Beatríz Briceño Picón:
El 15 de septiembre próximo estaremos en Trujillo, junto al corazón de Mario Briceño-Iragorry, en el baptisterio de la Catedral, donde se le guarda, con gran amor, desde el mes de octubre de 1991. Las paradojas de la vida hicieron posible que ese corazón que dejó de latir en Caracas el 6 de junio de 1958, a la vuelta de su exilio en Madrid, fuera encontrado intacto, como todo su cuerpo, cuando se exhumaron sus restos, para trasladarlos al Panteón Nacional, en marzo de 1991.
Don Mario que, como dijo el Padre Barnola, fue el caballero de la pluma que murió de mal de patria, manifestó siempre el deseo de que su corazón se mantuviera alerta y vigilante en esa ciudad de Nuestra Señora de la Paz que le vio nacer el año 1897. Y así lo quiso la Providencia. No hay otra explicación. Y allí estaremos para agradecer y desagraviar. Agradecer por su vida, por su obra y por su esfuerzo sin límites al servicio de Venezuela. Y para desagraviar por lo poco que muchos hemos hecho para sembrar en cada venezolano su pasión de pueblo, su anhelo de una identidad aún no lograda, su amor por la familia como fragua de hombres y mujeres capaces de proyectar la alegría de la tierra y hacer llegar a muchos el mensaje sin destino.
El 10 de setiembre de 1952, hace justamente 70 años, Don Mario pronunció unas palabras cargadas de fe y esperanza en el Congreso Mariano realizado en Barquisimeto, con motivo de los trescientos años de la aparición de Nuestra Señora de Coromoto y en vísperas de su Coronación Canónica. Allí explayó su corazón trujillano, de hijo fiel de una Iglesia a la que amó con talante de converso, sobre todo desde el primer lustro de los años veinte del siglo pasado cuando vivió y terminó sus estudios de derecho en la Universidad de los Andes, de la que ahora es Rector Honorario. Allí encontró a su esposa, Josefina Picón, prima de su amigo Mariano Picón Salas quien se la presentó.
En ese discurso de Barquisimeto, Don Mario dejó el testimonio de su confianza en la Madre de Dios y como historiador, hizo el recorrido de su presencia en la fundación de las ciudades de nuestro país. Especial afecto mostró cuando habló de la Coromoto, como era de esperarse. Y para finalizar formuló una suerte de exhortación de la que recojo apenas unas líneas: “Ella iluminó con la aurora de su sonrisa de niña la fecha gloriosa en que fue creada su (nuestra) unidad política; ella habrá de mantenerla perpetuamente en el goce de la integridad de su Historia, en el goce de su libertad de pueblo y en el goce de su generosa riqueza. Una y entera en el disfrute de su tradición de país que habla español y reza a Jesucristo. Entera y altiva para defender la conciencia de sus hijos y para luchar contra los que hoy pretenden descabezar su Historia y desviar su destino de pueblo…
El 15 de septiembre, el corazón de Don Mario volverá a sentir el latido de los trujillanos que vibraron el año pasado con la beatificación de ese hijo de Isnotú, José Gregorio Hernández, del cual don Mario fue doblemente admirador. A los dos los vemos hoy, del brazo, animando a su pueblo a trabajar, sonreír, rezar, alentar y perdonar.
Las familias, las escuelas, los liceos, las universidades y los medios de comunicación, van a continuar liderando, con la luz de estos trujillanos, nuevos paradigmas. Trujillo ha sido reconocido como un centro de espiritualidad, y don Mario se crece en este jubileo para acompañar a todos aquellos que creen en la necesidad de hacer fuerte a la juventud venezolana, con su humanismo trascendente.
Hasta el 15 de septiembre de 2023 serán muchas las iniciativas en todo el país que surgirán para poner a vibrar las unidades educativas, los liceos, las cátedras, universidades, bibliotecas y municipios que llevan su nombre. El año jubilar de don Mario está obligado a llevar su estilo de solidaridad, justicia y caridad hasta el último ranchito y a todas las empresas que quieran apostar por los trabajadores y sus familias. Todos a una, en el nuevo Caballo de Ledesma y con la fuerza de su corazón, recorreremos Venezuela, como hicimos en 1997, con la Exposición itinerante, con ocasión del Centenario …
Beatriz Briceño Picón
Periodista UCV/CNP
Fundación Mario Briceño Iragorry