Opinión

La economía de mercado

Los años vividos no solo durante el proceso que desembocó en la caída del muro de Berlín, sino en la desintegración de la Unión Soviética (URSS), ¿no son suficientes para entender que el último jefe de la KGB no puede pensar sino en revivirla?

Oswaldo Páez-Pumar:

La guerra desatada por Rusia contra Ucrania ha puesto de presente, al menos a mí me lo ha puesto, el difícil problema de optar entre tomar partido por lo que creo y en consecuencia debo ayudar a sostener, o tomar partido por lo que juzgo práctico y menos conflictivo que es, por supuesto, dedicarme a predicar neutralidad ante lo que son, hechos cumplidos.

Quizá es, porque careciendo de capacidad “bélica” al no  haber nunca  disparado un solo tiro a una persona que pensara distinto a mí,  he concluido que tampoco me han apuntado a mí, quienes con otras capacidades pudieron hacerlo. Sé que fue así. Vi levantarse el cemento de una plaza donde un grupo de jóvenes concurríamos a un mitin y la guerrilla urbana, simpatizante del castrismo ya presente, quiso advertirnos de nuestra indefensión. No hubo heridos, pero en el proceso de retiro sí los hubo y hasta murió uno, dos o tres, no puedo decirlo con exactitud porque ocurrió hace sesenta años.

Los jóvenes idealistas, algo mayores que yo, cuyos nombres omito no con el propósito de borrarlos, sino con la prudencia de no olvidar inmerecidamente alguno de ellos, vivieron en la democracia, y participaron en ella después de la “pacificación”, siendo como fueron sostenedores de una visión combativa, que el respeto a la opinión distinta era, o más bien es, la única forma posible de convivencia.

Aquí, contradiciéndome, menciono dos nombres: Pompeyo Márquez, quizá el mayor de los involucrados y Américo Martín el recién fallecido. A ellos está dedicado este artículo porque sé que jamás habrían respaldado a Putin, aunque años antes fueran solidarios con la URSS en el enfrentamiento a lo que yo llamo, y seguramente muchos de mis lectores también llamarían, el “imperio”.

Los años vividos no solo durante el proceso que desembocó en la caída del muro de Berlín, sino en la desintegración de la Unión Soviética (URSS), ¿no son suficientes para entender que el último jefe de la KGB no puede pensar sino en revivirla?

¿Por qué el artículo lleva por nombre la economía de mercado? Sé que lo saben. Lo digo nada más que por recordar a Don Francisco de Quevedo: “Poderoso caballero es Don Dinero”. “¿Qué diría Carlos Marx  de Putin?”.-

América 2.1

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