Trabajos especiales

Una Bitácora cubana (LXXV)

El castrismo ha sido incapaz de defender la moneda cubana (como el chavismo tampoco ha podido defender el muy golpeado bolívar). En Cuba, el dólar se ha encarecido más de un 30% en dos semanas, y no hay solución a la vista; a tal punto que el propio Gobierno ha afirmado que no defenderá la moneda

Marcelino Miyares:

1-¿Pero realmente hay un embargo de Estados Unidos?

Iniciamos esta bitácora, de matiz predominantemente económico,  con una pregunta que se hace Elías Amor, en su blog “Cubaeconomía”: ¿Hay un embargo de Estados Unidos?. Al respecto, presenta diez ideas en torno a una política de sanciones que cumple 60 años, y que el régimen ha sabido manipular e instrumentar a su favor -incluso llamándolo “bloqueo”-.

Como bien señala Amor, el castrismo, desde la primera hora, convirtió la política norteamericana hacia el régimen comunista en una muy exitosa arma propagandística, seguida fielmente por sus miles de correligionarios, seguidores, ciegos fanáticos, compinches, agentes y secuaces. Sobre ambas políticas -la real y la inventada por la tiranía- se presentan estas consideraciones:

1.- Del embargo nadie se acordó desde 1960 hasta 1990.

Mientras que la revolución comunista se nutría del ingente subsidio anual de la URSS en plena guerra fría, nadie habló del embargo o bloqueo, salvo los días que coincidieron con la llegada de misiles soviéticos a Cuba, y que la marina de Estados Unidos obligó a dar la vuelta. Cuando se acabaron los millones, entonces, con el Período Especial a cuestas, se desempolvó el viejo argumento del embargo. Y así hasta hoy.

2.- Hay un embargo interno mucho más gravoso.

Es el embargo que practica el régimen comunista a los cubanos, impidiendo que puedan tener un sistema económico moderno y eficiente en que se puedan ejercer derechos de propiedad, la libre elección, la acumulación de patrimonio y riqueza, el mercado como instrumento de asignación de recursos y la libre empresa. Este embargo es el que mantiene a la economía cubana empobrecida y sin futuro.

3.- No existe el embargo como tal, Cuba mantiene relaciones económicas con todo el mundo.

Basta observar las cifras de las relaciones comerciales, exportaciones e importaciones, las inversiones extranjeras, los viajeros de turismo, etcétera. Cuba no tiene límites para establecer relaciones económicas con quien quiera, siempre y cuando tenga alguna necesidad y algo que ofrecer a cambio. Incluso con Estados Unidos, en forma de alimentos y equipos médicos por 200 millones de dólares al año, y lo más importante, envío de remesas por valor de 5.000 millones de dólares procedentes de los cubanos que tuvieron que huir del régimen.

4.- No ha existido móvil o reconocimiento de los hechos que dieron lugar a las reclamaciones.

Nunca ha habido reconocimiento expreso del daño causado a los legítimos propietarios por las confiscaciones, y mucho menos una disposición oficial del régimen a pagar el valor de lo expropiado, como en cualquier país del mundo. Los derechos que fueron objeto de nacionalizaciones no han muerto y sin duda, su exigencia y reconocimiento, serán un renglón fundamental para el retorno a la democracia de Cuba.

5.- Estados Unidos sigue siendo el único defensor de la democracia en Cuba.

A capa y a espada, dando refugio a casi dos millones de cubanos que huyeron de la falta de libertades y de prosperidad del régimen comunista, haciendo posible que muchos pudieran cumplir con sus sueños. Gracias a Estados Unidos es posible decir al régimen de La Habana lo que es, y lo que representa, observando el comportamiento vergonzante y veleidoso de otras democracias, como las europeas, que a veces están en contra y a veces a favor.

6.- Los cubanos de tres generaciones se han criado con el embargo y saben por qué.

