Iglesia Venezolana

Mons Miguel Antonio Salas y Carlos Contreras

Luis A Márquez M, Obispo Auxiliar Emérito de Mérida:

 

A veces cuando  voy  por la troncal San Cristóbal Barinas suelo detenerme en la Bomba de Chururú cerca del Piñal. Por  cierto esa bomba que hace 40 años se decía que iba a ser la más grande de Sur América ahora es  un cementerio de chatarra  y abandono. Está cerrada, está enmontada, está totalmente abandonada. Y me detengo ahí para recordar a uno de mis grandes maestros y rezar un Padre Nuestro  y una Ave María por su alma. En ese sitio  hubo el accidente a causa del cual murió ocho días después  Mons. Salas  Arzobispo de Mérida.  El carro donde  viajaba el Obispo era conducido por mi hermano Antonio.

El sábado 9 de julio en la mañana  yo viajaba para Santa María de Caparo conocida popularmente como Guayanito. La persona que me conducía  paró gentilmente en el lugar donde iba a orar por mi maestro. víctima  de un  accidente  de tránsito  a finales de octubre del 2003. En el lugar  no había nadie. Una casa azul con las puertas cerradas. De pronto abrieron una puerta y salió un campesino, lo saludé  y   me identifiqué. Le conté lo del accidente sucedido 19 años antes. Mi sorpresa  fue mayúscula cuando me dijo: yo estaba ahí y presencié todo. Me dijo que en esa época tendría unos  37 años. Me dijo también: yo recogí “la cruz grandota “ (sic) que llevaba y el anillo. Esto se lo entregué al cura párroco del Piñal, el Padre Coronado.

El nombre de este personaje es  Carlos Contreras y vive en esa casita azul. Por cierto como fue un accidente con heridos,  fui a la  Fiscalía de San Cristóbal a hacer  unas declaraciones. Luego de pasado un tiempo  averigüé  y me dijeron que el caso estaba cerrado porque resultó que el carro que chocó con la camioneta donde iba Monseñor Salas era robado. Me lo dijeron pero no lo pude comprobar. De todas maneras el Sr. Carlos Contreras dice que el Obispo se salió de la camioneta frente a su casa que esta como a 15 metros de la calzada. Por eso él pudo recogerlo inmediatamente.

Como yo iba para el Piñal, una persona allegada al Padre Coronado me confirmó lo de “la cruz grandota “  y el anillo. Escribo esta nota  hoy  13 de julio de  2022. Le pido siempre a Mons. Salas  que cuide mucho la Arquidiócesis de Mérida a la cual él dedicó los últimos años de su vida.

Quería dejar sus huesos en el llano pero Dios le pidió venir a la montaña para sembrar su sencillez y su humildad y su  vocación de servicio. Le pedimos al venerable Miguel Antonio Salas por esta Venezuela que él me enseñó a amar y apreciar. Le pedimos que  cuide los Seminarios de Venezuela para que salgan sacerdotes que  entreguen todas sus energías a la tarea de la evangelización.-

 

13 de julio de 2022.

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