800 años de los dominicos
Cardenal Baltazar Porras Cardozo:
La Orden de Predicadores, conocidos popularmente como Dominicos, acaba de cerrar el año del Jubileo por el 800 aniversario de la muerte de su fundador, Santo Domingo de Guzmán, que tuvo lugar el 6 de agosto de 1221. Las celebraciones del Jubileo, que comenzaron el 6 de enero de 2021 y se prolongaron hasta la reciente solemnidad de la Epifanía de 2022.
Santo Domingo Nació en Caleruega (Burgos) en 1170, en el seno de una familia profundamente creyente y perteneciente a la nobleza peninsular de su época. Sus padres, don Félix de Guzmán y doña Juana de Aza, parientes de reyes castellanos y de León, Aragón, Navarra y Portugal, descendían de los condes-fundadores de Castilla. Tuvo dos hermanos, Antonio y Manés. Fue educado por su tío el Arcipreste don Gonzalo de Aza; a los catorce años se trasladó a Palencia donde durante seis cursos estudió Artes, Humanidades superiores, Filosofía y cuatro de Teología. Ejerció la docencia por cuatro años en el Estudio General de Palencia. Al terminar la carrera de Artes en 1190, recibida la tonsura, se hizo Canónigo Regular en la Catedral de Osma. En 1191, en Palencia, en un rasgo de caridad heroica vendió sus libros, para aliviar a los pobres del hambre que asolaba España.
Santo Domingo vivió una época de cambio. El siglo XII fue fecundo en iniciativas innovadoras en el campo de la investigación humanística y religiosa, dando origen, entre otras, a las llamadas órdenes mendicantes. Se asumían así numerosos desafíos a los que intentó dar original respuesta, aprovechando las oportunidades que le deparó la vida. En 1205, por encargo del Rey Alfonso VIII de Castilla, acompañó al Obispo de Osma, Diego, como embajador extraordinario para concertar en la corte danesa las bodas del príncipe Fernando. Con este motivo, tuvo que hacer numerosos viajes, y en sus idas y venidas a través de Francia, conoció los estragos que en las almas producía la herejía albigense. De acuerdo con el Papa Inocencio III, en 1206, al terminar las embajadas, se estableció en el Langüedoc como predicador de la verdad entre los cátaros. Santo Domingo de Guzmán fue un hombre emprendedor, predicador infatigable, fundador y organizador de la Orden de Predicadores. Fue un hombre sencillo con una profunda vida interior, de gran ecuanimidad y compasivo.
En 1215 estableció en Tolosa la primera casa de la Orden de Predicadores. En 1215 asistió al Concilio de Letrán y solicitó la aprobación de su Orden. El 22 de Diciembre de 1216, recibió del Papa Honorio III la Bula «Religiosam Vitam», lo que viene a ser la partida de nacimiento oficial de la Orden de Predicadores. Dejó en vida más de sesenta comunidades, y con apenas 51 años de edad, muchos para la época, tras breve enfermedad entregó su alma al creador el 6 de agosto de 1221. Sus restos reposan en el convento de Bolonia, donde se había radicado en sus últimos años. En 1234, el Papa Gregorio IX, lo canonizó, señal de la fama de santidad que había dejado, reconocida a poco de su partida al cielo.
Para el Superior General de la Orden, el año jubilar es la ocasión de retomar el ejemplo del santo fundado que “nos inspira y anima a compartir nuestra vida, nuestra fe, la esperanza y el amor, nuestros bienes espirituales y materiales para que otros puedan ser nutridos en esta misma mesa?”.
La Orden Dominicana ha estado presente en Venezuela desde los inicios de la presencia hispana en nuestro suelo. El primer intento de evangelización pacífica en el continente tuvo lugar en el oriente venezolano. Es larga y permanente la historia de los dominicos en toda la extensión de nuestra patria, y sigue presente en la actualidad. Damos gracias a Dios por la impronta de su carisma que permanece en los frailes y en las comunidades femeninas afiliadas a la impronta del santo castellano sobre todo en la predicación y la educación.-
4-2-22