Testimonios de fe y gratitud en torno al Nazareno de San Pablo
Marielena Mestas Pérez:
Este Martes Santo, desde muy tempranas horas y como ha sido tradición desde hace tres siglos hasta antes de la pandemia, los miembros de la cofradía del Nazareno y de la cofradía del Santísimo Sacramento, entre otros fieles colaboradores, llegaron animados y conmovidos al mismo tiempo a la basílica de Santa Teresa. Tijeras, pinzas, envases de distintos tamaños, grandes planchas de anime, follaje y demás materiales propios del arte de la floristería se hallaban dispuestos para recibir las magníficas orquídeas que devotos, de las más variadas edades y llegados desde los lugares más diversos de Caracas, iban entregando en las puertas principal y laterales del templo. Unos acudían para agradecer y otros para suplicar situaciones personales o de allegados, pero también se hacían presentes fieles que llevaban flores para contribuir.
Era atractivo apreciar cómo se constituyeron los diversos grupos de apoyo: Solícitos todos, unos estaban en las puertas recibiendo las orquídeas y otros las iban clasificando; algunos se dedicaban a la confección de primorosos ramos y un pequeño equipo estaba dedicado al vestuario y arreglos del palio de la Virgen Dolorosa.
La mirada de cada uno reflejaba atención y dedicación, mientras las manos demostraban esmero y delicadeza.
Luego de hacer un breve recorrido, pudimos conversar con algunos que tuvieron a bien hacer un alto para compartir su testimonio de fe y gratitud como podrán leer a continuación.
Es el caso de Abraham Núñez, coordinador general de la basílica y coordinador del ministerio de ornato litúrgico.
Desde el año 2000 Núñez se encarga del atuendo de la antigua y venerada pieza escultórica. Cambia al santo tres veces en el año y lo prepara para la Semana Santa.
Si bien comenzó como pago de promesa, también lo hace como experiencia de fe. “Para mí, como persona que está cerca del nazareno, esto implica un compromiso de vida. Se trata de arreglar su casa, la casa de Dios y también de mantenerlo arreglado a él. Todo esto requiere estar muy atento a tantos cuidados y a cuidar los más mínimos detalles”.
Respecto a esta Semana Santa expresa que es particular ya que “poder volver al templo representa muchísimo porque la gente viene con más fe este año puesto que fueron salvados y recuperados de la pandemia. Acuden con fe, están aferrados a Dios y dicen: “Él nos salvó. Él nos escuchó” y eso es grande”. Ya para terminar, a modo de consejo, nos dice: “No pierdan nunca la fe”.
Maury Sousa colabora desde hace 7 años en los arreglos del Nazareno. Con paciencia va “empalillando” orquídeas una a una. Es miembro de la cofradía y ve su trabajo como algo grande. Emocionada afirma que tuvo el honor y una especial satisfacción en sostener las potencias de Jesús nazareno en sus manos. Esto ocurrió hace 4 años. “Adornar y embellecer la imagen es maravilloso. Así como antiguamente se oró porque acabara la epidemia, hoy día las personas vienen a pagar promesa o también asisten en nombre de alguien cercano que tiene algún padecimiento como cáncer, asuntos renales, entre otros problemas y llegan a pedir por la calidad de vida de esas personas para que puedan tener paz. Pasan los años y la fe continúa”, señaló.
Explica María Pinto que ya tiene 2 años trabajando para el venerado Nazareno. En la basílica forma parte de Cáritas y de la Cofradía del Santísimo Sacramento. No obstante tiene 32 años pagando promesa, primero por su hija mayor y luego por su hijo, “quien nació de 8 meses un día Miércoles Santo a las 12 del mediodía. Me decían que él no iba a vivir y tiene ya 26 años. Para mí es un honor servir al nazareno”
Compartió Graciela González, que desde hace 12 años pertenece a la cofradía del Nazareno y también sirve en Cáritas. Sostener bien la corona, arreglar con firmes puntadas la toca, son algunos de esos preparativos.
Mientras Consuelo cose delicadamente, Enrique nos explica que él siente por la Virgen María una enorme fe que al mismo tiempo se traduce en orgullo y honor ya que participa en los preparativos del vestuario desde hace 17 años. “Todo para que ella salga hermosa”, comenta.
Y así pudiéramos proseguir compartiendo más testimonios todos transmitidos con expresiones llenas de gratitud y una honda devoción.
Culminamos retomando el mensaje de Abraham Núñez, quien ve en Jesús, el Nazareno, un símbolo de compasión, unión y esperanza. Por eso nos pide: “Nunca pierdan la fe”. Que así sea.