Trabajos especiales

Hilarión, condecorado y destituido

"Callarse, cuando hay que hablar alto y claro, no forma parte de la tradición profética del cristianismo"

El 6 de febrero de 2022, el metropolita Hilarión fue condecorado dentro de una ceremonia solemne de entrega de los más altos premios estatales rusos en el Salón de San Jorge del Gran Kremlin a eminentes representantes rusos de la ciencia, la medicina, la aviación, el arte y la religión

 

«Gracias al ejército ruso, los terroristas fueron expulsados de Siria. Pero en varios otros países del Medio Oriente, donde los cristianos son atacados por terroristas y grupos radicales, todavía necesitan la protección y la ayuda de Rusia» (Metropolita Hilarión al presidente Putin)

 

«Dado que el Metropolitano Hilarión, con su silencio, parece adoptar la posición de su Patriarca, declaro que el puesto de profesor titular que se le concedió en 2011 queda suspendido hasta nuevo aviso» (Prof. Dr. Mariano Delgado, decano de la Facultad de Teología de la Universidad de Friburgo/Suiza).

 

«Beatitud, ate corto a su Metropolita; es agresivo con la Iglesia Madre (= Patriarcado Ecuménico) y le va a causar muchos disgustos» (Bartolomé I al patriarca Kirill sobre el metropolita Hilarión).

 

Su eminencia Hilarión Alfeyev no es patriarca sino metropolita de Volokolamsk. Tampoco lo son Epifanio de Kiev, por mucho que lleve el título de Su Beatitud, dado que es el Primado de la nueva Iglesia ortodoxa autocéfala de Ucrania, ni Sviatoslav Shevchuk, Arzobispo Mayor de Kiev-Galitzia y toda la Rus y Primado de la Iglesia greco-católica de Ucrania.

Sí cabría decir de Hilarión que, hoy por hoy, viene a ser como la tercera pata del trípode político-religioso más influyente de Rusia, compuesto por el presidente Putin, el patriarca Kirill y él mismo, Hilarión, presidente del Departamento de Relaciones Eclesiásticas Externas del Patriarcado de Moscú.

 

Apenas dos semanas antes de la invasión de Ucrania, concretamente el 6 de febrero de 2022, fue condecorado dentro de una ceremonia solemne de entrega de los más altos premios estatales rusos en el Salón de San Jorge del Gran Kremlin a eminentes representantes rusos de la ciencia, la medicina, la aviación, el arte y la religión. Hilarión lo fue con la Orden de Aleksandr Nevskij «por su gran contribución al desarrollo de la colaboración internacional e interreligiosa».

Tras el saludo inicial, Vladímir Putin explicó: «Cada uno de ustedes tiene su propio destino, su ‘línea de vida’. Pero todos, por supuesto, comparten el deseo de trabajar por el bien de su patria, de la sociedad, por el bien de nuestros ciudadanos. Los logros ya han abierto y continúan abriendo nuevos horizontes en varios campos, en varios sectores, sirven al desarrollo moderno de Rusia, contribuyen al futuro exitoso de nuestro país, dan un ejemplo de dedicación, sentido del deber, determinación y la capacidad de tomar decisiones difíciles, a veces no predecibles».

Hilarión, por su parte, respondió:«¡Querido Señor Presidente! Gracias por otorgar altos premios estatales a los líderes y algunos empleados del Departamento de Relaciones Eclesiásticas Externas de la Iglesia, por recomendación de Su Santidad el Patriarca. Nuestro Departamento a veces se denomina Ministerio de Relaciones Exteriores de la Iglesia, lo cual no es correcto, ya que no solo nos ocupamos de los asuntos exteriores, sino también de las relaciones interreligiosas en nuestra patria. Y en los últimos años nos hemos sentido cada vez más como una especie de departamento de defensa, porque tenemos que defender las fronteras sagradas de nuestra Iglesia.

La Iglesia Rusa se ha formado a lo largo de más de diez siglos y la hemos heredado dentro de las fronteras en las que fue creada. No lo creamos, y no podemos destruirlo. Así que continuaremos resistiendo los desafíos externos que enfrentamos hoy. Me gustaría aprovechar esta oportunidad para agradecerles el apoyo que brindan a los cristianos perseguidos en todo el mundo. Gracias al ejército ruso, los terroristas fueron expulsados de Siria. Pero en varios otros países del Medio Oriente, donde los cristianos son atacados por terroristas y grupos radicales, todavía necesitan la protección y la ayuda de Rusia. África hoy necesita una atención especial. 

En algunos estados de este continente se desatan persecuciones a gran escala contra los cristianos. Los creyentes de África miran con esperanza a Rusia y a su Presidente, la Iglesia Rusa y su Patriarca. Salen a la calle con carteles: “Gracias a Putin, gracias al patriarca Kirill”. Quisiera sumarme a estas palabras de agradecimiento y desearle, querido señor Presidente, buena salud y la ayuda de Dios en su ministerio».