Escapar del país ha sido la única salida para aquellos que detestan un modelo económico y social impuesto por la fuerza y que se resiste a cambiar y evolucionar. Por eso la gente en cuanto puede salir del país se instala en Estados Unidos, porque a pesar de que se les ha educado en la maldad del imperio, Estados Unidos sigue siendo y será, referencia principal para muchos cubanos. Por mucho que le duela al régimen comunista.

7.- La ideología y la propaganda cada vez tienen menos capacidad para argumentar el embargo.

Se apaga el discurso oficial. Las nuevas generaciones de cubanos no se creen el lenguaje oficial y la propaganda obsoleta que destila, y a pesar de los continuos ataques que recibe Estados Unidos y sus instituciones en Cuba por la prensa oficial o cualquiera que desee desahogarse, los cubanos sueñan con vivir en el vecino del norte, donde, además, tienen conocidos, familiares, amigos, que les pueden ayudar a salir adelante. Es curioso, pero a ningún haitiano, hondureño o salvadoreño se le ocurre migrar a Cuba, todos aspiran a establecerse en Estados Unidos.

8.- El histrionismo en Naciones Unidas lleva a cálculos hilarantes e irresponsables.

Si el cálculo de los daños del embargo estimado en 144.000 millones de dólares fuera cierto, el régimen revolucionario estaría haciendo el ridículo más absurdo proponiendo esa cifra. Pensemos que eso representa, en 60 años, unos 2.400 millones de dólares anuales, menos de la tercera parte de lo que recibe Cuba, cada año, en forma de remesas de los Estados Unidos. Puestos a dar cifras, podrían haberse esmerado un poco más.

9.- El embargo existe porque el régimen comunista así lo quiere.

No cabe la menor duda. Ha generado ríos de tinta que han permitido a Cuba tener algo que decir en el mundo, ocupar un espacio mediático en algún informativo. Y, sobre todo, que la escuchen aquellos que quieren caer en la trampa. El David y Goliat de la biblia funciona en política, y si se tiene en cuenta que ni el paso de la guerra fría, la globalización o la cuarta revolución industrial han alterado los mensajes, no cabe duda de que, los autores conceptuales del embargo, que tuvo en Fidel Castro un maestro excepcional, han tenido éxito en ir adaptando el concepto a los tiempos. El régimen necesita el embargo, como necesita identificar a Estados Unidos como enemigo. Es rentable.

10.- El embargo ha servido para que unos cubanos vivan mucho mejor que otros, dentro de Cuba.

De eso no hay duda. La cúpula dirigente vive ajena a las penalidades de una economía improductiva, y las prebendas son más que suficientes para justificar el falso sometimiento a las órdenes del partido único. Los que tienen acceso a dólares, alrededor del 30% de la población cubana con familiares en el extranjero, incluso pueden vivir mejor y el régimen creando las tiendas en MLC dice claramente que los quiere convertir en privilegiados para tener acceso a esas divisas.

Todas estas consideraciones podrían llevar a plantear la cuestión principal que no es otra que esta: ¿Pero realmente hay un embargo de Estados Unidos a Cuba? (…) Lo mejor de todo esto es que el embargo, si es que existe, tiene fecha de caducidad: una Cuba democrática y libre. Y esto, jamás en la vida, lo han reconocido los revolucionarios comunistas. ¿Por qué será?

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2- Siguiendo con un tema permamente, la desastrosa situación económica, Rafaela Cruz, en Diario de Cuba, afirma que “lo que se está devaluando no es el peso, es el Gobierno cubano”.

El castrismo ha sido incapaz de defender la moneda cubana (como el chavismo tampoco ha podido defender el muy golpeado bolívar).

La realidad es que el castrismo y el chavismo están quebrados.

En Cuba, el dólar se ha encarecido más de un 30% en dos semanas, y no hay solución a la vista; a tal punto que el propio Gobierno ha afirmado que no defenderá la moneda. Algo positivo tiene ello, según afirma la periodista:

“Ahora que es conocido que el Banco Central de Cuba (BCC) no comprará pesos para apuntalar su valor, los usuarios del dinero podrán tomar decisiones económicas mejor informados. Aunque con el castrismo nunca se sabe, parece que el Gobierno está siendo sincero, reconociendo que no tienen un quilo prieto partido al medio.

