Iglesia Venezolana

Mensaje de la CEV ante el Centenario del Vicariato Apostólico del Caroní

"Hacemos memoria agradecida de los obispos capuchinos que la han regido a la largo de su historia"

“100 AÑOS SEMBRANDO EVANGELIO”
MENSAJE CON MOTIVO DEL CENTENARIO
DE LA CREACIÓN DEL VICARIATO APOSTÓLICO DEL CARONÍ

4 de marzo de 1922 – 2022

1. Hoy se celebran cien años de aquel día memorable en que el Papa Pío XI a través de la
Bula “Quoties Romani Pontifices” dispuso: “Por las presentes letras separamos de la
predicha Diócesis de Guayana una parte de su territorio y la erigimos y constituimos
en Vicariato Apostólico con el nombre de Caroní… lo encomendamos a la benemérita
Orden de Frailes Menores Capuchinos de San Francisco”.

2. El Vicariato del Caroní abarcaba en sus inicios todo el Estado Delta Amacuro, el
territorio del Estado Bolívar comprendido entre San Félix y El Dorado, la Gran
Sabana y la Paragua. Su primera sede fue la población de Upata. Esta nueva
circunscripción eclesiástica fue la pionera entre las iglesias particulares erigidas en
nuestra patria en el siglo XX. Al momento de su creación solo existían en Venezuela
seis diócesis: Caracas, Mérida, Guayana, Barquisimeto, Calabozo y Maracaibo. El
siglo XX conocerá una gran expansión de la Iglesia con la creación de veintiséis
Diócesis y tres Vicariatos Apostólicos para la evangelización de los pueblos indígenas
3. En esta gozosa e importante efeméride, saludamos fraternalmente al Sr. Obispo y a su
presbiterio, a las religiosas y a todo el Pueblo de Dios que peregrina en las tierras de la
Gran Sabana, pidiendo a Dios los siga acompañando y bendiciendo en la tarea de
predicar el Evangelio y construir el Reino de Dios en esos confines de nuestra tierra
venezolana.

4. Hacemos memoria agradecida de los obispos capuchinos que la han regido a la largo
de su historia: Mons. Diego Antonio Alonso Nistal (1923-1938), Mons. Constantino
Gómez Villa (1938-1968), Mons. Mariano Gutiérrez Salazar (1968-1993), Mons.
Santiago Pérez Sánchez (1993- 1994), Mons. Jesús Alfonso Guerrero Contreras
(1996-2011) y Mons. Felipe González González (2014-2021). Gracias a su cuidado
pastoral y a la amplia y abnegada labor de tantos frailes Capuchinos, sacerdotes y
laicos, que allí han trabajado en estos cien años, surgieron y se sostuvieron en el
tiempo numerosas obras evangelizadoras, educativas, de estudio y profundización de
la cultura de los pueblos que allí habitan, de formación de agentes de pastoral
indígena.

5. Al trabajo misionero de los Capuchinos, se une pronto el de las Terciarias Capuchinas
(Bajo Delta) y las Franciscanas del Sagrado Corazón de Jesús (Santa Elena y
Kavanayén).

6. Expresión material de esa amplia labor, en los primeros años, son la fundación de los
centros misionales de Araguaimujo (1925), San Antonio de Barima (1925), San José
de Amacuro (1927), San Francisco de Guayo (1943), en el Bajo Orinoco, y de Santa
Elena de Uairén (1931), San Francisco de Luepa (1933), Santa Teresita de Kavanayén
(1942) y Ntra. Sra. de Coromoto de Kamarata (1954), en la Gran Sabana. También
fueron testigos de su acción evangelizadora en los primeros años, los pueblos criollos
de San Félix, Guasipati, El Palmar, Callao, Tumeremo, Dorado y Upata, donde se crea
en 1940 el Seminario misionero.

7. En 1954, tras la creación del Vicariato Apostólico de Tucupita y la anexión de las
parroquias de criollos a la Diócesis de Guayana (Ciudad Bolívar), la sede del Vicariato
se muda a Santa Elena de Uairén y el Seminario a Kavanayén donde funcionará hasta
su cierre en 1958. De ese seminario egresó el sacerdote indígena Lucio Fierro.
8. A partir de entonces, irán también al Vicariato las Hermanas Franciscanas Misioneras
del Divino Pastor (Wonken, 1957), las Hermanas Misioneras del Divino Maestro
(Urimán, 1976), los Padres Dominicos (Kamarata, 1990), así como otros sacerdotes y
misioneros laicos, quienes en las últimas décadas han brindado una importante
contribución a la acción evangelizadora.

