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Un mes de guerra en Ucrania: Cáritas es de las pocas organizaciones que actúa dentro del país

Una ola de generosidad ha llevado a muchas organizaciones internacionales y personas de buena voluntad hasta las fronteras de Ucrania, donde ayudan a millones de personas que huyen del país y llegan a sus países vecinos. Pero dentro de la propia Ucrania, con el riesgo de bombardeos y la inseguridad, las organizaciones que operan son en realidad pocas. Entre ellas, Cáritas, que trabaja a través de Cáritas Ucrania (ligada a la Iglesia católica de rito bizantino) y Cáritas Spes (ligada a las diócesis de rito latino).

Repartir 23.000 comidas al día

Al cumplirse un mes de la invasión rusa, Caritas Internationalis difunde números. Al menos 314.000 ucranianos han recibido ayuda a través de Cáritas, de los que 224.000 estaban dentro de las fronteras de Ucrania. Cáritas Ucrania, Cáritas Spes y su red de voluntarios y parroquias reparten cada día dentro de Ucrania 23.500 comidas y 5.100 kits de higiene personal, llegando a sitios donde otras ayudas no alcanzan.

Judíos, latinos, grecocatólicos y asociaciones civiles se reúnen en Cáritas Dnipró, en Ucrania

Una reunión insólita en Cáritas Donetsk-Dnipró, en el centro de Ucrania, donde los católicos son pocos: las asociaciones católicas latinas, grecocatólicas, judías y civiles se sientan a la mesa para coordinarse mejor.

«Las dos organizaciones ucranianas de Cáritas -Caritas Ucrania y Caritas Spes- han apoyado a la gente desde el primer momento y nunca los han abandonado, ni siquiera en el caso de Mariupol, donde fuertes bombardeos forzaron el cierre de algunos centros locales», asegura Aloysius John, secretario general de Cáritas Internationalis.

Cáritas reparte comida caliente en este centro parroquial en Jmelnitski, Ucrania, a unas 50 personas cada día.

El testimonio de Jana y su madre

Jana y su madre, desplazadas de Kiev acogidas en Leópolis, han contado su testimonio a Caritas Spes, la Cáritas de rito latino. «La vida se divide en antes y después del 24 de febrero de 2022», explica Jana. «Mis padres todavía estaban dormidos cuando los desperté, no se lo creían. Les pedí desesperadamente que hicieran las maletas y se fueran de inmediato, pero no querían». Tras diez días de intentar permanecer en una zona bajo bombardeos dieron el paso de huir.

Les costó 3 días llegar a Leópolis. «Suspiramos de alivio. Se sentía como si estuviéramos en otro país, uno que había escapado de sirenas, bombardeos y explosiones. En este lugar poco a poco nos calmamos». Acogidas en Caritas Spes intentan ayudar y ser útiles con otros desplazados.

La madre recuerda las diez noches de refugio subterráneo bajo bombardeos en Kiev. «Bombardeos con misiles, sirenas, estanterías de tiendas vacías, los ojos asustados de la gente. Hasta el aire estaba impregnado de ansiedad. Las noches en el párking subterráneo eran algo aterrador y frío. Me dolían las piernas por el frío, dolía todo el cuerpo. Cuando sonaba la sirena, agarrábamos nuestras maletas y bajábamos al refugio. Así durante 10 días. Por supuesto, todos nos unimos, nos apoyamos, pero las sirenas y explosiones se hicieron más frecuentes. Nuestros amigos y vecinos fueron marchando. Nos estremecíamos con cada sonido. Las noches eran de insomnio y finalmente decidimos ir a un lugar más seguro», explica.

Jana y su madre, en Caritas Spes en Leópolis, pasaron 10 días de bombardeos cerca de Kiev

Jana y su madre, en Caritas Spes en Leópolis, pasaron 10 días de bombardeos cerca de Kiev.

Una vez en Leópolis, afirma, «el Señor nos trajo al Centro Caritas Spes. Este es, sobre todo, un lugar espiritual donde siempre puedo asistir a la liturgia y rezar en la capilla: esto es muy importante para mí. El personal es maravilloso, especialmente la hermana Camilla por su buen corazón. Hacen todo para que nos sintamos un poco como en casa».

La mitad de los niños ucranianos ya está fuera del país

Las cifras que dan las agencias internacionales son colosales. Unicef ha asegurado este 24 de marzo que la mitad de los niños ucranianos ya están fuera de su país. Un par de días antes, Naciones Unidas contabilizaba 3,5 millones de ucranianos refugiados fuera de su país y 6,5 millones de desplazados internos. La ONU daba por verificadas la muerte de al menos 925 civiles, sobre todo en bombardeos y unos 1.500 civiles heridos.

“Nos unimos al Santo Padre en sus repetidos llamamientos para que la guerra ‘abominable’ en Ucrania termine de inmediato y para que se ponga fin al sufrimiento de la población a través de una solución pacífica», exhortó Aloysius John, secretario general de Cáritas Internationalis, al cumplirse un mes de guerra.

En este vídeo, voluntarias ucranianas en Leópolis -a veces llegadas de las regiones atacadas, como Jersón- clasifican paquetes de comida que enseguida se reparten.

Secuestradores de niños y mujeres en la frontera

Cáritas Internationalis pide además a las partes involucradas que garanticen la evacuación segura de los grupos vulnerables, especialmente niños, mujeres, ancianos y personas con discapacidad. “Se debe brindar asistencia a las personas necesitadas y a los refugiados sin ningún tipo de discriminación por motivos de nacionalidad”, apunta.

Las Cáritas locales advierten de que hay grupos de criminales organizados a ambos lados de la frontera ucraniana que engañan a mujeres y niños ofreciéndoles transporte o alojamiento y secuestrándolos para la prostitución y el tráfico de menores. «Recomendamos enfáticamente que los Estados implementen y fortalezcan los mecanismos de salvaguardia y protección para proteger a los migrantes de los traficantes de personas», exige Aloyius John.

Además, como responsable de Cáritas Internationalis, recuerda que esta guerra va a afectar a los alimentos básicos de los países pobres. «Por ejemplo, en Siria, el precio de un alimento básico como el pan se ha disparado. Si la Covid-19 aumentó la cantidad de personas en el mundo en riesgo de morir de hambre en 130 millones, es probable que esta guerra aumente esa cifra”, señala.

Para ayudar a las víctimas de la guerra en Ucrania, Cáritas Española ha abierto esta web y la cuenta Caixabank ES31 2100 5731 7502 0026 6218

Pablo J. Ginés

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