Testimonios

El referéndum sobre la Monarquía que la joven Margarita ganó en Dinamarca: «Estaba muy confusa»

La soberana danesa fue una Reina atípica, inquieta y moderna, que estudió Filosofía y Arqueología, acudió a excavaciones en Italia, Egipto y Sudán, expuso obras de arte en museos de Europa e ilustró bajo seudónimo la novela 'El Señor de los Anillos'

ABC, 12 de enero de 1975: «Una muchacha enlutada a quien se le acababa de morir el padre. Tal fue la impresión que los daneses tuvieron de su nuevo Monarca cuando, la fría tarde del 15 de enero de 1972, la Reina Margarita apareció en el balcón principal del palacio de Christiansborg, en Copenhague. Hacía solo unas horas que su padre, Federico IX, había dejado de existir y la joven se presentaba por primera vez como Soberana ante su pueblo. Cien mil personas se apiñaban en la plaza de armas, frente al palacio, y varios millones seguían atentamente aquel momento histórico desde el televisor. Las calles estaban vacías».

En un amplio reportaje de diez páginas, titulado ‘La Reina más joven del mundo’, este diario recordaba cómo había sido el camino de ascenso al trono, tres años antes, por parte de Margarita II, cuyo hijo Federico será coronado este domingo en una ceremonia sencilla seguida por todo el mundo. El evento histórico se produce 14 días después de que la longeva Monarca anunciara la noche de fin de año, por sorpresa, que iba a abdicar tras más de medio siglo de reinado. Su discurso fue la confirmación de un hecho insólito, el de la sucesión en vida, que no se producía en la Casa Real danesa desde hacía más de mil años.

Aunque estaba previsto, todo el mundo estaba convencido de que faltaba mucho tiempo para que se produjera. La fecha de este domingo es, por lo tanto, tan señalada como lo fue para los daneses aquel 14 de enero de 1972. Margarita era proclamada reina y se convertía en la segunda mujer de la historia de Dinamarca en ocupar el trono. La anterior, Margarita I, había reinado entre 1375 y 1412. Sin embargo, a mediados del siglo pasado, los tiempos en el país nordico estaban cambiando a mucha más velocidad que en el resto.

El Rey Federico tenía tres hijas y estaba empeñado en que su primogénita, la recién abdicada Margarita, nacida en Copenhague el 16 de abril de 1940, durante la Segunda Guerra Mundial, fuese su heredera. Lo tuvo claro casi en el momento en que subió al trono siete años después, cuando prácticamente ninguna monarquía contemplaba esa opción. Para lograrlo, primero tuvo que modificar la Constitución en una compleja operación política y jurídica que se llevó a cabo en 1953 y que incluyó un referéndum, en el cual el 85% de los participantes se pronunció a favor de la sucesión femenina.

«No querían asustarme»

Cuando llevaba cuarenta años reinando, Doña Margarita recordó aquel día del histórico referéndum en el que su padre le regaló un broche en forma de herradura para que le diera suerte: «Estaba muy confusa. Mis padres y yo no hablamos mucho de sus intenciones hasta que se convirtió en un hecho. No querían asustarme […]. Pero mi padre estaba muy orgulloso, pensaba que era lo correcto. Sin embargo, yo tenía sentimientos contradictorios. El día que me convirtiera en Reina, mi padre estaría muerto. No había recibido lecciones específicas para convertirme en Reina, pero mi madre me apoyó de una manera fantástica y me enseñó a ver la parte buena de mis obligaciones. Y sí, ella me hacía sentir a salvo».

