Lecturas recomendadas

El latín y el Pueblo Santo de Dios

He sido bendecido con pastores que entienden la belleza y que tienen en cuenta que Dios es el centro de nuestra adoración y no nosotros mismos

Anthony Esolen es profesor, traductor y escritor:
No asisto a la Misa en latín. Creo que la Misa Novus Ordo puede ser llenada con belleza, pero que el entorno, los hábitos que se han convertido en leyes prescriptivas, las personas auxiliares y sus acciones, y los problemas con el leccionario, especialmente en su interpretación en inglés, hacen que esa belleza sea difícil de alcanzar.

El problema no es que la Misa, como de hecho se celebra en casi todas partes del mundo inglés, no alcance a ser abrumadora como una sinfonía de Beethoven. No podemos vivir solo de la grandeza. Debemos tener pan ordinario. Pero también hay una belleza en el pan ordinario, la belleza de lo que es sencillo, saludable, sin pretensiones.

La vieja Misa baja tenía esa sencillez. Uno podría decir que no era grandiosa, pero esta no pretendía serlo. Lo que uno nunca podría decir es que fuera fea, boba o sentimental. Era confiable, como una roca.

Los cardenales Cupich y Gregory, el obispo Burbidge de Arlington, y otros, insisten en que nosotros los católicos no estaremos unidos, a menos que hagamos que todos renuncien a la belleza y al poder que encuentran en la Misa en latín porque está ahí para ser descubierto, incluso en una Misa baja, que el silencioso poder es tan sólido y confiado y firme.

Pero eso es como exigir que encontremos belleza donde no la hay, porque ha sido cercenada, o donde somos agredidos por la banalidad, la tontería, la fealdad o el recorte políticamente motivado de las Escrituras.

Es como decir: “Ustedes se desharán de la baranda de su altar, y al mismo tiempo serán tan profundamente tocados por la excelencia del Sacramento como lo eran antes, y por la unidad del pueblo de Dios, sometiéndose humildemente a ser alimentados por Cristo.”

Es como decir: “Deberán blanquear la mayoría de las pinturas de su iglesia, y al mismo tiempo se sentirán integrados en una familia y todas sus historias familiares, que se extienden a lo largo de miles de años”.

Es como decir: “Ustedes reemplazarán los canticos con estas canciones, de estos autores que no pueden escribir una pizca de poesía y que no han estudiado himnos cristianos desde San Ambrosio; canciones que son, en el mejor de los casos, sentimentales e inofensivas y, en el peor, estúpidas y heréticas; y ustedes cantarán, y sus almas serán exaltadas, les guste o no les guste.”

Es como decir: “Ustedes se contentarán con lecturas de las Escrituras, llenas de agujeros y traducidas por personas cuyos logros literarios alcanzan para adecuados memorandos de oficina; y ustedes serán conmovidos por su elocuencia, y no notarán lo que les falte”.

Es como decir: “Ustedes se conformarán con oraciones que ignoran grandes áreas de la vida espiritual. Se conformarán con oraciones pintadas de naranja, amarillo y blanco. Nunca desearán el rojo profundo del sufrimiento y el azul sombrío de la noche que cae. Querrán lo que es bonito y placentero nunca el temor de la pérdida eterna, nunca un reconocimiento franco de lo malvados que son, siempre una sonrisa y una palmadita en la espalda. Comprarán los buenos sentimientos que el mercachifle tiene en venta. Serán felices con eso, sí o sí.

¿Necesito continuar?

“Chicos, mejor será que se sientan inspirados por las chicas que están allí, para querer servir en el altar”.

«Hombres, mejor será que presten atención, y si no les gusta tomarse de las manos, no los extrañaremos».

“Todos y cada uno, solo porque el sacerdote está frente a ustedes todo el tiempo y les sonríe y les apremia y posa un poco, porque no puede evitar sentir que está en el escenario, deben gustar de la sonrisa, o deben obligarse a pensar más allá de ella, para poder concentrarse en Dios.”

Se ha venido a observar que la mayoría de las personas que asisten a una Misa Novus Ordo no creen que sea válida: no creen que la Misa tenga el poder de hacer presente a Cristo en el sacramento, cuerpo, sangre, alma y divinidad.

Si los cardenales y obispos que he mencionado piensan que eso es algo terrible, una señal de su fracaso, no lo he escuchado. ¿Creen ellos que la Eucaristía es la única realidad que nos puede unir? ¿O lo interpretan como una señal de que ya somos uno, en nuestros buenos sentimientos y un pequeño y vago conjunto de creencias morales? Eso es convertir nuestra supuesta unidad en un sacramento y reducir a Jesús a una mascota.

Yo no cuestiono la validez del Novus Ordo. Pero, ciertamente, si cuestiono la eficacia, incluso la fidelidad y la cordura de casi todo lo que se ha enredado con el Novus Ordo, lo cual los despreciadores de la Misa en latín no dan señales de querer arreglar.

Consideren todo ese paquete en total. No funcionaNo ha funcionado. No va a funcionar, porque va en contra de la naturaleza humana, porque no reconoce toda la gama de necesidades del hombre cuando se presenta ante Dios, y porque, de manera sutil pero generalizada, tiende a convertir a la religión en un pasatiempo placentero, y a Dios en un caballito de juguete.

Me estoy refiriendo a todo lo que hay, la experiencia típica de la Misa desde 1970, y estoy hablando en términos generales, que no se aplican a todas las parroquias ni, mucho menos, a todos los feligreses.

He sido bendecido con pastores que entienden la belleza y que tienen en cuenta que Dios es el centro de nuestra adoración y no nosotros mismos. Pero las innovaciones que se aplican en general deben evaluarse por su efecto general.

Quizá los obispos no estén pensando en la liturgia en lo absoluto, sino en la gente cuya devoción ellos envidian y cuyo conservadurismo moral detestan. ¿Es ese el caso?

¿Deberán ser esas personas más castigadas porque sus iglesias están llenas? Ustedes podrían decir: “Aprendamos de lo que hacen”. Ustedes podrían decir: “Nosotros también deberíamos tener verdadera música en nuestras parroquias”.

¿Por qué no están ustedes complacidos por la fe de ellos? Ellos creen que ustedes les guardan rencor. ¿Por qué demuestran ustedes que ellos tienen razón?.-

Tomado/traducido por Jorge Pardo Febres-Cordero, de:

Sobre el Autor

Anthony Esolen es profesor, traductor y escritor. Entre sus libros se encuentran Out of the Ashes: Rebuilding American Culture y Nostalgia: Going Home in a Homeless World, y más recientemente The Hundredfold: Songs for the Lord. Es profesor y escritor residente en Magdalen College of the Liberal Arts, en Warner, New Hampshire. Asegúrese de visitar su nuevo sitio web, Word and Song.

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