Testimonios

El clamor de este pueblo nuestro

Cuba: "Este modelo no es soportable"

Nos duele mucho cómo se está procediendo. Sabemos que hay una obstinación que nos está llevando  al límite, hay madres desesperadas, niños que no pueden entender, ancianos  desvalidos, incluso instituciones donde todo debería estar garantizado y la situación también  es precaria

 

¿Es la represión el modo de dar solución a un grito angustioso, lacerante, que va quitando lentamente la vida? ¿Obligar a dar golpes cubanos a cubanos traerá  algo bueno?

 

Sor Nadieska Almeida*, superiora de las Hijas de la Caridad en Cuba:

«Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de fortaleza, amor y templanza…» 2 Tim 17, ss.
Ayer en la Iglesia  Universal hemos escuchado este texto de San Pablo y, por supuesto, me cuestiona,  como también imagino que a muchos esa manera en que este querido  hombre de Dios alienta a su fiel discípulo. Internamente me mueve el deseo de bien, sostenido en la búsqueda permanente de la justicia. Al rezar con este texto nuevamente brota en mi alma el clamor de este pueblo nuestro, y porque  callar sigue siendo una manera de no contribuir al bienestar  de todos. Por eso, como Pablo a Timoteo, hoy apelo al espíritu de fortaleza.
Nos duele mucho cómo se está procediendo. Sabemos que hay una obstinación que nos está llevando  al límite, hay madres desesperadas, niños que no pueden entender, ancianos  desvalidos, incluso instituciones donde todo debería estar garantizado y la situación también  es precaria… Pero lo más doloroso, a mi modo de ver, es la falta de verdad y transparencia con las que se nos pretende  «convencer». Por ejemplo, en medio de un país a oscuras por la falta de electricidad nos dicen que hay grupos electrógenos  suficientes; si esto es verdad, entonces las personas a las que se les está echando a perder los pocos alimentos que tienen, ¿en qué circuito están ubicados? Porque  aun hoy están sin energía eléctrica y se escuchan sus voces, sus lágrimas, su desesperación.

 

A Dios no se le pregunta '¿por qué?'

A Dios no se le pregunta ‘¿por qué?’

Ha habido  protestas pacíficas, las cuales son legítimas en cualquier parte del planeta, son un derecho, y a esos modos de reclamo se les dice que entorpecen el  avance de lo que se está  realizando. Peor aún, están respondiendo a estas protestas con brigadas de respuesta rápida, agentes de policía; todo bajo control porque un pueblo RECLAMA lo más básico: agua, luz…
¿Es tan difícil escuchar, comprender y dar respuestas efectivas a esas madres?
¿Es la represión el modo de dar solución a un grito angustioso, lacerante, que va quitando lentamente la vida?
¿Obligar a dar golpes cubanos a cubanos traerá  algo bueno?
Si nos damos cuenta están siendo las mujeres las principales protagonistas porque una madre hace lo que sea por su hijo… y ellas llevan en apagón más de 72 horas… y su mayor  preocupación  son sus hijos.
No es suficiente la solidaridad de quienes ya tienen electricidad, lo cual es muy bueno y no lo podemos perder como pueblo, pero no es suficiente, repito. Es urgente una respuesta digna a este pueblo. Incluso puedo, y podríamos, llegar a comprender que no tenemos los suficientes  recursos. Es entonces  cuando apelamos a una virtud que se llama HUMILDAD, que significa vivir y andar en  la VERDAD.
Hermanos que tienen en sus manos el poder y la obligación de sacar adelante a este pueblo, sean humildes,  pidan ayuda o simplemente reconozcan que no pueden continuar o que el modelo usado por 63 años no es válido; este modelo no es soportable. Si de verdad ustedes nos valoran como país entonces, por favor, no nos engañen, no nos traten como personas que no piensan, no insulten  más  a la inteligencia de esta nación. Este pueblo ha sido bendecido con un espíritu de valentía, de fortaleza, ha sabido  levantarse una y otra vez, pero  también  está  cansado y necesita con urgencia una respuesta a su clamor. Hoy, como tantas veces, le pido a Dios que ustedes comprendan que no queremos  migajas, que se respeten nuestros derechos, que de una vez y por todas nos dejen experimentar la verdadera libertad, fruto de la justicia y de la equidad.
En la fiesta de los ángeles custodios, les he pedido a ellos que nos sigan protegiendo, que este pueblo nuestro los necesita más que nunca para que no se termine de perder la muy tenue esperanza que nos queda de un futuro  mejor para todos.
* Publicado originalmente en el Facebook de la autora.

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