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No mires arriba
Notas sobre el tema de la religión en el largometraje de estreno escogido por Netflix para el cierre del año 2021
Julio Pernús:
La resignificación de la escena bíblica de la última cena es la secuencia escogida por el director Adam McKay para cerrar su esperada y promovida película No Mires Arriba, estreno del emporio comunicativo Netflix para finalizar el 2021. La trama del filme nos transporta a un mundo distópico, que ya hace unos años pudiéramos considerar bastante real; pues los seres humanos del 2022 parecemos prestarle mayor atención a lo que ocurre en la vida de las celebridades mediáticas y a las riquezas extractivas que a una posible destrucción definitiva de nuestro planeta.
Ante la pregunta de orden filosófico: ¿se está extinguiendo la religión? No Mires Arriba nos conecta con la importancia de la espiritualidad para las personas. Por eso, es de agradecer y pensar el diálogo entre uno de sus personajes principales, la física agnóstica Kate Dibiaski (Jennifer Lawrence) y su joven novio millenial. Ella le dice: “¿Crees en Dios?”, el responde que sí, pues a pesar de que sus padres le mostraron una religión fundamentalista, encontró su propia forma de relacionarse con Dios y eso le daba esperanza. La escena nos regala un mensaje entre líneas, pues el joven termina diciéndole a su novia que le agradecería no le contara sobre su fe a nadie. En este mundo líquido ser creyente se ha convertido en motivo de pena para las nuevas generaciones, pues no cumple con las exigencias aprobativas de la sociedad del conocimiento.
En los últimos tiempos se ha estandarizado encontrarse con filmes de casi dos horas y media de duración, lo que vuelve todo un desafío ver largometrajes como el analizado de corrida; y su consumo es dividido por momentos, como una especie de mini-serie. Pero, si uno puede sentarse con tranquilidad, les aseguro que podrá reír con las ocurrencias de la presidenta de los Estados Unidos, interpretada por Meryl Streep y reflexionar con las actuaciones del Dr. Randall Mindy (Leonardo DiCaprio). Ambos personajes escenifican a la perfección algunos de los desafíos de los seres humanos para los próximos años.
Jakie Olivo, crítica cinematográfica chilena, en un escrito para SIGNIS ALC hacía alusión a que “la historia de No Mires Arriba se esfuerza por mostrarnos que el mundo está dividido en dos: la minoría que piensa en la vida y la estabilidad comunitaria, versus quienes viven de las trivialidades y el poder.” El Papa Francisco viene advirtiendo hace un tiempo sobre los peligros de la construcción de un mundo de apariencias y la importancia de la religión para ayudar a las personas a entender la realidad desde una perspectiva diferente a la que desean instalar los detentores del poder.
A no pocos les parecerá surrealista el relato de la película, donde se muestra un gobierno capaz de exigir a sus partidarios no mirar hacia arriba (donde están las estrellas y un cometa destructivo) para evitarles entrar en pánico. Pero, hoy, aunque tengamos más de seis meses de vida por delante, no son poco los países que les piden a sus habitantes no mirar hacia África donde aún las vacunas parecen demorarse en llegar. También hay entes de poder que nublan, bajo la excusa de alianzas económicas, los juicios de valor de sus ciudadanos sobre realidades políticas donde se violan los derechos humanos. Ojalá la oración comunitaria de la escena final del filme, donde la familia es el núcleo del tejido social de esa micro-sociedad, nos invite a mirar la realidad con la fe necesaria para transformarla, desde el amor, en un futuro esperanzador.-