CEE: «La descristianización de Europa inquieta la conciencia de las Iglesias y Comunidades eclesiales»
Con motivo de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que se celebra del 18 al 25 de enero próximo, los obispos españoles quieren «poner el acento en el alcance universal del anuncio de la salvación en Cristo y, por tanto, en el carácter misionero de un ecumenismo que no pierda de vista el fin último de la evangelización».
La Iglesia celebra la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos del 18 al 25 de enero de 2022 con el lema, «Hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo» (cf. Mt 2, 2). Un texto bíblico que se inspira en la visita de los Reyes Magos al Rey recién nacido en Belén.
El Pontificio Consejo para la promoción de la unidad de los cristianos y la Comisión fe y constitución del Consejo Ecuménico de Iglesias han elaborado conjuntamente unos materiales para ayudar a la reflexión y para preparar las celebraciones del Octavario.
A estos materiales conjuntos se suman los que aporta la Subcomisión Episcopal para las relaciones interconfesionales y diálogo interreligioso de la Conferencia Episcopal Española: el mensaje que firman los obispos de esta subcomisión; un guion para las celebraciones eucarísticas de la Semana; y una reflexión que se podrá usar en la adoración eucarística, que es una novedad en los materiales de este año.
Los obispos comienzan su mensaje señalando que la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, «nos vuelve a interpelar, poniendo como un espejo ante nuestra vista la falta de unidad que nos aqueja, restando así significado a nuestra presencia en el mundo». Y añaden, «el avance de la descristianización de Europa inquieta la conciencia de las Iglesias y Comunidades eclesiales, preocupadas por la pérdida de identidad cristiana del Occidente, cuya cultura y comprensión de la vida, del origen y destino del ser humano no podría entenderse sin la referencia de su propia historia al Evangelio».
Los obispos reclaman volver a poner el foco en el mandato que Cristo confío a los apóstoles, anunciar el Evangelio, que es la razón de ser de la Iglesia. «La salvación –puntualizan- es el destino universal de todos los seres humanos; y para que la salvación alcance a todos es preciso darles a conocer la verdad que se le ha confiado a la Iglesia».
En sintonía con el lema que se propone para este año, «hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo» ponen su esperanza en que la luz de Cristo «sigue alumbrando las oscuridades de las personas y de los pueblos, sin que se extinga el hambre de Dios». La adoración de los Magos de Oriente, «proclama el carácter universal de la salvación que el Hijo de Dios vino a traer a la tierra, y esa universalidad mira tanto a los países de misión como a las sociedades de los países antes cristianos y hoy en la frontera del indiferentismo, donde tanto han disminuido las comunidades cristianas confesantes y de práctica religiosa».
En referencia concreta al tema ecuménico, los obispos explican que este año «queremos poner el acento en el alcance universal del anuncio de la salvación en Cristo y, por tanto, en el carácter misionero de un ecumenismo que no pierda de vista el fin último de la evangelización«. Y puntualizan, «la nueva evangelización es tarea de todos, y la misión requiere hoy de las Iglesias y Comunidades un trabajo de conjunto.»
También explican que han sido los cristianos del Próximo Oriente los que han elegido el lema y han presentado una propuesta para elaborar los materiales. Por eso, se invita especialmente a tener presente a estos cristianos del Próximo Oriente, en el que «un mosaico de Iglesias y Comunidades eclesiales se esfuerza por mitigar los enfrentamientos políticos y las acciones de guerra y violencia que no cesan y que tanto han afectado a la sociología cristiana en el gran escenario de la historia sagrada».
Los obispos terminar su mensaje «haciendo nuestras las palabras con las que el grupo exhorta a los cristianos a tener presentes a nuestros hermanos del Oriente: «Hoy, más que nunca, el Próximo Oriente necesita una luz celestial para acompañar a su pueblo. La estrella de Belén es la señal de que Dios camina con su pueblo, siente su dolor, escucha su grito y le muestra compasión (…). El camino de la fe es este caminar con Dios que siempre vela por su pueblo y que nos guía por las complejas sendas de la historia y de la vida».-
(CEE/InfoCatólica)