La «Capilla Sixtina de los Andes»: un asombroso tesoro oculto a casi 4.000 metros de altura
En una aldea remota de Bolivia se esconde, desde hace cuatro siglos, la que puede ser una de las joyas arquitectónicas más increíbles y desconocidas del continente americano. La apodada como «Capilla Sixtina de los Andes» está decorada por entera con frescos de gran valor artístico en los que, a modo de catequesis se representa el Jardín del Edén, la Última Cena y el Juicio Final. Unas enseñanzas destinadas a evangelizar a los indios de la zona, que, a día de hoy, siguen intactas, gracias al aislamiento de este lugar.
Situada en la localidad boliviana de Curahuara de Carangas, en el distrito de Oruro, la iglesia se encuentra a unos 260 km al sur de La Paz, y a unos 220 km de Oruro, la ciudad más cercana con aeropuerto. La «Capilla Sixtina de los Andes», con capacidad para aproximadamente 200 fieles, está dedicada al Apóstol Santiago, y fue declarada Monumento Nacional en el año 1960.
Los frescos de la capilla se utilizaban para evangelizar a los indios que habitaban la zona.
Fue en 1608, siendo cacique principal Baltasar Cachagas y Gonzalo Lara, cuando el fraile agustino español Juan Ortiz Vitazol fundó este auténtico homenaje a la belleza en forma de capilla. Localizada en una meseta desértica, a una altura de casi 3,900 metros, podría parecer que no tuviera mayor interés estratégico, sin embargo, este lugar, en su día, fue un importante centro de población indígena, y para los españoles se encontraba en una ruta vital entre las minas de Potosí, La Paz y los puertos del Pacífico en Chile y Perú.
Construida en adobe y piedra
Resulta, una vez más, sorprendente descubrir cómo este bello conjunto arquitectónico se ha mantenido casi inalterable ante el paso del tiempo, teniendo en cuenta que fue construido en adobe, piedra, cal y paja. Un complejo que cuenta con el templo principal, que posee una nave central larga y estrecha, ayudada por unos contrafuertes, y la torre, construida sobre un área de 12 metros cuadrados y de una altura de 18 metros.
La capilla del Apóstol Santiago, en la que muchos de los 4000 habitantes del pueblo todavía hoy se siguen casando, fusiona diferentes estilos. Mientras el templo es renacentista, las pinturas son manieristas, y el altar, tallado en pan de oro, es barroco. La decoración de la sacristía resalta por su colorido y es en el baptisterio de la iglesia donde el barroco indígena alcanza su máximo esplendor.-