La satisfacción de nuestras necesidades hace que sea muy fácil que el otro desaparezca
Sobre el Evangelio de Lucas 12, 13-21.
Padre Alberto Reyes Pías, sacerdote desde Cuba:
Dice el libro del Génesis, que cuando Dios presentó a Adán todos los animales, Adán no se sintió parte de ellos. Todo lo contrario ocurrió cuando vio a la mujer.
De todas las diferencias entre los seres humanos y el mundo animal, una de las más interesantes es que el mundo animal se realiza siguiendo sus instintos, mientras que, por el contrario, el ser humano se realiza en la medida en que somete a sus instintos y se hace libre frente a ellos.
El Evangelio de hoy nos presenta a un hombre materialmente triunfante, que ante la abundancia de sus bienes se pregunta qué hacer con tanto. Lo llamativo es que, en la ecuación de su reflexión, no existe nadie más que él: ni familia, ni amigos, ni vecinos, ni pobres, ni necesitados, ni (por supuesto) Dios… existe él, sólo él.
Por instinto, tendemos a mirar sólo por nosotros mismos, y en cierto grado, es bueno, justo y necesario hacerlo: es importante atender a nuestras necesidades, perseguir nuestros sueños, tener logros, construir relaciones ventajosas. Es bueno porque, precisamente, al estar bien y progresar en la vida, podemos ayudar mejor a otros a que progresen.
El problema es que, por instinto, la satisfacción de nuestras necesidades hace que sea muy fácil que el otro desaparezca. Una vez que he comido, que me he resguardado de la lluvia, que me he secado y calentado, que tengo los medicamentos necesarios, que he construido un techo seguro, que tengo el transporte que necesito, que he triunfado económicamente… es relativamente fácil olvidarse que, a mi alrededor, hay gente que pasa mucha necesidad.
Y es aquí cuando el ser humano puede crecerse como ninguna otra criatura puede hacerlo, y aprender a mirar al otro, ser sensible ante su miseria, escuchar su necesidad, acercarse a su precariedad, ver al otro, en definitiva, como a un hermano. Es lo que llamamos empatía, solidaridad, misericordia, caridad… Pero esto no es instintivo, esto necesita ser enseñado, trabajado y cuidado.-
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