unida frente al régimen comunista”. Lo cierto es que “a cinco años de su muerte, Cuba es una sociedad empobrecida, cuyos dirigentes se han visto obligados a desarrollar cierta apertura económica pero que fracasa una y otra vez al verse anquilosada por una ideología que en más de 60 años no ha podido demostrar su supuesta eficacia”.
Veamos algunos extractos:
Fidel Castro gobernó Cuba durante más de 50 años. A lo largo de su ‘reinado’ en la dictadura más longeva de América, con su vestimenta verde olivo, barba y tabaco, llegó a ser una figura casi mítica, una leyenda construida también por él mismo y sus partidarios, para lograr hacerlo ver como un líder mesiánico. Algunos historiadores lo describieron como narcisista y, como tal, con grandes dotes histriónicas. Gravemente enfermo, en 2006 legó la presidencia del país a su hermano Raúl, si bien continuó influyendo en el Gobierno hasta su muerte, acaecida el 25 de noviembre de 2016, a los 90 años de edad. (…)
Un país empobrecido
En 2018, Raúl Castro entregó la presidencia a Miguel Díaz-Canel y, tres años más tarde, el cargo de primer secretario del Partido Comunista. Ni Raúl ni Díaz-Canel poseen el carisma ni la capacidad intimidatoria que poseyó Fidel. (…)
Solamente en 2020, el PIB de Cuba tuvo una caída de 11%, la mayor desde 1993, a lo que se añade una superinflación provocada tanto por la crisis sanitaria como económica, agravada por las sanciones estadounidenses y la pésima administración gubernamental; estos factores han expuesto los males sociales y deficiencias del sistema.
En medio de esa crisis también de credibilidad política, Fidel es ese personaje al que se recurre ante el peligro de pérdida del poder, es el recuerdo que encarna a la ‘revolución’ y sus supuestos logros sociales y es, a su vez, la evocación del miedo que en vida infundió. Ese es su verdadero legado: miles de fusilados, encarcelados, torturados y exiliados por oponerse a su ego narcicista, un miedo casi genético que todavía es usado por los herederos de su escuela de autoritarismo.
Nueva generación
A la muerte de Fidel se han ido sumando las de otros ‘líderes históricos’, cuyas epopeyas son cada vez más ajenas a las nuevas generaciones, las de los nietos de la ‘revolución’; estos pertenecen a la era de internet, esa herramienta instalada mediante datos móviles desde fines de 2018. Este aspecto es sumamente importante para comprender las dinámicas que se viven hoy en Cuba: las redes sociales se han convertido en el espacio cívico y de movilizaciones ciudadanas. Aunque aún es extremadamente cara e inaccesible para muchos cubanos, las redes sociales han logrado arrebatarle el monopolio de la información a los medios oficiales cubanos, los que, durante décadas, han estado al servicio de la cúpula militar. (…)
El Movimiento San Isidro (MSI) generó protestas contra el Decreto 349 y por la libertad de expresión; la huelga de hambre desarrollada por varios de ellos entre el 18 y el 26 de noviembre de 2020 y el violento desalojo por parte de la Seguridad del Estado, provocó la masiva manifestación frente al Ministerio de Cultura el 27 de noviembre. Ese día nacía el 27-N, plataforma que reunía a artistas e intelectuales que, durante varios meses, junto al MSI, avivaron la furia del régimen cubano, también las ansias de libertad. La represión evitaba que las protestas pacíficas la mayoría de las veces llegara a vías de hechos, pero las redes sociales invitaban cada vez más a la acción.
La chispa llegaría el 11 de julio de 2021, cuando el poblado de San Antonio de los Baños se lanzó en masa a las calles a gritos de «Libertad», «Díaz-Canel singao», «Abajo la dictadura» y «Patria y Vida», e inmediatamente la llama se extendía por toda la isla. Poco después una nueva manifestación se convocaría para noviembre y, aunque la Seguridad del Estado militarizó el país e infundió el miedo para evitarla, nunca antes el mundo había repudiado tanto al régimen cubano, nunca antes los cubanos dentro y fuera se habían mostrado tan unidos.
Hoy el terror que enseñó y sostuvo en el poder a Fidel persiste, pero hasta el miedo tiene límites, y en la isla cada vez más se suman factores internos y externos que pudieran conducir a los cubanos a alcanzar la libertad.
3- Diez hitos que han condicionado la economía cubana en 2021
El economista Elías Amor, en Cubanet, ofrece en nota reciente un excelente resumen de la situación cada vez más crónicamente grave de la economía cubana, que se resume en que el régimen no ha prestado la atención debida a frenar la caída libre de la economía, potenciando las fuerzas productivas internas, y ha optado por continuar a la espera de las divisas procedentes del exterior que no llegaron”.
En suma, solo ofrecen “un modelo obsoleto, y en fase terminal, que resta espacios a la actividad privada, excepto aquella que es dirigida desde el régimen. La permanencia de la economía cubana en recesión está motivada por el empecinamiento comunista en mantener un sistema económico ineficiente, para garantizarse, en beneficio propio, la continuidad del monopolio del poder político”. Para colmo, además de “solicitar un nuevo aplazamiento de los pagos de la deuda, que crece y se hace ingobernable” puede verse a las claras “el progresivo agotamiento de las fuentes financieras externas (menos inversiones, exportaciones, turismo, remesas, suministros de petróleo de Venezuela, pagos por servicios “médicos” y programas de cooperación y ayuda de naciones “amigas”), lo que supone la quiebra del modelo dependiente del exterior”.
4– En ese orden de ideas, en Cubanet, Tania Díaz se pregunta: ¿Cuba comunista puede prosperar?
