Identidad y Apertura (1)
Ha habido en Venezuela una inmigración no cristiana que conserva sus propias tradiciones religiosas y culturales
Rafael María de Balbín:
El Concilio Plenario de Venezuela planteaba así la relación de la Iglesia Católica con las Comunidades no católicas:
<<Movidos por el apremiante llamado de Jesús “Que todos sean uno para que el mundo crea” (Jn 17, 21) y animados por el deseo de ofrecer orientaciones con relación al pluralismo religioso, que es uno de los signos del tiempo presente, el Concilio Plenario de Venezuela desea impulsar el necesario diálogo para la comunión, siguiendo el enfoque presentado por el Papa Pablo VI en su Encíclica Ecclesiam suam, en la que se plantea el diálogo en círculos concéntricos: con el mundo, con otras religiones y con los cristianos. El presente documento quiere dirigir su atención al Ecumenismo, es decir, al diálogo con las Iglesias cristianas no católicas, así como al Diálogo interreligioso, es decir, con las grandes religiones no cristianas, presentes en Venezuela>> (CONCILIO PLENARIO DE VENEZULA. Ecumenismo y diálogo interreligioso. Documento conciliar nº 15, n. 1).
En Venezuela hay diversidad de confesiones religiosas. <<En nuestro país, además de la Iglesia Católica, hay una importante presencia de otras Iglesias Cristianas históricas (llamadas así por su origen, bien sea apostólico, o que se remonta a la Edad Media, o bien a los tiempos de la Reforma Protestante). Ello es el resultado de la inmigración, que es casi una constante en la historia de América “desde los comienzos de la evangelización hasta nuestros días” (EA 17). También en el Siglo XX, el continente americano, y en particular Venezuela, recibió fuertes contingentes de inmigrantes españoles, portugueses e italianos, pero también sirios, libaneses, armenios, griegos, rusos, ucranianos, rumanos, serbios, alemanes, ingleses y de las islas del Caribe. Muchos de ellos y de sus descendientes pertenecen a Iglesias históricas: a la Iglesia Católica, tanto de rito Latino como de los distintos ritos Orientales, a las Iglesias Ortodoxas y las Occidentales no Católicas (Luterana, Anglicana, Reformadas, Evangélicas)>> (Idem, n. 2).
<<El diálogo ecuménico se plantea desde toda la Iglesia Católica, tanto del rito Latino, mayoritario en Venezuela, como de los ritos Orientales: La Iglesia Maronita, la Ucraniana, la Greco Melquita, la Siríaca>> (Idem,n. 3) . <<También es necesario plantear el diálogo con las comunidades del evangelismo no histórico, que ha ido evolucionando y abriéndose poco a poco a un diálogo con la Iglesia Católica. Tiene su origen en grupos escindidos o independientes derivados del Protestantismo y nos ha llegado a partir de finales del Siglo XIX, directamente desde los EE.UU. o también indirectamente a través de otros países latinoamericanos. El evangelismo no histórico es comúnmente conocido como “Iglesias Evangélicas”>> (Idem, n. 4).
<<Además de la inmigración cristiana, ha habido en Venezuela una inmigración no cristiana que conserva sus propias tradiciones religiosas y culturales. Entre las religiones no cristianas en Venezuela se encuentran principalmente el Judaísmo y el Islamismo. El Budismo y el Hinduismo están presentes, pero en menores proporciones>> (Idem, n. 5).
<<La Iglesia Católica está íntimamente hermanada con las Iglesias Cristianas históricas. Con ellas tenemos en común: (Idem, n. 6):
- Fundamentalmente, el Bautismo. Éste “constituye un vínculo sacramental válido” (UR 22), no sólo con las Iglesias Ortodoxas sino también con las Iglesias Occidentales no católicas.
- Otros sacramentos: las Iglesias Ortodoxas “poseen verdaderos sacramentos y sobre todo gracias a la sucesión apostólica el sacerdocio y la Eucaristía, por los que se unen íntimamente a nosotros” (UR 15).
- El reconocimiento de la Biblia como Palabra de Dios, aun cuando puede haber diferencias en su interpretación y en la aceptación de algunos libros como canónicos.
- La profesión de fe del Credo Niceno Constantinopolitano.
- La práctica de la oración trinitaria: al Padre, al Hijo, en el Espíritu Santo.
- El anhelo de la unidad de los cristianos: el ecumenismo.
- Con las Iglesias Ortodoxas y con algunas Occidentales no católicas: la veneración a María y a los Santos y la vida monástica>>.
<<En Venezuela, la Iglesia Católica mantiene relaciones fraternas con las siguientes Iglesias Ortodoxas: la Apostólica Armenia, la Antioquena, la Griega, la Iglesia Rumana, la Iglesia Rusa, la Serbia, la Ucraniana. E igualmente con las siguientes Iglesias Occidentales no Católicas: la Anglicana, la Evangélica Luterana, la Luterana de Venezuela, la Presbiteriana, la Bautista y otras>> (Idem, n. 7).