 

La verdad es que el peso cubano -al igual que cualquier otra moneda del planeta, vale según qué Gobierno y economía lo respaldan.

 

Y tras esta debacle del peso, ¿debería adoptar Cuba un tipo de cambio flotante?

La periodista da una certera respuesta:

“Un régimen cambiario flotante solo tiene sentido si la formación de precios es descentralizada, con lo que desaparecerían los subsidios hoy implícitos en los controles de precios, algo que llevaría a la ineficiente economía cubana, tan dependiente de las importaciones, al colapso; los precios reflejarían casi automáticamente cada desplome de la moneda nacional, lo que conduciría, a muy corto plazo, a una hiperinflación”.

  

Cruz hace una afirmación contundente; “al Gobierno solo le queda entre el mal peor y el suicidio”. Así de grave está la situación. Para colmo, se olvida que lo fundamental es incrementar la productividad -algo que el comunismo nunca ha sabido hacer, en ninguna parte del mundo-. Devaluar la moneda no sirve entonces para nada bueno. Sigamos con la periodista:

“Relacionado con lo anterior, pero como punto aparte, encontramos que, si espectacular ha sido la revalorización del dólar, muy llamativo es que esa moneda, ilegalizada como medio de intercambio en Cuba, haya superado el valor del MLC (o dólar bancario), que sí es una unidad monetaria con total capacidad de compra en la Isla ¿Qué ha pasado? Pasó Nicaragua”.

 

“Que el dólar cueste más que el MLC, indica que las ganas de emigrar de los cubanos son inmensas, y también, que la economía paralela, donde sí es aceptada la divisa estadounidense, gana peso con respecto a la economía estatal. Dos malas noticias para el castrismo y su afán de sostener, cueste el sufrimiento que cueste al pueblo, su estrambótico modelo de núcleo estalinista, parcheado con retazos capitalistas. (…) Cuba no necesita ni aguanta reformas, precisa borrón y cuenta nueva para poder renacer”.

 

Moneda cubana y dolar

 

3– Elías Amor: ¿Qué hacer con la economía cubana en 2022?

 

En sintonía con la nota de Cruz, Elías Amor, en su blog Cubaeconomía (y reproducida en Cubanet), preguntándose sobre lo que  debe hacer el castrismo, afirma que “el régimen solo podrá reducir la penosa dependencia del exterior si logra restablecer el crecimiento de la productividad”.

Pero ello es un asunto complejo cuando el régimen se empeña en negarse a ver la realidad, a entender que el modelo castrista fracasó -el propio Fidel Castro lo llegó a afirmar- y que se requiere un viraje general, no de algunos procedimientos, sino de perspectivas y estructuras que afectan todo el entramado de relaciones entre el individuo y la sociedad (el individuo actuando de forma organizada) con el Estado. La propuesta de Elías Amor incluye estos puntos:

 

1. La agenda de corto plazo: estabilizar

A corto plazo, no queda más remedio que recuperar los equilibrios interno y externos. En el primer caso, controlar la inflación y el déficit público exigirá un esfuerzo de estabilización económica que debe situar a la política monetaria en el centro de las decisiones a acometer, dados los estrechos márgenes con que cuenta la política tributaria. El desequilibrio externo, quizás el más grave, plantea que la histórica dependencia creada por el régimen de Fidel Castro de fuentes externas de divisas ha llegado a su fin y que toca cambiar el enfoque de políticas.

