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Poder y Oración

Los creyentes creemos en el poder de la oración y nos comprometemos junto a millones de hombres y mujeres de buena voluntad a ser “artesanos de la paz”

Mons Fernando Castro Aguayo:

Hoy en día, la voluntad de poder, de dominar, quiere imponerse. La invasión de Rusia a Ucrania es un ejemplo de como se manifiesta la incapacidad de pensar y dialogar en la persona humana. Las consecuencias son imprevisibles, las heridas muy profundas, la ruina acompaña a las personas y a los pueblos, la muerte campea en todo lugar.

El Papa Francisco, cuando ya llevamos más de un mes de guerra, propone hacer la Consagración del mundo y especialmente de Rusia y Ucrania al Corazón Inmaculado de María. Una súplica a la Madre de Dios, con la confianza en el poder de la oración que mueve los corazones e ilumina las mentes de los gobernantes, capaz de conmover el corazón de Dios.

Esta hora del mundo es dramática: occidente, heredera de la tradición judeo-cristiana, distraído en una reivindicación de la libertad para negar lo obvio: la primacía de la persona humana, la vida, la familia, el bien común. Distraído en el lucro y ajeno al bien global de los pueblos y naciones. Otra área del mundo dominada por totalitarismos que sólo buscan el poder, la dominación, ajenos a los problemas de Occidente, imponen ideologías donde la persona humana no tiene ninguna importancia. Así como para los primeros, los 43 millones de abortos no les importan nada a los segundos la guerra tampoco les importa con tal de dominar a los pueblos.

En este marco global tremendo está la Iglesia de Jesucristo, vanguardia de caridad y deseosa de brindar espacios de fraternidad y respeto. Cuna de gente corriente y de santos “de a pié” que muestra su inquebrantable fe en Dios, en su Hijo Jesucristo y en la intercesión poderosa de la Virgen María, la madre de Dios.

Por eso, los creyentes creemos en el poder de la oración y nos comprometemos junto a millones de hombres y mujeres de buena voluntad a ser “artesanos de la paz”. Unidos al Papa, y a todos los obispos, y a toda familia humana elevaremos nuestra súplica para pedir la paz. El viernes 25, día de la Encarnación de Jesús, todos consagraremos el mundo y nuestra amada Rusia y Ucrania al paterno poder de Dios.

Fernando Castro Aguayo

fcastroa@gmail.com

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