<<Con el Evangelismo no histórico, que conocemos como “Iglesias Evangélicas” y que actualmente en Venezuela está agrupado en varios consejos o federaciones, nos une además del Bautismo, la fe en el Dios uno y trino, la profesión de fe en Cristo como Redentor y la lectura asidua de la Biblia>> (Idem, n. 11).
<<Sin embargo, el diálogo ecuménico con el evangelismo no histórico se dificulta por algunos aspectos negativos: sectarismo de algunos grupos, su intenso proselitismo, actitud agresiva contra la Iglesia Católica>> (Idem, 12).
<<En lo que se refiere a las grandes religiones no cristianas en Venezuela, las más representativas por la cantidad de sus miembros, su organización y su aporte social, son sobre todo el Judaísmo y el Islamismo. Muchos de los miembros de las comunidades judías se han destacado en varios campos del quehacer venezolano, dando un valioso aporte a la construcción de nuestra sociedad. El Budismo y el Hinduismo tienen escasa representación en nuestro país, no se han establecido como religiones organizadas>> (Idem, n. 14).
<<Los católicos podemos apreciar en las grandes religiones no cristianas diversos valores, por ejemplo: Del Judaísmo: su fe y fidelidad al único Dios, el amor a la Sagrada Escritura y el respeto a la Tradición, la importancia que da a la ética y la moral, la valoración de la vida humana, valores como la justicia, la solidaridad, la fidelidad y la paz; del Islamismo: la fe en el único Dios y la sumisión a su voluntad, la importancia de la oración y el ayuno y del compartir los bienes materiales con los más pobres; del Hinduismo: la primacía que le dan a la vida espiritual, la búsqueda de la unión con Dios, el desapego de las cosas materiales y transitorias; del Budismo: la búsqueda de lo espiritual y el dominio de las pasiones para alcanzar la perfección>> (Idem, n. 15).
<<En distintas regiones de nuestro país existen algunas comunidades indígenas que aún conservan sus creencias religiosas ancestrales. De ellos apreciamos su respeto a la familia, a los valores morales, a la naturaleza y la vida humana, su sensibilidad ante lo divino>> (Idem, n. 17).
Para un diálogo verdadero, intercristiano e interreligioso, hace falta que los católicos conozcamos y valoremos nuestra identidad, teniendo en cuenta que la religión católica, apostólica y romana, revelada por Jesucristo y transmitida por su Iglesia, es la única que posee la plenitud de la Revelación divina. A la vez que tenemos una actitud de sincera apertura a cuánto hay de verdadero y amable en otras confesiones religiosas. <<El Señor Jesús, antes de entregarse en la Cruz por la salvación del mundo, oró al Padre por la unidad de los creyentes, diciendo: “Que todos sean uno como Tú, Padre, en Mí, y Yo en Ti. Que todos sean uno en nosotros, para que el mundo crea, que Tú me has enviado” (Jn 17, 21)>> (Idem, n. 22).
<<Cristo instituyó su Iglesia sobre el fundamento de los apóstoles; y a ellos se encargó que difundieran el Evangelio por todo el mundo (Cf. Mt. 28, 16 20; Hch, 7 8). Mientras la Iglesia se expandía, se iba encarnando, no sin incomprensiones y sufrimientos, en las culturas semítica y helénica (Cf. Hch, 1 7), lo que marcó su organización, su liturgia y espiritualidad. El Concilio Vaticano II dio un gran impulso al ecumenismo con su decreto Unitatis Redintegratio, sobre la unidad de los cristianos>> (Idem, n. 25-26).
<<Para promover el ecumenismo, el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos publicó el Directorio Ecuménico en el año 1967, que fue actualizado por el Papa Juan Pablo II en el año 1993>> (Idem, n. 27).
<<El ecumenismo es responsabilidad primordial de las Conferencias Episcopales y también de cada Arquidiócesis, Diócesis y Vicariato Apostólico>> (Idem, n. 29).
<<Para el diálogo interreligioso es interesante destacar: <<El Evangelio de San Mateo subraya que Jesús niño fue descubierto y adorado por sacerdotes de una religión pagana (Cf. Mt 2, 1-12). Jesús elogió la fe de una mujer cananea (Cf. Mt 15, 21-28) y de un centurión romano (Cf. Mt 8, 5-13). Y lo más asombroso es que según el Evangelio de Marcos, el centurión romano que comandaba la ejecución de Jesús fue el único que lo confesó como Hijo de Dios (Mc 15, 39)>> (Idem, n. 31). <<El mismo Jesús dio muestra de apertura y diálogo con otras religiones, como aparece en el encuentro con la samaritana: “Llega la hora cuando los que de veras adoran al Padre lo harán de un modo verdadero, conforme al Espíritu de Dios. Dios es Espíritu y los que lo adoran deben hacerlo de un modo verdadero, conforme al Espíritu de Dios” (Jn 4, 23-24). En otro caso, al reprender a Juan y Santiago, quienes pedían permiso para hacer bajar fuego del cielo para acabar con los que no aceptaban a Jesús>> (Cf. Lc 9, 51-56) (Idem, n. 32).