9. Los misioneros capuchinos fueron conscientes de la importancia de la cultura en sí
misma y para la evangelización. Contribuyeron de manera significativa al estudio y a
la divulgación de la cultura del pueblo pemón. Destacan especialmente los aportes de
Fray Cesáreo de Armellada, quien aprendió el idioma pemón e identificó sus
variedades dialectales (arekuna, kamarakoto y taurepán). Escribió una gramática y un
diccionario y compiló numerosas muestras literarias de su cultura. Para ello involucró
a diversos colaboradores indígenas que al trabajar en la recolección, transcripción y
análisis se iban entrenando para escribir en su propio idioma y ampliar el trabajo de
recolección. Mons. Mariano Gutiérrez Salazar también escribió una gramática de
dicho idioma, y colaboró en la segunda edición ampliada del diccionario, recolectó
variadas tradiciones a la par que fomentó el uso escrito del pemón.

10. En los últimos años, las poblaciones indígenas han sufrido un gran abandono en todos
los sentidos, que han desmejorado sus condiciones de vida. La crisis generalizada se
palpa en ámbitos como salud, educación, alimentación y transporte, unida a una
violación sistemática de derechos humanos fundamentales, especialmente los de los
pueblos originarios. Asistimos a una explotación irracional de los minerales con un
despiadado extractivismo que está dañando irreversiblemente el ambiente, con
consecuencias nefastas para la población, aunado a todo el ambiente de degradación
humana que se vive en las minas. La presencia de los misioneros ha sido siempre voz
de los que no tienen voz y defensa de los derechos de la población y de la ecología
integral a las que nos llama el Papa Francisco.

11. Dado que, por falta de personal, los Capuchinos habían manifestado desde hacía unos
años que no podrían cumplir con todas las responsabilidades del Vicariato, la Diócesis
de San Cristóbal aceptó atender, acompañar y apoyar el trabajo pastoral en el
Vicariato del Caroní. El 27 de abril de 2021, el Papa Francisco nombra a Mons.
Gonzalo Alfredo Ontiveros Vivas, sacerdote diocesano de esa Iglesia particular, como
nuevo Vicario Apostólico, y el 20 de julio del mismo año, se concreta formalmente el
“ius commissionis”.

12. Este hecho muestra tres elementos importantes en la vida de la Iglesia en Venezuela:
la unidad y continuidad en el trabajo evangelizador, en la línea de la herencia recibida
de los Apóstoles y primeros discípulos de Jesús. En segundo lugar, el dinamismo
misionero y la comunión eclesial entre las diócesis, abierta siempre a la universalidad
de la Iglesia y a sus necesidades en Venezuela. Los hermanos del Caroní, como de los
otros Vicariatos Apostólicos existentes en Venezuela, sabrán que podrán estar
distantes por razones geográficas, pero no por la falta de comunión eclesial que se ve
enriquecida por el aporte concreto de sacerdotes y laicos de una Diócesis, junto con el
apoyo de todas las demás Iglesias hermanas en Venezuela. Y, en tercer lugar, es una
muestra de sinodalidad: todos hacemos conjuntamente el mismo camino y la misma
tarea; cierto que cada uno con sus peculiaridades, pero todos con el mismo Espíritu y
el mismo Evangelio del único Señor Jesús. Nos habla de la madurez de nuestros
compromisos eclesiales, y debe ser la puerta de entrada para otras formas de
cooperación misionera entre nosotros.

13. Coinciden, los cien años del Vicariato del Caroní con el Centenario de la Diócesis de
San Cristóbal y otras tres Diócesis de nuestro país (Coro, Cumaná y Valencia). En
aquel momento, la creación de estas circunscripciones supuso un paso adelante en la
vida e historia de la Iglesia en Venezuela. Hoy esta nueva experiencia, que se abre en
nuestra nación, nos permite redescubrir cómo la acción del Espíritu Santo se sigue
manifestando para mirar con ojos de confianza al futuro.

14. Agradecemos a Dios estos cien años de sembrar y hacer camino en la Gran Sabana,
tierra encantada y encantadora. Su geografía compleja, las grandes distancias, la difícil
comunicación entre sus poblaciones, la escasez del personal, la población dispersa ha
dificultado y, al mismo tiempo, ha servido de estímulo a la labor evangelizadora.
Pedimos al Espíritu Santo que siga dando fuerzas y luz a todos los miembros del
Vicariato Apostólico del Caroní, para que logrando fortalecer la atención pastoral
especialmente a las comunidades indígenas sigan anunciando a Jesucristo y su
proyecto de una manera alegre, inculturada, intercultural y liberadora.

Con nuestra bendición.

Los miembros de la Comisión Permanente
de la Conferencia Episcopal Venezolana
03 de marzo de 2022

 

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