Prof. Dr. Mariano Delgado

Pero llegó la invasión de Ucrania y el Prof. Dr. Mariano Delgado, decano de la Facultad de Teología de la Universidad de Friburgo/Suiza, tuvo que apretar las tuercas a este joven Metropolita:

«En una declaración pública del 2 de marzo, y en una carta privada del 3 de marzo, con motivo de la invasión militar de Rusia, expresé como decano de la Facultad de Teología de la Universidad de Friburgo/Suiza al metropolita Hilarión (Alfeyev), Jefe del Departamento de Relaciones Eclesiásticas Exteriores de la Iglesia del Patriarcado de Moscú y profesor titular de la Facultad desde 2011, lo que la Facultad esperaba de él con motivo de la invasión militar de Rusia en Ucrania:

Que utilizara su influencia eclesiástica y política para condenar pública e inequívocamente la invasión militar rusa de Ucrania, que viola el derecho internacional, que pidiera pública e inequívocamente al presidente Putin que retirase inmediatamente las tropas rusas, y que abogara pública e inequívocamente por una solución dialogada del conflicto basada en el derecho internacional y los derechos humanos. [PL1] 

Como Decano de la Facultad, me decepciona que el Metropolitano Hilarión, profesor titular de nuestra Facultad desde hace mucho tiempo, no se sienta capaz de enfrentarse a la clara violación del derecho internacional por parte de Rusia. En particular, me escandalizan las palabras públicas de los máximos dirigentes del Patriarcado de Moscú ante la invasión militar rusa de Ucrania. Los sermones en los que el Patriarca Cirilo I justificó la guerra de Rusia contra Ucrania como una «lucha metafísica» el 27 de febrero y el 6 de marzo son un escándalo tanto teológico como político. 

Dado que el Metropolitano Hilarión, con su silencio, parece adoptar la posición de su Patriarca, declaro que el puesto de profesor titular que se le concedió en 2011 queda suspendido hasta nuevo aviso. Todo ello sin perjuicio de agradecer la buena colaboración de los últimos años.

La razón de esta decisión es obvia: como ocurre con demasiada frecuencia en la historia del cristianismo, los dirigentes de una iglesia no se atreven a preguntar «¿Con qué derecho?» cuando los gobernantes de su propio pueblo ponen en marcha una maquinaria bélica agresiva contra un pueblo hermano, ya sea por consideraciones táctico-diplomáticas o por razones de connivencia ideológica.

Desde la catástrofe de la Primera Guerra Mundial, el nacionalismo, una perversión de la idea bíblica de elección, se ha convertido en muchos casos en una nueva religión política. Los pueblos de Europa, que en 1815, en el manifiesto de la «Santa Alianza», se veían a sí mismos como «una sola nación cristiana de hermanos», aún no han podido superar definitivamente la patología del nacionalismo. Las iglesias y las teologías no son inocentes en todo esto.

La franqueza profética es asumida en la Rusia actual por los laicos de a pie, los sacerdotes y los diáconos o los actores de la sociedad civil que protestan públicamente contra la guerra de Putin, aunque tienen más que temer que unos líderes eclesiásticos que se dejan cortejar por él.

La Facultad de Teología de Friburgo seguirá siendo un lugar de entendimiento y encuentro con y entre las diferentes iglesias de la Ortodoxia. Pero callarse, cuando hay que hablar alto y claro, no forma parte de la tradición profética del cristianismo, que debería ser un ejemplo a seguir para los miembros de nuestra facultad (09.03.2022. Prof. Dr. Dr. Dr. h.c. Mariano Delgado, Decano de la Facultad de Teología de la Universidad de Friburgo/Suiza).

La justificación teológica de la guerra rusa contra Ucrania por parte de los líderes de la Iglesia ortodoxa rusa, Kirill e Hilarión, es cortesana, anestésica y arbitraria y parece estar en contradicción con la doctrina que desarrollaron en el frente social hace una docena de años y con la orientación de las otras Iglesias ortodoxas. En el tercer capítulo de Los Fundamentos del Pensamiento Social de la Iglesia Ortodoxa Rusa (n.8) se enumeran las áreas de colaboración y disidencia del Estado. En la parte superior de la lista de actividades de colaboración, se hace referencia a «mantener la paz a nivel internacional, interétnico y civil, promoviendo el entendimiento mutuo y la cooperación entre individuos, pueblos y estados» (A. Grillo).

Cada quién es hijo de sus actos, y el tiempo acaba poniendo a la gente en su sitio. El de Hilarión, por ahora, figura flanqueado por un sinónimo y, a la vez, por su antónimo. Condecorado en el Kremlin por lealtad. Destituido en Friburgo por feloníaHa sido valiente el español-vallisoletano Mariano Delgado poniendo a este joven metropolita ruso contra las cuerdas. Habituado a navegar por aguas de conducta ambigua o epicena, y de eso saben bastante las Iglesias ortodoxas, empezando por el Patriarcado Ecuménico, que conocen al sujeto, de ahora en adelante recordará éste que «callarse, cuando hay que hablar alto y claro, no forma parte de la tradición profética del cristianismo», ni de la Facultad de Teología de la Universidad de Friburgo/Suiza.

Su santidad Bartolomé I se lo dijo claro allá en Estambul al patriarcal Kirill: «Beatitud, ate corto a su Metropolita; es agresivo con la Iglesia Madre (= Patriarcado Ecuménico) y le va a causar muchos disgustos». A uno y otro, en fin, dejó también este recadito: «En Ucrania no quieren ver a ustedes los rusos ni en pintura».-

 Pedro Langa/RD

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