Devociones y tradiciones

San Lázaro, el amigo que Jesús resucitó

Hoy, 17 de diciembre, es la fiesta de San Lázaro de Betania, el amigo de Jesús, hermano de Marta y María, a quien el Señor resucitó de entre los muertos.

“Lázaro” quiere decir “Dios ayuda”, y el Evangelio da muestras evidentes de cómo Jesús plenificó el sentido de aquel nombre. Lázaro de Betania tuvo la gracia de ser el protagonista de uno de los milagros más impresionantes realizados por Jesucristo: resucitar a uno que se contaba entre los muertos. Con esto, el amigo de Jesús fue hecho primicia de la propia resurrección del Salvador.

«Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano» (Jn 11, 21)

De acuerdo al Evangelio de Juan (Jn. 11, 1 – 44), Lázaro enfermó gravemente. Al ver que su vida corría peligro, sus hermanas, Marta y María, enviaron a alguien al lugar donde estaba Jesús con el siguiente mensaje: «Señor, el que tú amas, está enfermo».

Llama la atención que Jesús no haya acudido al encuentro de su amigo de inmediato. Por el contrario, permanece en el lugar donde estaba hasta que súbitamente decide regresar a Judea; de pronto, dice a sus discípulos: “Lázaro, nuestro amigo, se ha dormido; pero voy a despertarlo». Con esto el Señor hacía referencia a la muerte de Lázaro y no a que estuviese durmiendo, como pensaron los discípulos.

«Jesús se echó a llorar» (Jn 11, 35)

Recién, cuatro días después, el Señor Jesús llega a Betania. Allí encontró a Marta y a María y, viendo el dolor por la muerte de su amigo, se compadeció y lloró. Incluso, los judíos que estaban allí presentes exclamaron: “¡Cómo lo amaba!”.

Pocos pasajes de la Escritura registran, con tanta elocuencia, los sentimientos del Señor. ¡Cuán grande era el amor de Jesús por su amigo! ¡Cuán dolorosa es la muerte incluso para el Dios hecho Hombre! Pero, al mismo tiempo, ¡qué grande es el poder de Dios!

Jesús, llegado al lugar del sepulcro, gritó: «“¡Lázaro, ven afuera! Y el muerto salió, ligados los brazos y las piernas con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: «Desatadlo, y dejadlo ir»» (Jn 11, 43-44).

«Y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?» (Jn 11, 26)

San Lázaro es el que recibe de Dios una “nueva vida”. Su cercanía y amistad con Jesús “transformaron” su existencia completamente. Fue alzado sobre la muerte para que creamos en la gloria de Dios, para que confiemos en que la muerte no tiene la palabra definitiva y para que nuestra esperanza sea inagotable. Su resurrección prefigura la resurrección de Cristo y, en consecuencia, también la nuestra.

«Yo soy la resurrección El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás” (Jn 11, 25- 26).-

ACI Prensa/EWTN Noticias

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