El limosnero papal, cardenal Konrad Krajewski: «La presencia es el primer nombre del amor»
El limosnero papal, cardenal Konrad Krajewski, habla con los periodistas sobre su misión en Ucrania, que se prepara para salir de Leópolis hacia zonas más internas
En un encuentro con periodistas en Leópolis, el cardenal Konrad Krajewski, limosnero del Papa, describió así la misión que le encomendó Francisco, llegando hasta Ucrania. El país es hoy un lugar de dolor, pero aquí es necesario estar para hacer sentir la cercanía de toda la Iglesia a una población en graves dificultades.
¿Cuál es el significado de su presencia?
Es importante estar presente en esta nación atormentada, donde la presencia es el primer nombre del amor. Y luego, por supuesto, además de la ayuda moral, además de la fe que llevamos con nosotros, también llevamos la esperanza de salir de esta terrible situación. Hay una ayuda muy concreta para Ucrania que llega a través de los canales diplomáticos, pero también a nivel local.
Eminencia, ¿Es posible hablar de las negociaciones que están teniendo lugar ahora en Turquía, cuando están bombardeando hospitales como lo hicieron ayer en Mariupol, esta mañana cerca de Kiev?
No soy un diplomático. Vine aquí con la lógica del Evangelio. Eso es lo que hacía Jesús: siempre estaba del lado de la gente que sufría. El Santo Padre también utiliza esta lógica del Evangelio. Por eso estamos aquí, por eso rezamos: porque nuestra arma es la fe, nuestra arma es también la esperanza. Normalmente, el Evangelio nos habla de las tres armas más sofisticadas del mundo: la oración, el ayuno y la limosna. Hoy el mundo entero está dando limosna por Ucrania. La limosna significa algo que me duele, que sufro porque tengo que compartirme con los demás -y esto ya lo hacemos, incluso en Europa pagamos facturas más altas precisamente por este conflicto que existe-… Luego está la oración, como hemos escuchado en el Evangelio que acabamos de leer: quien llama encontrará finalmente la puerta abierta, quien reza recibirá, pero hay que ser constantes. Luego está el arma muy, muy fuerte, que es el ayuno. El ayuno, es decir, invito a Dios a entrar en mí, deseo su presencia, a través del ayuno quiero apartar de mí todo lo que no le pertenece para hacerle sitio. Estas son las armas que llevamos. Quería decir una cosa más. La fe puede mover montañas, ¡no digamos las estúpidas guerras! Y esta es también la fuerza de Ucrania: con fe, con amor por su patria, con amor por sus familias, consiguen resistir, consiguen salvar su patria.
Se reunió con los refugiados, quiere ir hasta Kiev…
En la medida de lo posible. Sí, me voy de Leópolis y llevó este mensaje de paz del Santo Padre y la oración en la que hemos participado. Esta es nuestra arma fuerte, fuerte. También puede ser aterrador para los que atacan a Ucrania. Gracias y gracias por su presencia. Ustedes también hace mucho por Ucrania.