Fue tan precoz, que a Margarita se le asignó un asiento en el Consejo de Estado y comenzó a presidir sus reuniones en ausencia del Rey Federico, en cuanto cumplió los 18 años en 1958. Sin embargo, no reinó hasta el fallecimiento de su padre dos décadas después, con 31. Una edad que la convirtió, tal y como anunciaba ABC, en la Reina más joven del mundo. Al día siguiente de la coronación, el entonces primer ministro, Jens Otto Krag, salió al balcón del castillo de Christiansborg, en Copenhague, con Margarita a su lado. «El Rey Federico IX ha muerto. Viva Su Majestad la Reina Margarita II», grito hasta en tres ocasiones, antes de pedir nueve hurras en honor de la nueva Monarca en un breve acto que duró menos de cinco minutos.

ABC explicaba así, también, el significado de la ceremonia: «El sencillo acto que se desarrolló en el balcón subrayaba, de manera más patente que toda una larga explicación, los fundamentos democráticos de la Monarquía danesa: un político socialista, perteneciente a un partido con hondas raíces republicanas, acababa de proclamar al nuevo Soberano de la secular dinastía nacional, símbolo de la unidad y continuidad histórica de Dinamarca». A la mañana siguiente, el diario de mayor circulación del país insistía en la misma idea con una «carta abierta» a la Reina: «Esto es lo que esperamos de ti, Margarita: sé valiente y acuérdate de mantener intacta la cadena del áncora anclada en nuestro pasado común, donde se confunden y entrelazan la historia de tu familia y de tu pueblo».

Margarita, la arqueóloga

A lo largo de su más de medio siglo de reinado, Doña Margarita ha sido, sin duda, una Monarca atípica, inquieta y moderna, con una formación descomunal. Aprendió a hablar sueco, francés, inglés y alemán. En la década de 1960, además, estudió Filosofía en la Universidad de Copenhague, Ciencias Políticas y Arqueología en Cambridge y distintos másteres sobre relaciones internacionales en las universidades de Aarhus, la Sorbona de París y la London School of Economics. De todas estas materias, sin embargo, su mayor interés se centró siempre en la Arqueología.

Fue su gran afición desde joven. «¡Qué maravilloso trabajo! Si no fuera Reina, me hubiera gustado ser arqueóloga: como a papá, marino», comentó en una entrevista con ABC en 1975. De hecho, llegó a participar en excavaciones en Italia con su abuelo Gustavo VI Adolfo, el Rey de Suecia, que compartió con ella esta pasión. Más adelante cooperó en otros proyectos en Egipto y Sudán. Aún así, no era su única vocación. Doña Margarita es todavía una gran apasionada del arte y llegó a exponer algunas de sus obras en museos de Europa. Su interés nació gracias a la novela ‘El Señor de los Anillos’, que leyó en 1969 y que, más tarde, le animó a ilustrar la edición danesa bajo un seudónimo.

Esta visión del mundo fue, en parte, heredada de su padre, en cuyo reinado, Dinamarca experimentó una gran transformación, no solo en lo que respecta a la economía y el estado de bienestar, sino en lo que respecta a la incorporación de la mujer al mercado laboral. El país se convirtió en un país moderno mucho antes que otros de su entorno y la Monarquía se modernizó con él, comenzando por el citado referéndum de 1953. «El trabajo que mi padre ha realizado durante 25 años, desde ahora reposa sobre mis espaldas. Pido a Dios su ayuda para recoger con dolor esta difícil herencia», comentó Margarita en su primer Consejo de Ministros.

La Reina Margarita II no solo se ha mantenido al frente de una de las monarquías más antiguas de Europa durante 53 años, sino que ha conseguido mantener su prestigio impecable a lo largo de todo este tiempo y en todo el mundo. Su impronta es tan grande que pocos en Dinamarca se imaginaban, hasta este domingo, su mundo sin ella. «El concepto de la realeza ha evolucionado numerosas veces en nuestro país desde la antigua Monarquía vikinga y creo que es un legítimo orgullo para Dinamarca que sus Reyes hayan sabido adaptarse siempre a las necesidades del momento, viviendo en estrecho contacto con su pueblo», explicaba la Reina en 1975.-

ISRAEL VIANA

Madrid/ABC

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