<<Esta actitud de Jesús fue seguida por sus primeros discípulos al predicar la conversión. En el encuentro con hombres y mujeres de otras confesiones invitaron abiertamente a creer en el Dios verdadero sin más poder que el testimonio personal. Así lo hicieron Felipe con el funcionario etíope (Cf. Hch 8, 26-40) y Pablo en el Areópago ante los atenienses (Cf. Hch 17, 19-34)>> (Idem, n. 33).
<<El Concilio Vaticano II dio un gran impulso al diálogo interreligioso con su Decreto Nostra Aetate, sobre el diálogo con las religiones no cristianas>> (Idem, n. 34).
<<La Conferencia de Santo Domingo, exhorta a “Profundizar un diálogo con las religiones no cristianas presentes en nuestro continente, particularmente las indígenas y afroamericanas, durante mucho tiempo ignoradas o marginadas” (SD 137; Cf. Ibid. 136, 138)>> (Idem, n. 36).
<<Frente a las divisiones de la Iglesia a lo largo de la historia -especialmente las ocasionadas por el Cisma de Oriente (1054) y, más tarde, por la Reforma Protestante (S. XVI), la Iglesia impulsa el ecumenismo, que el Concilio Vaticano II define como el conjunto de “las actividades e iniciativas que se emprenden y organizan para fomento de la unidad de los cristianos, según las diversas necesidades de la Iglesia y las diversas circunstancias temporales” (UR 4)>> (Idem, n. 38).
<<El ecumenismo supone la convivencia en la caridad recíproca de todos los que profesamos una misma fe, un solo bautismo y un solo Señor Jesucristo (Cf. Ef 4, 3 6), en la conciencia compartida de que caminamos juntos hacia la comunión plena>> (Idem, n. 39).
<<El ecumenismo implica una conciencia por parte de los católicos de las propias deficiencias, considerando “con ánimo sincero y diligente, lo que hay que renovar y corregir en la misma familia católica para que su vida dé más fiel y claro testimonio de la doctrina y de las normas dadas por Cristo a los Apóstoles” (UR 4)>> (Idem, n. 40).
<<Sin embargo, el auténtico ecumenismo no debe confundirse, tal como señala el Concilio Vaticano II, con un “falso irenismo”, es decir, con la renuncia a las propias verdades y convicciones en aras de un entendimiento que lleva a “ desvirtuar la pureza de la Doctrina Católica y oscurecer su genuino y verdadero sentido” (UR 11). Y S.S. Benedicto XVI señala: “La unidad que buscamos no es ni absorción ni fusión, sino respeto de la multiforme plenitud de la Iglesia, la cual, de acuerdo con la voluntad de su fundador, Jesucristo, debe ser siempre una, santa, católica y apostólica”>> (Idem, n. 41).
<<El diálogo interreligioso obedece a aquella voluntad del Padre de la recapitulación universal en Cristo (Cf. Ef 1, 10). Este diálogo ha sido fuertemente iluminado por los documentos del Magisterio, a partir del Concilio Vaticano II, que indica en qué consiste fundamentalmente la relación de la Iglesia con las otras religiones no cristianas, considerando, ante todo, su misión de fomentar la unidad y la caridad entre los hombres, y aún más, entre los pueblos, “aquello que es común a los hombres y conduce a la mutua solidaridad” (NA 1). El verdadero creyente no es aquél que se encierra en la propia tradición religiosa ignorando o renegando de las demás, sino aquél que descubre en todas las expresiones religiosas la presencia de Dios, las “semillas del Verbo” (AG 11), presentes en cada religión y cultura>> (Idem, n. 42).
<<La Iglesia no puede sustraerse a la actividad de la misión hacia los pueblos; el diálogo interreligioso no puede sustituir el anuncio, más bien está orientado hacia él. Pero el compromiso de la misión no nos impide entablar el diálogo>> (Idem, n. 43).
<<El elemento decisivo para el diálogo lo constituye el Amor, que encuentra eco en todas las religiones y culturas a través de la llamada “regla de oro”: “Hagan a los demás lo que quisieran que les hicieran a ustedes” (Lc. 6, 31). En muchos aspectos fundamentales, podemos descubrir puntos para compartir, que nos abren la posibilidad del diálogo con las otras religiones: La oración y la meditación; el sentido religioso del dolor; los valores morales fundamentales, en especial los valores de la vida y de la familia, tan importantes para los cristianos, la vocación natural al amor de cada ser humano, están también en la base de todas las religiones>> (Idem, n. 44).-