Opinión

Pacta Sunt Servanda (aunque pataletees), pajarito

María Alejandra Aristeguieta:

Corría el año 1983, creo. O a lo mejor ya era el 84. Lo cierto es que estábamos en tercer semestre de la carrera de Estudios Internacionales y teníamos como materia Derecho Internacional Público I. Es decir, las bases. Nos introducíamos en los principios sobre los cuales se apoya la arquitectura mundial de los tratados entre Estados desde la Antigüedad hasta nuestros días. Aprendíamos que se trata de un proceso evolutivo que va consolidándose a través de los siglos, en la medida en que el hombre entiende que todos ganamos con un conjunto de normas que nos arropan y nos protegen a todos. Lo cierto, es que los principios básicos del Derecho Internacional nacen de la ética, del respeto a la palabra, a los usos y costumbres aceptados universalmente por las partes en conflicto.

Efectivamente, si hurgamos en Internet y desempolvamos cuadernos de notas (todavía conservo algunos), encontramos los primeros principios de Derecho Internacional aceptados universalmente en los tiempos del Imperio Romano, los cuales, a través de los siglos se consolidan en la Edad Media. Posteriormente, es a partir del hito histórico conocido como La Paz de Westfalia (referido a dos tratados que trajeron la paz a Europa, pero que, más importante aún, se considera el punto de inflexión en el desarrollo del Derecho Internacional moderno porque conceptualiza lo que todavía hoy en día nos sirve de referente para entender qué es un Estado y cómo se relaciona con los otros) el que da origen y establece el primero de estos principios mediante el término “Pacta Sunt Servanda” que subraya la importancia de cumplir los acuerdos internacionales de buena fe.

Ahora bien, con las pataletas que hemos presenciado desde que María Corina Machado ganó la elección primaria como la candidata que representará a la oposición en los comicios del 2024, hemos regresado una y otra vez a este principio, aunque cada quien lo diga a su manera: Lo pactado debe ser respetado. “Pacta Sunt Servanda” significa que los acuerdos son vinculantes para las partes que lo firman. Y en este caso, el acuerdo es el resultado de un proceso de negociación internacional en el que participó una delegación de quienes mantienen el poder en Venezuela, por lo tanto, controlan la representación del Estado y firmaron como una de las partes.

Sobran ejemplos de acuerdos en los que se respetó la palabra, se respetó lo acordado, es decir, que gracias al principio de “Pacta Sunt Servanda” se llegó al resultado perseguido: Dayton 1995, poniendo fin a la guerra entre Bosnia y Herzegovina, o Belfast (Acuerdo de Viernes Santo), en 1998 que logró poner fin al conflicto en Irlanda del Norte, son buenos ejemplos europeos de este grupo de tratados. En América Latina, tenemos igualmente algunos que nacieron de una iniciativa multilateral en la que participó Venezuela junto a México, Colombia y Panamá, como lo fue el Grupo Contadora, y que sentó las bases para posteriormente alcanzar la paz en dos países centroamericanos: El Salvador a través del Acuerdo de Chapultepec en 1992, y de Guatemala en 1996.

Por otra parte, debido a las complejidades que enfrentan estos procesos, cada uno de los acuerdos de paz y de gobernabilidad pueden y van a enfrentar desafíos, no sólo al momento de su negociación, sino también de su aplicación. Sin embargo, la buena voluntad de todas las partes, y sobre todo, el apoyo internacional son esenciales para mantener los resultados en el largo plazo y evitar, como bien sabemos que también sucede, que el acuerdo no sobreviva en el tiempo.

Quizás sea por ello que, el 18 de octubre, el Secretario General de Naciones Unidas expresó su satisfacción por los avances obtenidos en el Acuerdo Parcial firmado en Barbados, que tal como expresó adicionalmente el día 19 de octubre, viene a complementar el ya firmado en México hace un año, y que, según se desprende de su comentario, permitirá iniciar las labores para establecer un fondo fiduciario de múltiples socios para apoyar el trabajo relativo a la Emergencia Humanitaria Compleja que aqueja a Venezuela.

Sorprende, sin embargo, que en medio de una agenda tan cargada como la que tiene el Secretario General, en medio de los dos grandes conflictos armados que ocupan la atención mundial, haya declarado no dos, sino tres veces, porque a las dos declaraciones expresando primero su beneplácito por el logro de un acuerdo de respeto a las elección primaria y los derechos humanos, y posteriormente el anuncio de la puesta en marcha del fondo fiduciario, siguió una tercera el día 26 de octubre, pocos días después de la primaria (y de las reacciones virulentas provenientes de personeros del régimen de Maduro) sobre el imperativo de garantizar el pleno apego a lo acordado, el respeto a los derechos políticos y electorales de los ciudadanos, y la aplicación de buena fe de lo firmado en Barbados el 17 de octubre.

Es decir, un recordatorio en el que dice en vocabulario diplomático que se respete lo pactado, que lo acordado tiene carácter vinculante y que debe ser cumplido de buena fe. En definitiva, el Secretario General le hizo un recordatorio al régimen del principio primario del Derecho Internacional “Pacta Sunt Servanda”.

En los ’80 de nuestra juventud, teníamos que aprendernos los cuatro principios de memoria para el primer examen parcial. A esa edad uno recurre a las cosas más ingeniosas, así que Carolina, Gisela, Luis Felipe, Allan, Vivi, Dulce y yo terminamos armando un coro y recitando, mientras caminábamos por los pasillos de la Escuela, las cuatro frases en tono de canto gregoriano para que se nos grabaran los principios:

“Pacta Sunt Servanda, Rebus Sic Stantibus, Ex Consensus Advenit, Res Inter Alios Acta.”

Y funcionó, porque el recuerdo de esa anécdota hoy me permite mantener el foco y entender que, en lo internacional, aunque pataleteen, prevalece el Derecho.-

Imagen referencial: Acuerdo firmado en Barbados – Foto: Randy Brooks / AFP

El Nacional/América 2.1

 

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