Trabajos especiales

«Mamá, quiero bautizarme»: un fenómeno creciente entre adolescentes de familias no cristianas

Chicos de 12 a 17 años que piden el bautismo... pero la Iglesia no está muy preparada para eso

En Francia, como en España y en otros países de cultura occidental (vimos el caso de Australia), a medida que disminuye el porcentaje de niños que son bautizados por sus padres, empieza a detectarse un fenómeno en crecimiento: los adolescentes que piden ser bautizados.

A veces, son hijos de inmigrantes de países con otras religiones. Otras veces, sus padres sí fueron bautizados, pero vivían alejados por completo de la fe y se sorprenden cuando su hijo muestra interés.

En ocasiones, el detonante es una mudanza, cambiar de ciudad o de colegio, y conocer otros adolescentes que sí tienen fe. A veces, es una lectura, una intuición profunda y sostenida sobre Dios, o incluso un breve testimonio visto en Tik Tok. En la adolescencia pueden acudir a un entierro, y hacerse preguntas por Dios, la vida y la muerte. O pueden estar invitados al bautizo de un bebé, y allí hacerse preguntas sobre por qué ellos no están bautizados.

En Famille Chretienne han charlado con varias chicas francesas que explican por qué quieren bautizarse.

Lilou: el ejemplo de otra chica en Tik Tok

El primer caso que presentan es el de Lilou, que está a punto de cumplir 13 años. Su madre, Stephanie, fue bautizada de bebé «porque mis abuelos no podían soportarlo de otra manera. Pero respecto a nuestros propios hijos, la idea ni nos pasó por la cabeza». Stephanie se considera «católica de valores», pero no creyente.

Su hija, dice, «es extremadamente curiosa e hiperactiva”. Quiere ser esteticista, hace escalada, boxeo francés, costura, coro, es la «ecodelegada» de su clase… Va a un colegio público de una ciudad mediana en el sur de Francia.

Lilou vio un vídeo en Tik Tok. “A principios del año pasado me encontré con el testimonio de una adolescente de mi edad que explicaba que se iba a bautizar. Explicaba su experiencia, contaba historias sobre Dios y citaba pequeños fragmentos de la Biblia. Sentí que en lo que escuchaba había algo bueno para mí”, explica Lilou. Y así le dijo a su madre: “Mamá, me gustaría probar la religión, el catecismo, bautizarme y hacer la comunión».

Su madre le dijo que se lo pensara, dejó pasar el tiempo, pero pasaban las semanas y ella seguía con esa idea. “Me dije a mí misma que si no lo probaba nunca lo sabría. La cuestión seguirá dando vueltas en mi cabeza”, explica la chica. Cuando empiece el nuevo curso, Lilou irá a catequesis de adolescentes.

Bautizar adolescentes: un itinerario no muy pensado

Bautizar adolescentes que llegan de entornos de increencia es algo que las iglesias occidentales no tienen muy estudiado. No es realmente ni bautismo de adultos ni bautismo de niños. Psicológica y sociológicamente es algo distinto. Y la catequesis de confirmación y de adolescentes se supone que es para chavales que han vivido la fe en casa, o en el el colegio, o al menos hicieron un par de años de catequesis para la primera comunión.

En Francia, el servicio de catequesis de los obispos franceses tiene a una responsable de catequesis y catecumenado de adultos, una catequista veterana, Joëlle Eluard. “El terreno no está bien preparado para acomodar lo que demandan estos jóvenes. Sabemos acompañar a los adultos al bautizo y a los niños a la primera comunión. Pero las solicitudes para el bautismo de adolescentes son nuevas», admite.

Ella intentó reunir información y pidió a las 104 diócesis francesas que le dieran cifras sobre bautizos de adolescentes en sus diócesis. Respondieron poco más de la mitad. Las cifras que obtuvo fueron:

– 1.629 en 2016
– 2.204 en 2017
– 1.899 en 2018

Como casi la mitad de diócesis no respondió, es perfectamente posible que cada año se bauticen unos 3.000 adolescentes.

