Opinión

La economía colombiana y la contribución de la inmigración venezolana

El crecimiento del 10,2 por ciento ubicaría a Colombia como uno de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) de mayor crecimiento

Raúl Ochoa Cuenca:

El crecimiento del 10,2 por ciento ubicaría a Colombia como uno de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) de mayor crecimiento, pues, según sus últimas proyecciones, Chile crecería un 12 por ciento, Argentina un 8,0 por ciento, México un 5,9 por ciento y España un 4,5 por ciento. El resultado está por encima de las expectativas de los analistas del mercado y también superó las proyecciones del Gobierno nacional. Es la cifra más alta desde el año 2011. El Presidente Duque estimó que sería el más alto crecimiento de la economía colombiana en su historia republicana.

Y ya para este y los próximos años la Ocde espera que la economía colombiana crezca 5,5 por ciento en el 2022 y otro 3,1 por ciento en el 2023. “La economía colombiana se ha recuperado de manera notable y se prevé que sea una de las economías que más crezcan en América Latina”, afirmó esta misma semana el secretario general de la Ocde, Mathias Cormann, durante la presentación de un estudio económico sobre el país.

Hay que recordar que en el 2020 la economía colombiana tuvo la peor caída de la historia desde que el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas tiene datos, con una contracción de 6,8 por ciento debido a los confinamientos y las restricciones de la actividad económica que se presentaron en los primeros meses de la pandemia. Posteriormente, la actividad fue recuperándose poco a poco. En el primer trimestre del 2021 creció 1 por ciento frente al año anterior; en el segundo aumentó un 17,6 por ciento; y en el tercero, otro 12,2%.

Las apuestas de los analistas giraron en torno a una dinámica económica de entre el 9,5 y el 10,5 por ciento el año pasado, mientras que estiman que este año el crecimiento ronde entre el 4 y el 5,5 por ciento. «La recuperación continuará a un ritmo más gradual. El avance del PIB después de haber tocado fondo a finales de 2020 fue muy pronunciado. Ahora prevemos que el crecimiento pasará de 10 por ciento en 2021 a 4 por ciento en 2022 y 3,4 por ciento en 2023», advierten los analistas del Grupo Bancolombia, quienes agregan que «la moderación en el avance del consumo es la clave del crecimiento más pausado que proyectamos para el 2022».

Por su parte, para el equipo económico del BBVA Research la buena dinámica del consumo privado en el 2021 llevará el PIB a crecer 9,2 por ciento en 2021, pero ese desempeño será bastante menor en el 2022 cuando éste se sitúe en 4 por ciento. Agregan que el crecimiento este año estará liderado por el comportamiento de las exportaciones y la inversión. De hecho, las exportaciones crecerán por encima de las importaciones por primera vez desde 2017, si bien las últimas seguirán siendo mayores a las primeras en el mediano plazo, explican. La economía se vio muy beneficiada con el mejor comportamiento del comercio y los hoteles y a una buena dinámica del gasto de los hogares.

Me parece procedente en este reporte que hago sobre este salto en el crecimiento de la economía colombiana mencionar un factor para mi nada deleznable: el impacto del millón setecientos mil venezolanos en el desarrollo de esta parte de la sociedad colombiana. En este sentido, la migración venezolana en el país es un choque positivo para la economía, pues incorpora más personas al mercado laboral, lo que tiene un impacto directo en el crecimiento. “El crecimiento económico depende básicamente de tres factores: la productividad, el capital y el trabajo».

Ese 1,7 millones de personas de Venezuela que tienen su base en Colombia equivale aproximadamente al 32 por ciento de todos los migrantes venezolanos en América Latina. “Si hay un millón de personas adicionales trabajando aumenta el crecimiento”. La migración representa un crecimiento en el PIB observado y potencial en el corto plazo. Se calcula que el impacto positivo sobre el producto interno bruto debería situarse para el año del 2022 entre 0.4 %y un 0.8 %.

En este orden de ideas creo pertinente el recordar el impacto que experimentó la industria petrolera colombiana con la llegada de los técnicos petroleros venezolanos, ya que se trataba de excelentes profesionales formados en su gran mayoría en las mejores universidades del mundo, lo que representó un incalculable valor agregado para ese sector de la economía colombiana.

El éxodo de nuestros técnicos petroleros, la flor y nata de nuestra industria primaria, como recordaremos fue consecuencia de un ataque desenfrenado de histeria de quien disfrazado de árbitro de fútbol y con un pito en su jeta cesanteó a más de 22.000 técnicos. Fue y siempre será una inexplicable decisión. El autor de esa acción de traición a la patria hoy está muerto y enterrado.

Esta inaudita decisión, no obstante lo negativo para Venezuela, tuvo un positivo impacto en la industria petrolera de la hermana república. Colombia pasó en poco más de tres años a tener una moderna y pujante industria petrolera, lo que la ha hecho ser menos dependiente de los mercados externos.

Por último, deseo concluir esta breve reseña sobre el desenvolvimiento de la economía colombiana, observando su comportamiento durante el tiempo más álgido de la pandemia y su posterior e inusitado crecimiento durante los dos últimos trimestres del 2021. Igualmente en mi condición de venezolano residente en otro país me complace citar una investigación hecha por  “El Centro para el Desarrollo Económico, Equilibrium”. Institución esta que el pasado 23 de septiembre del año 2021 presentó una encuesta en la cual resaltó que el nivel educativo de la población migrante venezolana en la región andina es superior a los promedios de la población local, como ocurre en Ecuador, Perú y Colombia.

Según este  informe, el 46% de los migrantes venezolanos ha completado estudios superiores universitarios o técnicos. Esto invita a comprender la migración como una oportunidad y a aprovechar el capital humano para el desarrollo socio-económico de los países de acogida. Es también menester mencionar que los beneficios para las sociedades receptoras podrían ser superiores si las normativas se adaptarán a la realidad actual de intercambio del conocimiento el cual hoy día no tiene fronteras. Esta limitación impide a esta población de alto nivel educativo, como la venezolana, las obvias facilidades de revalidación y legalización de esos títulos. Así podemos ver que 92% de la población venezolana no ha podido convalidar sus títulos profesionales en los países de acogida. Es un precioso activo que podríamos decir está siendo subutilizado. Y esto para nuestros países, para nuestros pueblos,  casi que lo podríamos catalogar de pecado capital.

 

Raúl Ochoa Cuenca, en Anfi del Mar el 17 de febrero del año 2022.

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