2. La agenda de medio plazo: reformar

A continuación, se tiene que actuar a medio plazo. Hay que impulsar reformas estructurales que permitan ir reduciendo la participación del Estado en la propiedad de los medios de producción y la economía, abriendo espacios crecientes para la actividad privada. (…)

3. La agenda de largo plazo: recuperar el futuro

A más largo plazo, hay que trabajar en tareas que se tienen que acometer con la máxima diligencia porque no admiten retrasos. Posiblemente sería conveniente recurrir al asesoramiento especializado de organismos internacionales. (…)

En concreto, habrá que atender a la cuestión demográfica, con el envejecimiento poblacional, la reducción acelerada de la natalidad y el descenso de la población, sin aportes de inmigración procedentes del exterior. Este comportamiento de la población cubana es la demostración más evidente del fracaso del modelo social comunista. Los jóvenes se van del país y dejan a Cuba convertida en una nación envejecida, sin futuro, con compromisos crecientes de gasto público que no se podrán atender porque los sistemas no están diseñados para ello. La solución de la cuestión poblacional debe ser urgente con especial atención a las pensiones y los mecanismos de ahorro colectivos. (…)

El régimen solo podrá reducir la penosa dependencia del exterior si logra restablecer el crecimiento de la productividad. (…)

 

 

4- Socialismo en la Cuba de hoy y de mañana (III): la alternativa liberal

Recientemente Rafaela Cruz publicó tres notas relevantes sobre el pasado, presente y futuro del socialismo en Cuba. En los siguientes enlaces pueden verse los dos primeros.

https://americanuestra.com/socialismo-en-la-cuba-de-hoy-y-de-manana-i-los-socialistas-puros/

 

https://americanuestra.com/socialismo-en-la-cuba-de-hoy-y-de-manana-ii-los-socialdemocratas/

 

En esta última entrega ella plantea cuál puede ser una alternativa adecuada, necesariamente de carácter liberal. Por su importancia, queremos compartir los puntos más primordiales de la misma:


Dos cosas hemos querido acentuar en los artículos precedentes: primero,
 denunciar la complicidad de los «socialistas puros» pro-gobierno en el mantenimiento de la dictadura; segundo, alertar sobre los peligros de tomar un camino inadecuado para Cuba, representado en los socialdemócratas. Intentaremos, en este artículo final, definir una visión alternativa y defender su adecuación para la Cuba poscastrista.

 

Cuba es una sociedad depauperada por un virus letal llamado castrismo. Como aún estamos en esa fase, solemos centrar el debate en como erradicar el patógeno, pero no debemos perder de vista que un organismo tan debilitado, es proclive a infecciones bacterianas que persisten incluso cuando se rebasa la enfermedad original. Cómo librarnos de esos gérmenes oportunistas es lo que debatiremos aquí.

El Estado de Bienestar escandinavo es diferente del canadiense y ambos difieren del alemán. Lo que tienen en común es la acumulación previa de capital en un entorno de libre mercado; lo que les diferencia son sus propias circunstancias histórico-culturales, en última instancia, antropológicas.

Intentar transpolar a Cuba experiencias triunfantes allá, es equivalente a usar un antibiótico muy específico sin saber cuál es el «bicho» que está infectando aquí. Como será imposible tener un diagnóstico concreto a priori, ya que no sabemos cómo interactuarán los factores políticos, jurídicos, sociales y culturales que moldearán la economía poscastrista, entonces, lo adecuado, será utilizar el antibiótico de amplio espectro que mejor resultado comprobado tiene: el sistema económico liberal.

Todo sistema económico debe responder lo siguiente: ¿Qué bienes producir, cómo producirlos, en qué cantidad y calidad, dónde producirlos y cómo distribuirlos? La respuesta que da la economía liberal es aminorar la intervención estatal como precondición para que surjan los precios de mercado, que son la información fundamental para armonizar la respuesta social a esas preguntas económicas. (…)

De ahí que el rol fundamental del Gobierno poscastrista no puede ser diseñar, mediante ingeniería social, la Cuba que el partido político de turno desee, sino, crear las condiciones básicas para que las personas decidan su futuro. Lo cual se puede sintetizar en el lema con el que la Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU) llegó al poder tras la Segunda Guerra Mundial y transformó a la RFA: «Seguridad. ¡No experimentos dudosos!» (en alemán suena mejor).