La respuesta es contundente: ¡No! Porque la crueldad de la dictadura, bien lo destaca la periodista, no oculta el hecho de que solo busca ganar tiempo, y nunca había aceptado – y por lo visto los actuales verdugos tampoco lo harán- de que “hay que reconocer la urgencia que tiene de eliminar el freno socialista”. Y es que recientemente, el director general para Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores, Carlos Fernández de Cossío, durante la tercera jornada del 2do. Foro Empresarial Cuba 2021, afirmó que “a pesar del bloqueo Cuba puede prosperar”, “porque Cuba sigue teniendo potencialidades y capacidades para desarrollarse”.
Claro. Como ha demostrado todo cubano en el exterior, no sometido a las limitaciones del socialismo. Porque dentro de la Isla, y bajo la responsabilidad comunista, ello no es posible. Nos dice la periodista:
“Es de lamentar que Fernández de Cossío no haya puesto como ejemplo lo ocurrido en Viet Nam y China, donde se mantuvo un embargo comercial durante años que no resultó ser un obstáculo para el desarrollo. El funcionario tampoco analizó, ni siquiera brevemente, el porqué Cuba ha mantenido una situación de de crisis económica desde que el Congreso estadounidense aprobara, por mayoría, el embargo, en los primeros días de febrero de 1962. (…)
Hoy, a pocos días de cumplirse 60 años de dicha ley, hubiera sido de gran utilidad que se analizara por qué los líderes vietnamitas y chinos fueron capaces de sobreponerse al embargo, demostrando de antemano el avance económico de sus países, mientras que Fidel Castro, solo acumuló errores y una economía estancada hasta el día de hoy. (…)
Como epílogo de la jornada, se refirió a “las potencialidades de las formas de gestión no estatal en las actividades de comercio y, sobre todo, el hecho de que no existan limitaciones para que los cubanos que residen fuera del país inviertan aquí”.
Sin embargo, nada dijo sobre la falta de protagonismo de los jóvenes cubanos que, perdidas sus esperanzas, no ven soluciones a corto, ni a largo plazo”.
5- La nueva ruta de escape para los cubanos se llama «Nicaragua»
En vez de querer hacer el bien dentro de Cuba, una vez más el castrismo busca crear problemas con el vecino del Norte, al promover la salida de los ciudadanos a Nicaragua, para que de allí inicien el camino -terrestre- hacia la tierra de libertad que constituyen los Estados Unidos. Un “Mariel aéreo” ha sido llamado este nuevo invento. Yoani Sánchez lo ha descrito muy bien en 14ymedio:
“Ahora estamos viviendo otra estampida, pero a diferencia de aquellos años, cuando el oso soviético enviaba cuantiosos recursos a Cuba, los piquetes oficiales no tienen huevos para lanzar contra las puertas de los que quieren escapar del país ni pintura para embadurnar con consignas sus muros. En lugar de eso, las autoridades parecen deseosas de que se alivie la presión de la olla social y se sumen nuevos emigrados a la lista de los que mandan remesas a la Isla.
En esta ocasión, en lugar de optar por abrir un embarcadero para todos aquellos que quisieran venir a buscar a su familia o por quitar el cierre a las fronteras para que miles de paupérrimas balsas crucen el estrecho de Florida, como ocurrió en 1994, al oficialismo se le ha ocurrido una fórmula que mata varios pájaros de un tiro. Gracias a la complicidad con su aliado político Daniel Ortega, se ha anunciado esta semana que los cubanos no necesitan visado para entrar a Nicaragua.
El país centroamericano se convierte así en la esperanza de todos aquellos que ya no aguantan más las estrecheces materiales y la falta de libertades. Pero Managua no es el destino final, solo un primer paso para emprender la ruta hacia la frontera sur de Estados Unidos. La Plaza de la Revolución bien sabe de estas expectativas y calcula que en unos meses miles de sus ciudadanos se agolparán en esos puntos fronterizos reclamando entrar.
Con la jugada que acaba de hacer, el régimen cubano se asegura de que Joe Biden tenga muy pronto un quebradero de cabeza y una gran discusión interna debido al aumento considerable en el número de migrantes provenientes de esta Isla. De paso, se libra dentro del territorio nacional de los más inconformes y rebeldes, que podrían protagonizar la próxima explosión social al estilo de la ocurrida el pasado 11 de julio.
Pero las salidas masivas son un arma de doble filo. La Administración estadounidense puede tomarse el asunto de una forma muy diferente a la que proyecta La Habana, y la escapada de miles de cubanos dejaría también muchos efectos en una sociedad ya envejecida. Si a lo largo de los próximos meses esta Isla pierde a parte de los jóvenes, los profesionales y a aquellas personas con la suficiente autoestima para creer que pueden prosperar en un escenario competitivo, no solo se estará retrasando un cambio democrático, sino que también se estará aplazando la recuperación económica y el desarrollo de todo el país.
Juguetear con la alquimia migratoria puede traer también otras amargas sorpresas para el castrismo”.
Esta Bitácora número LXXIII es la última de este 2021. 73 meses, o sea seis años y un mes desde que iniciamos su publicación. Concluye el año con una nueva amenaza de esa hidra de múltiples cabezas en que se ha convertido el COVID-19; a cuidarse todos, a ponerse las vacunas y/o sus refuerzos según corresponda, y que recibamos la Navidad con paz, optimismo y todas los buenos deseos de que el 2022 nos anuncie nuevas y mucho mejores alegrías para nuestro querido pueblo.
Marcelino Miyares, 23 de diciembre de 2021.