Entrevistas

Víctor Molina, el primer sacerdote que se ordena para la Diócesis de Petare

El Ingeniero en Telecomunicaciones, de 35 años, aspira a seguir propiciando las conexiones, pero esta vez con Dios. Este sábado 6 de agosto recibirá su ordenación sacerdotal por imposición de manos de Monseñor Juan Carlos Bravo Salazar, en el Templo Parroquial Preciosísima Sangre, a las 10:00am

Fabiana Ortega – RCL:

Fue el 16 de noviembre de 2021 cuando el Santo Padre erigió la nueva Diócesis de Petare, en Venezuela. En su momento, el Papa nombró como primer Obispo de la Diócesis a monseñor Juan Carlos Bravo Salazar, quien fungía como obispo de la Diócesis de Acarigua-Araure y tomó posesión el 10 de enero de 2022.

Un mes después, el 12 de febrero, el mismo Monseñor Bravo ordenaba a uno de sus primeros Diáconos: Víctor Molina, un ingeniero en telecomunicaciones, graduado en la Universidad Nacional Experimental Politécnica de la Fuerza Armada (UNEFA), que años atrás había decidido atender al llamado de Dios y convertirse en uno de sus discípulos.

Fue un 20 de septiembre de 2014 cuando entró al Seminario Santa Rosa de Lima para iniciar su misión pastoral. Hoy confiesa que jamás pensó que tendría tan grandes experiencias de fe en su formación, de forma personal o colectiva.

Al menos en la historia reciente fue testigo, y participó, en dos eventos históricos para el país: la Beatificación de Madre Carmen Rendiles (2018) y la Beatificación del Dr. José Gregorio Hernández (2021).

Este sábado 6 de agosto se convierte en el primer sacerdote que se ordena en la recién creada Diócesis de Petare. Recibirá la imposición de manos del mismísimo Monseñor Bravo Salazar, en el Templo Parroquial Preciosísima Sangre, a las 10:00am.

El mayor reto y satisfacción que siente, señala, es poder hacer que su vida cumpla la frase de un gran beato de la Iglesia: “nuestra unión con Jesucristo debe ser tan íntima, tan visible, tan perfecta, que los hombres deben decir al vernos … He ahí otro Jesucristo!”, señala, a sus 35 años de edad.

Confiesa que aguarda en su memoria el testimonio de quienes ahora gozan la dicha del cielo: Cardenal Jorge Urosa, Monseñor Rafael Conde, Monseñor Adán Ramírez y el padre José Godoy.

Justo después de hacer sus profesión de fe y el juramento de fidelidad, este viernes 5 de agosto, previo a su ceremonia de ordenación, comparte con RCL sus expectativas en su actividad pastoral y lo que hoy día para él representa el sacedorcio.

— Desde este fin de semana se convierte en el primer sacerdote que se ordena en la recién creada Diócesis de Petare. ¿Qué significa esto para usted? 

— Es una gran responsabilidad, ser el primero es convertirse en quien abre el camino para los que vienen detrás. Es hacer el papel de ‘Juan el Bautista’ en medio de la Diócesis, cosa que a veces por las propias debilidades resulta complejo. Queda confiar en quien me ha llamado y me ha dado generosamente el don del Sacerdocio.

También ser el primero, es ser aquel que propicie la comunión, la fraternidad y el camino que se plantea para la creación de la iglesia que Jesús quiere para Petare. Al final es un don, un regalo de Dios en medio de una realidad particular y hay que ser otro Cristo en medio del pueblo.

— En ese sentido, ¿Cuál cree es la Iglesia que quiere Jesús para Petare?

— Una Iglesia que lo muestre a él, que sea testigo suyo en medio de una gran población que vive en condiciones de pobreza; una Iglesia que conecte con cada realidad que existe hoy en toda la Diócesis.

— ¿Qué expectativas tiene en su misión pastoral?

— La intención es seguir dejándome sorprender por el Señor, claro entendiendo que hoy en día gran parte del ministerio pasa por la pastoral de la escucha, de tener los oídos y el corazón atento a las necesidades de los demás.

Incluso es una experiencia que he tenido en medio de la comunidad parroquial del Santuario Diocesano Dulce Nombre de Jesús. Y esto de escuchar, de estar, llena mucho, potencia el ministerio, nos deja un gran aprendizaje para la vida. Porque al final es lo mismo que Jesús ha hecho, se ha hecho hombre para estar en medio de un pueblo. Por ende, es el trabajo que me corresponde estar, lo demás lo hace el Señor.

— En este punto de su vida,  ¿Qué significa para usted ser sacerdote y qué mensaje incluso comparte con los demás?

— Ser sacerdote hoy en día es un gran reto porque muchas veces la idea concebida, e incluso con la que se nos puede formar, es la de exponer una doctrina y una serie de normas, dejando de lado la misericordia y el perdón, que ha sido la mayor experiencia mostrada por Jesús en todo el Evangelio.

Y el llamado es poder tener un corazón lleno de misericordia y bondad para que podamos ser testigos reales de Jesús; además, testigos que logren con ese amor y esa misericordia hacer que otros reconozcan en nuestras vidas la propia vida de Jesús.

— A quienes quizá sienten el llamado del Señor pero temen o no saben qué hacer ¿Qué les diría? ¿Cuán importante para usted fue y es el apoyo de su familia?

— Es una gran pregunta, podría exponer toda mi vida y cómo Jesucristo ha actuado en ella. Pero les digo hoy que no tengan miedo, que busquen en la oración la respuesta que Dios espera en cada uno de ellos, que fundamentalmente es ser santos.

Pero si hay una opción de vida específica, es actuar con naturalidad, buscar en cada acción de la vida lo que Jesús nos presenta, para llegar a encontrar en él la fuente de nuestra felicidad, cosa que no es un cliché sino que es real, que se convierte en vida en todo aquel que dice sí, al Señor.

Jesús no violenta nuestra libertad, sino que la respeta. Yo decidí en un momento querer ser profesional y así fue, conseguí el grado de Ingeniero, pero la semilla de la vocación se mantuvo. La opción es ser nosotros y reconocer al Señor en todo y en todos.

Mi familia, un soporte, un apoyo; sin ellos, todo el camino habría sido más difícil y duro. Pero tener ese bálsamo es lo mejor. Doy gracias a Dios por cada uno de ellos y la fe con que viven.

—¿Qué queda de la Ingeniería?

—Ser Ingeniero en Telecomunicaciones es poder conectar a todas las personas por medio de la tecnología para que se sientan cerca. Propiamente de la carrera hay poco, pero sí este hecho de ser signo de cercanía, de poder hacer conexión con todos, que se sientan parte del todo, hoy aplicando lo que ya he mencionado: el ser testigo de Jesús.

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