José Gregorio tiene en La Pastora una casa-museo con sabor a pueblo
Este complejo cultural busca resaltar y difundir los valores espirituales y humanos del beato, a través de recreaciones históricas y representaciones artísticas de venezolanos de a pie. Desde varias ópticas, el recorrido evoca su imagen como persona, científico y cristiano ejemplar
Daniel Pabón:
El primer aniversario de la beatificación de José Gregorio Hernández, que se celebra este sábado, encuentra a Caracas entera tapizada con su imagen. Uno de los sectores que más evocan al “médico de los pobres” es el céntrico barrio La Pastora. Entre las esquinas de San Andrés a Desbarrancados llaman la atención cuatro parcelas que conforman un nuevo complejo cultural en honor al beato: la Casa-Museo José Gregorio Hernández.
También la Casa-Museo cumple su primer año este sábado. Las cuatro fachadas coloniales en serie están identificadas con los números 1 en el dispensario, de color rosado; 3 por el oratorio, en azul rey, y 5 tanto la botica, de frente amarillo, como la entrada al museo, en tono azul claro. De la acera hacia adentro, una superficie total de unos 540 metros cuadrados.
Vecinos de la cuadra, como Gertrudis Martínez, aseguran que José Gregorio vivió allí, aunque algunos lo duden. Dominicana de nacimiento, atestigua cómo en ese país del Caribe el más reciente beato venezolano encuentra muchos devotos. “Es que a él lo admiran en todo el mundo”, dice segura.
“La Casa-Museo surge por la iniciativa de la A/J Carmen Teresa Meléndez y la necesidad de crear un espacio que divulgara y promoviera la imagen del beato José Gregorio Hernández enmarcada en el Plan Caracas Patriota, Bella y Segura y los actos realizados con motivo de la beatificación del año 2021”, explica el director de la casa-museo José Gregorio Hernández, Rolando Rodríguez. La casa-museo pertenece a la Alcaldía de Caracas.
El objetivo de esta iniciativa es que los visitantes puedan familiarizarse con el modo de vida que llevaba el científico y laico trujillano, incluso con algunos aspectos que son pocos conocidos.
Recorriendo las casas
Todo lo dispuesto en la casa-museo tiene un sentido, porque cada pieza, salón o ambiente contribuye a recrear la vida y obra de José Gregorio. Se trata de réplicas, o copias de los originales que se hallan exhibidos en su natal estado Trujillo, advierten de entrada los jóvenes guías.
Pinturas del Sagrado Corazón de Jesús y del Sagrado Corazón de María presiden el zaguán de la casa-museo. En la sala, retratos de los padres de José Gregorio y de su hermana menor. Un piano que, como consta en sus memorias, gustaba ejecutar y, al lado, la imagen de san José. También un teléfono de su época, junto a un perchero con los icónicos maletín y sombrero.
Otro salón recrea un consultorio, con su camilla. Aquí atesoran un récipe atribuido al puño y letra del médico donado por una devota, así como una balanza como las que se usaban para pesar las medicinas en polvo. Aquí también está el famoso rincón del cepillo: José Gregorio tenía una costumbre muy anecdótica cuando atendía a sus pacientes; al terminar la consulta y proceder al pago, les decía que lo arrojaran precisamente al rincón del cepillo.
La representación del dormitorio enseña una imagen de san Bruno como cabecera de cama. Fue él el fundador de la orden religiosa contemplativa de los Cartujos, a la cual intentó pertenecer José Gregorio. La engalanan retratos del niño de 3 años en su confirmación y del joven de 17 años. Estas y otras pinturas que revisten la casa son del artista Grisman Medina.
Una de las paredes reproduce en gigantografía la bajada de los perros, por donde subía el laico comprometido para ir a misa en la iglesia de La Pastora. Aquí y en las siguientes salas el visitante empieza a impregnarse más del sabor a pueblo de esos espacios: es posible pasearse por decenas de cuadros y pinturas de niños, jóvenes y adultos del pueblo venezolano quienes ganaron concursos alusivos a la figura del beato; igual destacan un cuadro de cinco partes y una escultura en madera elaboradas por privados de libertad que desarrollan su arte mientras cumplen penas en internados judiciales de Miranda y Mérida.
Última morada del beato
Inaugurado en agosto pasado, el Oratorio y Sitio Arqueológico-Casa N.º 3 tiene como centro una amplísima excavación arqueológica que muestra los restos de antiguos espacios que conformaron una casa con posibles orígenes en tiempos tempranos de la colonia.
Estos espacios tuvieron como morador al beato José Gregorio Hernández los últimos años de su vida, se lee en un letrero explicativo. “Se sabe por fuentes documentales familiares que la casa perteneció a su hermana María Isolina Hernández, quien la compartió con el beato, ya que este había dado en vida todos sus bienes a sus hermanos y sobrinos para ingresar a la Orden de los Cartujos en Italia”.
Los hallazgos muestran una casa de planta muy sencilla, cimentada en piedra. Se aprecian ocho dependencias separadas por muros, un sistema de aprovechamiento de aguas bien conservado en sus diferentes modalidades y pavimentos sencillos con mosaicos.
Entre los objetos recolectados y recuperados en las excavaciones se cuentan botones de nácar, vidrio y metal, hebilla con restos de cuero de una correa, botellas de vidrio de variados diseños y épocas, frascos para medicamentos (algunos recientes, otros antiguos), cerámicas utilitarias (restos de platos, ollas, tazas y envases) que van desde el siglo XVII hasta principios del siglo XX, lo cual denota el uso prolongado de la parcela por al menos 300 años.
El equipo de trabajo estuvo coordinado por el arqueólogo Luis Guillermo Román y los descubrimientos están expuestos en el Centro de Documentación, un salón contiguo al Oratorio.
Punto de encuentro
Íconos conocidos y de amplia significación llenan de solemnidad el Oratorio, un espacio abierto ornamentado con plantas, una mata de guanábana y trinitarias.
A un lado de la gran cruz plateada cuelga el mosaico oficial con el rostro del beato que hace un año descubrieron en la capilla de La Salle-La Colina durante la ceremonia de beatificación. En el centro, la misma imagen en bulto dorado a cuerpo entero que preside el Santuario de La Candelaria, localizado a unos cuatro kilómetros al sureste, donde reposan los restos mortales del médico de los pobres.
Como excepcionalmente bello y de estadía muy agradable define estos espacios la visitante frecuente Gladys Antía. Habitante de La Pastora, recuerda con orgullo que sus vecinos más longevos comentaban el siglo pasado que llegaron a conocer a José Gregorio.
A pocas cuadras de allí queda la esquina de Amadores, donde el venezolano que hermanó la ciencia con la fe expiró en 1919.
La casa-museo está abierta a los visitantes de martes a domingo de 9:00 a.m. a 4:00 p.m. La entrada es gratis. Admiten visitas guiadas de hasta 10 personas por grupo. En sus espacios se exige el uso de tapabocas. Las cuentas en redes sociales son @museojosegregoriohernandez en Instagram y @museojgh en Twitter.
Quieren proyectarse como un espacio para el encuentro y la diversidad cultural de Caracas, expresa el director Rodríguez. “El concepto del espacio se inspira en valores que el beato siempre tuvo presente en vida: la bondad, la caridad, la empatía, el conocimiento científico, así como la vocación de servicio hacia las personas más desposeídas”.-
Diario La Nación/San Cristóbal