En principio, se espera que se bauticen, como otros adultos, en la Vigilia Pascual o el Día de Pascua. Se les forma con los pasos y ritos del Ritual de Iniciación Cristiana para Adultos, exponiéndoles la esperanza cristiana y animándoles a vivir el amor con los hermanos, la conversión, aunque Eluard señala que «no son necesariamente grandes cambios, cosas espectaculares», porque «las pequeñas cosas pueden tener grandes efectos y eso es lo que están invitados a hacer».

Lilou pone un ejemplo de los pasos que ya da. Aún no va a catequesis, pero dice que reza cada día, a su manera. «Para rezar, voy a mi habitación, me pongo mi collar con una cruz, y comienzo mi oración diciendo frases religiosas. Hablo con Dios como si estuviera frente a mí. A veces me río. Termino la oración diciendo “adiós” y “gracias por escucharme”. Hago una gran y hermosa señal de la cruz, y eso es todo».

Lilou tiene un poco de miedo de lo que pudieran decir sus compañeros de clase si supieran de sus intereses religiosos, y sólo se lo ha comentado a una amiga.

Vídeo de KTO de abril de 2021 que ya abordaba el tema del bautizo de adolescentes en Francia

La fe de una niña… que pasa a adolescente

Otro caso que cuenta la revista francesa es el de Lou. Es una adolescente de 14 años interesada en los cómics japoneses, dibujar y remar en canoa. Cuando tenía 8, entró en un colegio católico. Descubrió que había niños cristianos, niños que, dice ella, «hablaban de su fe, de Jesús. Decían que hablando con Él eran mejores. Me interesó”.

En el colegio había clases de religión. «Cuanto más hablábamos de eso, más quería saber”, explica. “Cuando rezábamos el Padre Nuestro al final de la sesión, siempre tenía la impresión de que Él estaba realmente allí, en la clase”. Lou admite que, de alguna manera, ya de niña «sentía que había Alguien, para nosotros, presente en todas partes del universo. Y que Él nos ayuda y nos ama».

Su madre admite que durante un tiempo, de 2013 a 2016, aplazó lo de bautizarla hasta que ella lloró y le dijo: «Si alguna vez muero sin ser bautizada, no iré al Cielo”. «Sus palabras y su miedo me marcaron», comenta la madre.

Se bautizó en 2016. “El día de mi bautismo, ya no sentí simplemente una presencia. Sabía que ahora estaba a mi lado. Era aún más fuerte”, asegura la muchacha. Ahora, adolescente, se prepara para la Confirmación.

Hijos de inmigrantes de otras culturas

En el grupo de catequesis que ha contactado Lilou están otras dos chicas que se preparan para el bautismo, que son hermanas y ya van a la iglesia. Son Gabrielle, de 12 años, que quiere ser abogada o periodista, y Louise, de 15, que se plantea ser azafata. Parece que su padre, en algún momento, pensó ser sacerdote pero luego se alejó de la fe. Su madre se llama Habiba, es de Camerún, de padre musulmán y madre católica no practicante.

Louise, la de 15, asegura que siempre se ha sentido cristiana, de alguna manera. La pequeña, Gabrielle, le dijo a su madre que quería bautizarse porque «si sigo el camino de Dios, un día iré al Cielo«.

Gabrielle intenta terminarse de leer el Nuevo Testamento esta Cuaresma y celebrar el bautizo con una fiesta pequeña. «Me siento más tranquila, menos agresiva, desde que decidí bautizarme, noto que cambio», asegura la muchacha.

Las dos hermanas explican así su visión de Dios: «Él da paz a todos, ayuda a las personas. Nos da apoyo, coraje, escucha nuestros problemas y a veces los resuelve”.-

P.J.G.

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