Punto neurálgico será como gestionará el Gobierno poscastrista el ahorro —imprescindible para invertir en capital fijo— que llegará mediante inversión extranjera y, muy principalmente, mediante préstamos de instituciones supranacionales —FMI, Banco Interamericano, Banco Mundial— que sin dudas abrirán sus bóvedas a una Cuba democrática.

Lo recomendable sería que estos flujos no sean invertidos directamente por el Gobierno, sino que, a través del sistema financiero que la libertad de mercado genera, se conecten estos fondos con los empresarios privados.

Esto no quiere decir que el Gobierno no tenga política económica. Como encargado de la macroeconomía deberá cuidar el equilibrio fiscal y monetario, pero su rol fundamental será proteger la libertad e inviolabilidad de los contratos, proveer seguridad jurídica y estabilidad política. Si el proceso de creación de riquezas es justo, la distribución que se obtenga es también justa.

Un Estado que recauda poco es un Estado que interviene poco y permite sean los agentes económicos privados los que tomen las decisiones sobre el terreno, algo que maximiza el buen uso de los recursos. Hasta dónde «el poco», es una decisión social que deberá tener en cuenta cuidar y sostener a aquellas personas que, por razones diversas, les sea imposible aprovechar el sistema de mercado.

Es una buena guía la frase de Adenauer: «Tanto mercado como sea posible, tanto Estado como sea necesario», entendiendo ese necesario desde el realismo y el largo plazo, pues no pueden resolverse todos los problemas inmediatamente y hay que hacer ajustes dolorosos, sobre todo los referidos a la flexibilidad laboral, en un país donde lo habitual durante 63 años ha sido la estabilidad forzada. (…)

En fin, en las antípodas de las políticas intervencionistas socialdemócratas, una economía liberal propugna, sobre todo, la libertad, «que no es hija del orden, sino su madre» (Proudhon), siendo orden y estabilidad lo que más va a necesitar el organismo social cubano para recuperarse de una tan larga y dolorosa infección. Solo se hará bien en conjunto, si cada persona puede hacerlo a su modo.

 

 

Miguel Díaz-Canel

 

5- Díaz-Canel, una continuidad sin carisma, peso histórico, ni ‘ashé’

Es el título de una nota de Yunior García Aguilera, en 14ymedio, en la cual se pregunta lo que miles de cubanos también nos preguntamos: ¿cómo pudo el castrismo -esencialmente Raúl- equivocarse tanto a la hora de designarlo como sucesor en la satrapía comunista que ya lleva más de sesenta años?; del mismo modo, también valdría inquirir en cuáles serán los actuales pensamientos de Díaz-Canel a sabiendas -porque será incapaz, pero tonto no es- de que está poniendo la torta a la hora de administrar la prisión castrista.

Ese paso del carisma de Fidel Castro al “anti-carisma” de Díaz-Canel dejó a muchos aspirantes a heredero en el camino. Claramente por sus raíces populistas del estalinismo más rancio, el fidelismo -sobre todo a sus comienzos- se convirtió en una religión laica centrada en el culto al líder. Un autócrata que manipuló y se burló de la cultura católica del pueblo, vendiendo una imagen falsa de “mesías revolucionario”. Sigamos con la interesante nota:

  

“A pesar del feroz proselitismo empeñado en consolidar su mito, para una buena parte de los cubanos era bastante obvio que el país era conducido hacia el desastre”. (…)

La dictadura necesitaba urgentemente encontrar a un sucesor. Raúl había barrido con el equipo que había estado cerca de su hermano. (…) Raúl, personalmente, reconoció haber experimentado con una docena de candidatos a delfines. Hasta que, finalmente, una de esas probetas llenó sus expectativas: Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez.

El rubio de Las Villas había estado aguantando la respiración desde que se supo en el camino hacia la corona. Era obvio que tenía micrófonos y cámaras hasta en el inodoro. Y esa apnea prolongada no solo lo encaneció antes de tiempo, sino que eliminó toda expresión humana de su rostro. Díaz-Canel es incapaz de sostener un discurso fluido sin mirar las tarjetas que lo acompañan en todas sus intervenciones. Cuando se ha salido un milímetro del guion, ha cometido pifias como aquella donde afirmó que «la limonada es la base de todo«.

Sin carisma, ni peso histórico, a Canel no le quedó otra opción que escoger el lema menos revolucionario imaginable: Somos Continuidad. Para un pueblo que exigía a gritos la palabra «cambio», el continuismo resultaba un cubo de agua fría. Tampoco el ashé (ese concepto de la santería asociado con la suerte) le ha acompañado. La triste caída de un avión, el tornado de La Habana, el derrumbe de un puente sobre el río Zaza y la pandemia de covid-19 no apuntan a la bendición de los orishas.

Si de apodos se trata, tampoco ha corrido con fortuna. En Holguín, cuando era primer secretario del Partido y se empeñó en impedir que los campesinos entraran leche a la ciudad, fue bautizado como Miguel «Díaz-Condón«. Más tarde, el influencer Alex Otaola lo renombraría como «El Puesto a Dedo». Y finalmente, desde el rapero Maykel Osorbo, la ex actriz porno Mía Kalifa, hasta un coro gritado en las calles y rotulado en los muros, le han fijado el nada amable apelativo de: «El Singao».

No hace falta relatar con detalles el desastre de la Tarea Ordenamiento. Y para colmo, la «orden de combate» tras el estallido social del 11 de julio lo coloca ya como un tirano irredimible. Raúl Castro, probablemente, se golpee la cabeza contra las paredes pensando cómo demonios se le ocurrió semejante designación. De nada sirve que el nuevo eslogan de Díaz-Canel sea A Cuba, ponle corazón. Con semejantes síntomas, el mito de la Revolución cubana, en sus manos, va en caída libre hacia el paro cardíaco”.

 

Las manifestaciones de los cubanos pidiendo derechos humanos se multiplicaron en 2021, en Cuba y otros países.

 

6– Los derechos humanos, por desgracia, siempre son noticia: Los medios de comunicación de todo tipo no dejan de reseñar las continuas violaciones que el régimen sigue cometiendo; la frecuencia, el horror, la inhumanidad que se muestran son prueba de que Díaz-Canel, ante su fracaso en todos los frentes, busca “reprimir la realidad”: que el pueblo cubano ni confía ni espera ya nada bueno de él. Macky Arenas, la periodista cubano-venezolana que escribe semanalmente el “Periscopio Cuba”, reseña lo siguiente en el último envío:

 

La CIDH calificó de “dramática” la situación de los derechos humanos en Cuba. Un líder opositor cubano en España se refirió al rechazo de Boric hacia el régimen cubano: “Ojalá no sea solo una frase de campaña”.

Vuelven a ser noticia las valientes madres cubanas. Bárbara Ferrat –con un hijo preso-  se enfrentó cuerpo a cuerpo con esbirros del régimen. Sólo tuvo arañazos en su cara los cuales mostraba orgullosa: “No me van a encerrar en mi casa. Saldré cuando me dé la gana”, declaró. Y las hermanas también entraron esta semana en los titulares: han sido amenazadas, desde la isla, las de una presa política. Igualmente los familiares del músico asesinado por un policía en Baracoa impresionaron en el funeral gritando a voz en cuello: “¡Abajo el Minint, abajo todos los comunistas!”.

La seguridad del Estado sigue secuestrando y desapareciendo activistas y dos de ellos fueron detenidos el domingo pasado al salir de una misa”. 

 

Que Dios proteja al pueblo cubano ante esta nueva arremetida de violencia y crimen que el castrismo y sus herederos están cometiendo.

 

Marcelino Miyares, 23 de febrero de 2022

América 2.1

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